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lunes, 12 de marzo de 2012

¿Un ordenador por alumno en crisis? (Conversación con Ernest Maragall)

Cuando se habla de cómo enseñar en el aula hay quienes aseguran que las clases con un ordenador por alumno son la vanguarda y el futuro, que no hay vuelta atrás. Cierto que las nuevas tecnologías invaden nuestro progreso pero no por ello se justifica la digitalización total de nuestra enseñanza. Nuestro cerebro sigue idéntico al de nuestros antepasados del Paleolítico, al de los primeros sapiens de hace 200.000 años. Lo único que ha cambiado no es nuestra inteligencia, es nuestra tecnología. Un burro sigue siendo muy burro por más ordenadores que tenga a su alrededor. Por tanto, y primera premisa, inteligencia y tecnología son cosas muy distintas. La segunda la escuché de un neurobiólogo que sí utilizaba potentes ordenadores en sus investigaciones pero no creía oportuno que cada alumno viviera embaucado ante una pantalla personal en el aula. Gracias a la neurobilogía sabemos que la mano ocupa un volumen de neuronas enorme en nuestro cerebro, más que piernas y tronco juntos. Cuando un alumno anota lo escuchado, copia un esquema o pasa unos apuntes a limpio estimula un número tal de neuronas que sin darse cuenta razona, piensa y memoriza lo que está observando, algo que con un clic en el ordenador no se desarrolla. Este argumento tan simple y demoledor era respondido por los partidarios de un ordenador por cada alumno con una sentencia que repitieron una y otra vez. Durante una entrevista mantenida con el anterior consejero de educación de la Generalitat de Catalunya, el señor Ernest Maragall, la escuché otra vez. Fue el 23 de Noviembre de 2011 en el Parlament de Catalunya. Tras dos años de intentos sin respuesta al final Maragall atendió a un encuentro y esto fue lo que argumentó defendiendo un ordenador por alumno, el proyecto llamado 1x1.

- ... el 1x1 mejora el aprendizaje de los alumnos y los hace más libres de conocimiento. Ahora desde cualquier aula se puede acceder a la información y eso es un gran avance para los escolares, les socializa y elimina las desigualdades económicas como nunca lo había hecho ninguna herramienta pedagógica. El 1x1 ofrece igualdad de oportunidades a los alumnos de toda clase social, ¿que no se da cuenta del alto porcentaje de inmigrantes en nuestro país? Este sí es un problema importante de hoy en día, la gran desigualdad social entre nuestros alumnos...
- Perdone, pero no veo la relación entre el aula digital y la igualdad social con los inmigrantes.
- ¡Hombre Rabadà! Pues que el aula digital elimina las desigualdades. Ahora todos estos alumnos pueden acceder a la información a través de su ordenador y de Internet. Incluso se llevan el ordenador a su casa, se llevan EL MUNDO A SU CASA...
- Pero si la gran mayoría ya tienen ordenador en casa, o van a locutorios...
- ... ellos con su ordenador pueden buscar toda aquella información que les falta o necesitan ...
- Pienso ...
- Ahora más que nunca tienen acceso a toda la información por la red, ahora más que nunca pueden tener igualdad social.
- Pienso que es al revés. Si lo que queremos es la igualdad entre todos los alumnos, inmigrantes o no, lo que falta es hacer llegar los conocimientos del docente a todos ellos.
- Y eso es lo que hace un ordenador para cada alumno.
- No exactamente, este aísla a menudo a muchos alumnos cuando durante la clase se conectan al Facebook.
- Ya, es que el 1x1 requiere más esfuerzo por parte de los docentes. Es la escuela la que debe adaptarse a la sociedad y no al revés. Con más esfuerzo docente el digital funcionará.
- Ya hacemos el esfuerzo con cursos sobre el sistema y creando impedimentos para que los alumnos no se conecten a otros servicios durante la clase.
- Ya le he dicho que los profesores deben dedicar más esfuerzo.
- ¿Pero sabe usted que a pesar de todos los esfuerzos los alumnos consiguen programas piratas para saltarse las barreras y se conectan nuevamente al Facebook? - Por la cara que puso Maragall no lo sabía.
- Ya le he dicho que los docentes necesitan más preparación pero se resisten a las TIC.
- ¿No cree que todo esto ha complicado más que mejorado la enseñanza? Ahora muchos alumnos se aíslan de la lección y no prestan atención al docente. La igualdad de la que usted me hablaba queda extirpada ya que no les llegan los conocimientos del profesor de forma igualitaria. Sólo los estudiantes que escuchen y sigan al docente lograrán sus conocimientos, ¿dónde queda pues la igualdad social del 1x1?
- Usted se equivoca Rabadà. Alguien tenía que empezar esto asumiendo un mayor esfuerzo por parte de los maestros.
- ¿Pero no era mejor una sola pantalla digital y un ordenador por docente para explicar la lección que 30 ordenadores para 30 alumnos a controlar? No creo que la modernidad justifique un ordenador para cada alumno ya que los distrae más que los alecciona y hasta desiguala su atención más que los concentra en lo que puede enseñarles el docente.
- Hay que asumir riesgos, ya se lo he dicho, requiere más dedicación por parte del profesorado. Estos deben mantener un mayor control sobre el aula y así el 1x1 les dará el rendimiento esperado. Los educadores deben esforzarse más y ya verán los resultados.
- Pero con el sistema anterior, una pizarra para todos, no había tanta dedicación y ya funcionaba.
- Usted se opone a la modernidad, ahora las nuevas tecnologías ofrecen mucha información a todo el mundo.
- Pero no de calidad segura como la que un buen docente sabe impartir.
- ¿Usted qué quiere? ¿Qué enseñemos igual como hace cincuenta años?
- Eso no es malo pues nos reproducimos como hace un millón y hemos llegado a los 7.000 millones de individuos, ¿hay que proponer que para ser modernos lo hagamos por la oreja?
- ... Se equivoca Rabadà. Las nuevas tecnologías son imparables y usted se niega a aceptarlo.
- Yo no me niego a la nueva tecnología, sólo le digo que una pizarra digital por aula funciona mejor que 30 ordenadores bajo 30 adolescentes descontrolados.

En fin, que según los defensores del 1x1 las nuevas tecnologías son imparables, aunque también se dijo lo mismo de un movimiento social durante 1940, el nazismo. Por suerte alguien lo detuvo. Afirmar que algo es imparable sin más no demuestra ni su mejora ni su imparabilidad, sólo las ganas de imponer una obstinación.
La tercera premisa que atendí dudando del aula digital vino de un economista. El aula digital comportó un fuerte dispendio público que resultó ser paradójico con la deuda estatal vigente. Pero lo más contradictorio fue que mientras se pagaba por la instalación de cables, antenas y más ordenadores por todas las aulas peninsulares se recortaba en el número de docentes y en su nómina mientras se aumentaba el número de alumnos por aula y el de horas lectivas por profesor. Es decir, más horas de trabajo, más alumnos y más aula digital pero menos salario, ¿cómo se comprende esto? ¿Alguien se volvió loco?
Pero la cuarta premisa provino del extranjero, y es que no existía ningún país que hubiera aplicado tal tecnología en las aulas de sus institutos, a lo sumo había un par de experiencias locales que al final demostraron ser fallidas. Una lo fue en un centro de Suecia por los años noventa y la otra en el High School of Liverpool de Nueva York en 2007. Ambas fueron abandonadas por falta de resultados positivos y por la abrumadora fuerza de los negativos, los alumnos se distraían demasiado con su propio ordenador. Las TIC, o nuevas tecnologías, deben ser una herramienta auxilar, pero no lo fundamental en la educación. En fin, que un ordenador por alumno resultó ser una quimera cara y difícil de comprender ante dos hechos: la crisis económica del momento y la gigantesca deuda estatal contraída.

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