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martes, 30 de agosto de 2016

Fracaso escolar 24. Rebajas Corte Inglés

Otra de las medidas que hunde la cultura del esfuerzo es la rebaja de los niveles de exigencia. Se rumorea por pasillos y claustros que la reforma educativa redujo los niveles de la EGB para incentivar aparentemente el éxito académico en la ESO. Los defensores de la reforma, y de la inconsciente pedagogía teórica, afirmaron que no habían reducido la exigencia, que sólo habían redistribuido los contenidos. Pues si antes en octavo de EGB se enseñaba la ecuación de segundo grado, en la ESO se hacía dos años más tarde, ¿era eso una redistribución o un retraso? Si un tren llevara un retraso de dos años dudo mucho que ningún usuario se le ocurriera decir que se habían redistribuido los horarios. Por tanto, si alguien podía resolver ecuaciones de segundo grado a los 14 años en el sistema anterior, ¿por qué razón debía hacerlo a los 16 en la ESO? ¿No era eso estafarle al no explotar sus posibilidades? ¿Se le estaba formando o deformando? Un escolar desarrolla sus capacidades en función de lo que se le exige, no en lo que se le engaña. Así pues con una ESO fácil debería haber aumentado el número de aprobados, por desgracia ocurrió todo lo contrario, cuanto más se bajó el nivel de exigencia, más descendió el nivel de aprobados por acomodamiento y falta de esfuerzo. En fin, que la LOGSE y sus descendientes tras aumentar la escolarización obligatoria hasta los 16 bajó los niveles pero sin aumentar el número de aprobados, algo que puso en evidencia que el problema no era el acceso a la educación, sino su aprovechamiento. Ante la realidad anterior el propio PSOE confesó en el 2004 que el nivel había caído estrepitosamente. Quizás pasó que a más fácil menos esfuerzo, a mayor comodidad menor aprovechamiento. Resulta imposible que un estudiante tenga éxito en sus aprendizajes si éste no se siente obligado a ello. Uno puede llevar un caballo al río pero no por ello el animal beberá. En conjunto parece como si el propio gobierno adoptara la posición del presidente de la Royal Society. En el Londres de 1807 los ilustrados querían una educación básica, y a cargo del Estado, para todas las masas obreras. En aquel momento el presidente de la Royal Society escribió lo siguiente. El proyecto de dar una educación básica a las clases trabajadoras [...] les hará insolentes ante sus superiores; en pocos años el resultado será que el Gobierno tendrá que utilizar la fuerza contra ellos. Por suerte la aparición del Estado moderno y la necesidad de trabajadores formados para el país mejoró las cosas. El primer Estado en darse cuenta de ello fue Prusia al implantar una enseñanza obligatoria. Con ello logró un país de buenos profesionales, progreso empresarial y un ejército que derrotó a Francia y unificó Alemania. En fin, que una enseñanza de calidad es la mejor inversión para un Estado.

martes, 23 de agosto de 2016

Fracaso escolar 23. EVALUACIÓN CONTINUA, UF!!!

La evaluación continua, que no continuada, también denota un mal centro educativo ya que se examina a los chavales por temas, y no por conjuntos trimestrales. Por otro lado, con un nombre tan llamativo, evaluación continua, se llega a convencer al más incauto de su credibilidad. Bautizar con apelativos técnicos algo sin fundamento siempre regala solidez a lo que carece de ella. La evaluación continua parece mostrar un concepto revolucionario y de progreso mientras es sólo una moda más de la antigua pedagogía teórica. Al examinarles por pequeñas partes sin exigir que en el siguiente control los conceptos anteriores se sepan, se provoca que los chavales dejen de poseer ideas globales de una materia, y lo más nefasto, se acostumbran a estudiar solo ínfimas porciones del temario para aprobar y luego olvidar. En conocimientos como las matemáticas se han dado situaciones de lo más kafkianas. Si durante el mes de octubre se enseñaban los números negativos, en enero se debía repetir esa lección para explicar las fracciones con negativos. Otro tanto ocurría en lenguas y otras asignaturas. La evaluación nombrada como continua resultó crear muchas discontinuidades en el aprendizaje.

viernes, 19 de agosto de 2016

22: PRIMARIA FELIZ vs SECUNDARIA MALVADA

Una primaria sin ajo, o sin apenas repeticiones, fue un hecho denunciado por el estudio de la Fundación Jaume Bofill a finales de 2007. El informe demostraba que la cultura de la promoción automática estaba firmemente agazapada en primaria. A pesar que el alumno no progresara adecuadamente, se le daba un visto bueno y pasaba al siguiente nivel sin haber afianzado el anterior. Lo básico que se debió aprender en primaria, el cálculo, la comprensión de texto y el saber redactar, no se alcanzaba y así ese naufragio se traslada a secundaria, ahora sí, repitiendo curso en muchos casos. En cuarto de ESO un 13,7 por ciento de los alumnos repite curso, mientras que en el norte de Europa este porcentaje sólo llega a menos de la mitad, un 5 por ciento. Según los datos del MEC, el 33 por ciento de los escolares españoles de 16 años repitió curso durante el 2008, algo que no estaba nada mal para una reforma que se diseñó para evitar la repetición. En junio de 2012 la Generalitat de Catalunya presentó un informe con el título Ofensiva de País a Favor de l’Èxit Escolar en donde se ponía de manifiesto algo muy parecido a lo anterior. Según datos del Departament d’Ensenyament un uno por ciento de los alumnos en Primaria repetían curso. Lo sorprendente era que al pasar éstos a Secundaria más del 30 por ciento no alcanzaron la ESO. De 1 a 30 era señal inequívoca que lo que en Primaria no se corregía se pasaba a Secundaria, es decir, lo que no se repetía en Primaria sí lo debían hacer en Secundaria. Por tanto, todos los informes anteriores ponen de relieve que las repeticiones en primaria son muy escasas aunque demasiado frecuentes en secundaria, algo indicativo que el fracaso escolar infantil se ha ocultado derivándose a secundaria. En Francia, en donde también se aplicó la fósil pedagogía teórica, se están dando cada vez más casos de docentes que denuncian que esta moda pedagógica está masacrando el sistema escolar, que la promoción automática en primaria está lacerando la exigencia de las normas, el respeto al esfuerzo y la obligación de estudiar en los alumnos.

martes, 9 de agosto de 2016

FRACASO ESCOLAR 21. Exigencia y esfuerzo

Analizado todo lo anterior hay que darse cuenta que un buen maestro se alejará de las pedagogías teóricas y sabrá infundir responsabilidad y exigencia entre sus estudiantes, en cambio uno de mediocre o adoctrinado justificará exigir a cada escolar según sus "posibilidades" dándole el máximo de libertad en lo que desee, algo que predican las pedagogías teóricas. En tal caso cada zagal permanecerá siempre dentro de sus limitaciones y jamás se superará. Téngase en cuenta que la mayoría de púberes no suspenden por falta de libertad, suspenden al estudiar menos. Inger Enkvist, profesora de la Universidad de Lund en Suecia decía que sólo ha encontrado una correlación con el estudio y el éxito escolar, y es que quien estudia tiene éxito en los estudios, así de simple. Sabemos que hay casos en donde sin un buen diagnóstico y tratamiento, el escolar es incapaz de desarrollar sus capacidades cognitivas. Pero ahora estamos hablando de alumnos normales que no se les ha educado bajo el esfuerzo y la dedicación. A menudo muchos padres admiten que sus hijos apenas dedican menos de una hora al día al estudio en la ESO, ¿cómo puede existir éxito escolar con tal falta de esmero? Resultó obvio que estudiar significaba desconfiar de la inteligencia del compañero de al lado. Corría por Internet un dicho que definía con sorna aquella situación, mátate estudiando y verás un cadáver culto. Resulta obvio que la atención, el esfuerzo y la responsabilidad se consideran un gran pozo de miserias. Hoy en día nuestra sociedad ve casi mejor al estudiante pícaro y rebelde que al responsable y trabajador. Por tanto habría que felicitar al profesor que aconseje más de dos horas diarias entre deberes y estudio. Esa dedicación debería ser normal para cultivar todo el potencial de cualquier estudiante, en caso contrario se estaría desaprovechando su potencial heredado. A sabiendas de lo anterior, un docente de naturales en Barcelona aplicaba lo siguiente: si en casa estudian poco, que lo hagan en clase. Para ello preguntaba a diario lo anterior dejando unos cinco minutos de estudio a inicio de cada sesión. Con ello el fracaso escolar en su materia se redujo abismalmente. En cierta forma aplicaba la pedagogía de la exigencia de Jérémie Fontanieu quien también ponía sus alumnos a estudiar. Con ello se logra que los escolares se acostumbren a estudiar como norma y que sientan placer al ver sus resultados positivos. Pero volviendo al asunto del esfuerzo cabe señalar lo siguiente. Los rasgos que delatan un centro en donde se valora poco el afán son múltiples: una primaria sin apenas repeticiones de curso abusando de la llamada promoción automática; una evaluación por temas y no por conjuntos trimestrales; la facilidad de pasar de curso con muchas materias suspendidas; una rebaja de los niveles de exigencia en los exámenes; la eliminación de notas en primaria; la erradicación de la memorización como herramienta fundamental del aprendizaje; la ausencia de horas de lectura; el aumento de materias optativas reduciendo horas de lengua y matemáticas; la aparición de un trimestre sin matemáticas o lengua; la presencia de docentes más animadores de clase que expertos en su disciplina; y otras tantas grandes proezas que algunos expertos todavía preconizan. Veámoslos con detalle y analicemos los efectos negativos que inducen en nuestras futuras generaciones.