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martes, 26 de enero de 2016

LA ESTAFA DE LA PEDAGOGÍA

En mayo de 2014 la prensa se hizo eco de unos estudios que explicaban las causas reales del fracaso escolar. Desgraciadamente muchos docentes, algún sindicato y asociaciones de padres llevaban décadas denunciando esas mismas razones sin éxito patente. Pero la política de este país, alejada de realidades demostradas, de formación más humanística que científica, y pendiente de qué dirá la oposición, hizo caso omiso a todos aquellos datos. Por desgracia el Gobierno hacía más caso a teóricos alejados del aula que a los que trabajaban en ella. El primer estudio aplaudido por los medios aquel mayo fue el presentado por la Fundación Jaume Bofill. En este se había observado que cerca del veinticinco por ciento de los padres no ayudaba ni repasaba las tareas escolares de sus hijos, un dato que encajaba con el veinticinco por ciento de fracaso escolar en secundaria. En fin, que un escolar sin rutinas y hábitos de estudio enseñados en casa solía fracasar. El segundo estudio fue un artículo publicado en la revista PNAS por los sociólogos Yu Xie y Amy Hsin. Ellos, y tras años de investigación, habían llegado a la conclusión que el esfuerzo era más importante que el talento, que si la familia no educaba en este sentido, y con gran independencia de los potenciales innatos de los chavales, éstos no podían alcanzar resultados adecuados. Idéntica conclusión se ha publicado en el último Nature de mayo de 2016. En la misma línea el sindicato ASPEPC-SPS ha publicado artículos, hasta organizado las Primeras Jornadas de Secundaria en 2012, llegando a idénticas conclusiones. En fin, que se llevaban muchos años sabiendo cómo resolver el problema pero la incertidumbre política y la de sus asesores habían frustrado todo intento de solución desde los centros educativos. Miles de excusas dieron algunos asesores pero hay algo muy simple, la verdad quiere pocas palabras, el fracaso nunca tiene suficiente. Visto todo lo anterior, la mejora en la enseñanza era simplemente posible pero no vendrá de la política, y ni mucho menos de sus asesores, sino del compromiso entre padres y docentes bajo una Enseñanza Múltiple Contrastada, es decir de toda la recopilación de estrategias que simplemente funcionan y mejoran el aprendizaje de nuestros estudiantes. Para ello hay que alejarse de aquellas pedagogías teóricas que no poseen datos reales contrastados y que empeoran nuestro sistema educativo. Ya se sabe que es mejor prevenir que curar, y para prevenir alumnos díscolos, pasotas y fracasados sólo hay que evitarles una mala educación de raíz. Durante la más temprana infancia, y tanto en la familia como en el colegio, deben existir una serie de acciones que eviten el fracaso escolar, acciones de probado éxito y que ahora resumiremos. En diciembre de 2012 la OCDE volvió a ratificar que España ostentaba el récord de fracaso escolar en la Unión Europea, algo que ocurrió en plena polémica con la nueva ley de educación, la LOMCE del ministro Wert. Poco antes del informe de la OCDE se habían convocado en el Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya en Barcelona unas jornadas educativas que los medios de comunicación no atendieron. El viernes 30 de noviembre de ese año se celebraron las I Jornades de Secundària para debatir concretamente las causas y las soluciones del fracaso escolar nacional. Cuatro expertos de renombre como Inger Enkvist de la Universidad de Lund en Suecia y miembro del Consejo Sueco de Educación, Ricardo Moreno catedrático de Matemáticas y autor del libro El Panfleto Antipedagógico, Oriol Pi De Cabanyes antiguo docente y periodista de La Vanguardia y Gregori Luri pedagogo, catedrático de Filosofía y autor de La Escuela contra el Mundo, expusieron sus datos y resultados al respecto. Se añadieron a ellos más de cien docentes con experiencia probada que manifestaron sus acuerdos con los conferenciantes. El resumen de las jornadas fue enviado a los medios de comunicación, al Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y al resto de partidos políticos. ¿Que por qué actualmente nuestros estudiantes suspenden más? Pues simplemente porque estudian menos. ¿Cómo resolver entonces el fracaso escolar vigente? Primero hay que evitar los pedagogos y teóricos adoctrinados que alejados de las aulas redactaron una LOGSE, una LOCE, una LOE y ahora una LOMCE que hacen imposible el correcto desarrollo de la actividad docente en las aulas. En este sentido los cuatro expertos de aquellas jornadas respondieron lo mismo por separado. Todos ellos afirmaron con rotundidad que si hoy mismo se cerraran todas las facultades de pedagogía, el sistema educativo nacional no sufriría declive alguno, es más, mejoraría. Segundo, es muy importante que desde niños, tanto en casa como en la escuela, reine un cariño personal con orden, silencio y concentración para facilitar la memorización y la comprensión de conceptos. Tercero, la existencia también desde muy pequeños de rutinas en clase y en casa en el trabajo, el estudio y el descanso. Cuarta, los alumnos necesitan ya en primaria maestros con excelentes conocimientos en su especialidad y con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales. Y quinta y última, mucho esfuerzo aprendido, enseñado y adquirido ya desde infantil y primaria para alcanzar un alto nivel de comprensión lectora. Con estos preceptos básicos el sistema educativo formará personas cívicas, expertos profesionales y mentes críticas. En caso contrario estaremos derrochando mucho dinero en nuestros centros educativos para repetir los errores pedagógicos de los últimos cien años. Estos insisten que hay que invertir más dinero en su educación pero desgraciadamente estas divisas llegan mayoritariamente a la burocracia formada por los teóricos de la educación que a las aulas. Cabe añadir que entre el 2000 y el 2010 el gasto en educación española aumentó casi un 30 % mientras, y según todos los informes PISA, descendían los resultados académicos de nuestros estudiantes. Aún así, y con los recortes aplicados en educación, España no está apostando por el conocimiento. Es más, se invierte más en turismo que en educación. El Gobierno Balear de Bauzà, por ejemplo, invertía tres veces menos que la media europea en educación dando prioridad al turismo, una monoeconomía que podría morir a corto plazo por falta de diversificación en otros sectores. Países como Dinamarca o Estados Unidos invierte un 8,7 % de su PIB en educación con índices de desempleo muy bajos y con una gran competitividad empresarial (en España se invierte cerca de la mitad, sobre el 4 %). Y otro dato, el 44 % de los doctores formados en Estados Unidos halla trabajo en el sector productivo mientras que en España la cosa no llega al 12 %. La inversión en educación, en investigación y en I+D se halla ligada a todo lo anterior. Cuando Finlandia pasó a invertir tres veces más en investigación que en España, el número de sus patentes subió exponencialmente, es decir Unamuno se equivocó con su: que inventen ellos. Es obvio que tanto docentes como progenitores educamos bajo muchos errores. La lista de perfiles defectuosos en un lado y en el otro es muy larga. Profesores blandos, ignorantes y pasotas vienen seguidos de padres protectores, justificadores y ausentes, todo un corolario de gazapos que nos dicen que simplemente no somos ni mejores ni peores, todos somos educadores. No obstante el porcentaje de malos educadores es muy bajo. La mayoría tiene claro lo que la familia puede exigir a su centro para que éste alcance la excelencia, pero también lo que ésta debe o no debe hacer para educar en casa y fomentar esa excelsitud entre sus hijos. Es obvio que sin padres los maestros no tendrían trabajo, hacen falta hijos para llenar escuelas, pero sin buenos docentes no se enseñarían los conocimientos correctos que necesita nuestra sociedad, y aún menos se habrían recogido todas bajo una EMC, una Enseñanza Múltiple Contrastada. Lo más paradójico de todo ello es que quienes deberían arbitrar entre familias y docentes para mejorar nuestro sistema educativo, los gobernantes, todavía siguen lejos de la realidad debatiendo leyes sin consenso que en más de cuarenta años de democracia, no sólo no han mejorado la enseñanza nacional, sino que la han empeorado. Muchos políticos han utilizado los informes PISA con intenciones partidistas para criticar el sistema escolar sin analizar globalmente todo el sistema educativo. Es decir, no han procurado hallar y aplicar medidas correctoras reales como sí hizo Finlandia. Esta nación alcanzó así su envidiada excelencia y su equidad educativa. Si en España por los años 80 se logró un consenso entre todos los partidos sobre la realidad en sanidad, ahora debería ocurrir lo mismo con la enseñanza. Pero por desgracia la hipocresía política entre gobierno y oposición ha empeorado el sistema educativo nacional por falta de un consenso entre partidos, por la ausencia de una visión estratégica conjunta y por culpa de una miopía sólo centrada en la escuela como sistema escolar. Los gobernantes en sus leyes han olvidado todos los demás factores del sistema educativo como son las familias, las empresas y los medios de comunicación. En resumen, que España es un gigantesco, inmenso e infinito dinosaurio que nadie sabe como alentar por una simple razón, yace muerto. Un profeta dijo que la verdad nos hará libres, pero para alcanzarla hay que saber contrastar informaciones, evitar los engaños de quienes puedan manipularnos y finalmente tomar las decisiones correctas. Sólo si se ostenta una enseñanza de calidad se garantiza la libertad de criterio y de elección correctas en nuestra democracia, en caso contrario ésta expirará bajo la mediocridad de los estúpidos, los intereses de los pícaros y la manipulación de los perversos. Y mucho hay de ello en nuestros políticos y en sus asesores en educación. Los grandes expertos en pedagogía teórica andan proponiendo teorías globales desde hace más de cien años bajo conceptos abstractos como la libertad, la creatividad y la imaginación del niño. Todo ello con la fatua ilusión de hallar una técnica mental universal para el aprendizaje fácil. Por desgracia todas estas esperanzas no han logrado jamás reducir globalmente el fracaso escolar en todos nuestros centros educativos, más bien lo contrario, lo han alentado. El idealismo alemán, la pedagogía progresista, la pedagogía de Clarapède, el constructivismo de Piaget, la pedagogía Summerhill, la pedagogía de Tonucci, la escuela inclusiva, la pedagogía crítica, las inteligencias múltiples y la escuela por proyectos llevan más de cien años predicando la imaginación y la creatividad individuales como teoría central de un aprendizaje espontáneo en la especie humana. Y aunque alguna de ellas haya podido funcionar localmente en algunos centros, lo hizo cuando el resto del sistema educativo estaba por la labor, es decir cuando administración, familia y centro educativo ostentaban un gran nivel de compromiso práctico y real. El gran problema es que todas estas pedagogías teóricas jamás lograron tener éxito global a escala estatal. Cuando estas hipótesis educativas han sido aplicadas bajo leyes nacionales no han reducido el fracaso escolar sino que lo han aumentado. Lo anterior nos debe retar a preguntar algo muy simple, ¿por qué? Pues estas son las respuestas. Primero, las pedagogías teóricas buscan cambiar la educación bajo un solo precepto básico simplificador que haga del aprendizaje algo fácil para cualquier humano, pero la enseñanza no responde a un único factor general y primordial sino a un entramado de causas y efectos de alta complejidad que sólo grandes docentes llegan a vislumbrar. Debería realizarse una gran tesis doctoral sobre enseñanza para poder opinar con rigor y criterio al respecto. El sistema educativo es tan complejo que no existe un principio organizador sencillo en donde hallar una teoría pedagógica real. Perseguir eso es no darse cuenta de la diversidad del sistema y de nuestra mente. Sólo cuando todas las partes se hallan implicadas y coordinadas en prácticas de eficacia comprobada se reduce el fracaso escolar. De ello la propuesta de este artículo con la Enseñanza Múltiple Contrastada. Pese a la complejidad extrema del sistema educativo muchos se sienten capaces de opinar con toda impunidad, mucha temeridad y escasa capacidad. Desde políticos ingenuos hasta pedantes sin perspectiva, pasando por pedagogos que no imparten clases y otros supuestos expertos, todos se atreven a opinar sobre enseñanza sintiéndose plenamente autorizados en ello. Tal atrevimiento resulta totalmente falaz, equívoco y perverso, sobretodo cuando muchos de ellos no se atreven a opinar sobre la reparación de su ordenador por parte de un informático, o sobre el diagnóstico de su coche dado por su mecánico. El educativo es un sistema todavía más complejo, caótico y multifactorial que un ordenador personal, o que un motor de explosión. La razón es simple, sabemos como funciona un xip y un coche pero desconocemos todavía como funciona nuestra mente. No obstante, y hoy en día, se opina, critica y exige tanto al sistema educativo que parece un Barça – Real Madrid, todo el mundo sabe de fútbol pero nadie juega en el campo. Segundo, todas la pedagogías antes mencionadas se definen como innovadoras contraponiéndose a otras didácticas actuales. En ello confunden innovador como mejor, y malo como presente. Es decir, les resulta más fácil atacar y desprestigiar la didáctica profesional que sustituirla por prácticas más eficientes por un hecho muy simple, no las conocen. Aún así las pedagogías teóricas siguen llamándose a si mismas innovadoras aunque hundan sus raíces pretéritas en el idealismo alemán del siglo XVIII, en su posterior pedagogía progresista del XIX o en su heredero constructivismo de inicios del XX. Es decir, como mínimo tienen más de cien años y por tanto poco de innovador pueden acreditar. Sólo los ignorantes en historia se obstinan en llamar innovadoras a las pedagogías teóricas. Además no se trata de innovar el sistema educativo, se trata de mejorarlo. Queme usted su hogar y lo habrá innovado pero en el caso que crea que lo ha mejorado, no provoque un incendio en casa de los demás, y éste ha sido el error de las pedagogías teóricas, les ha parecido muy divertido organizar unas fallas valencianas. Tercero, todas las pedagogías anteriores se preocupan más de la felicidad del infante que de las necesidades de la sociedad en su conjunto. La felicidad resulta un concepto abstracto y relativo que cambia radicalmente si lees al socrático Platón, al constructivista Piaget o al nacionalsocialismo de Mi Lucha. Por tanto, y si no hay acuerdo universal en el concepto de felicidad, resulta vana toda pedagogía que se fundamente en un término tan subjetivo, inconcreto e intangible. En cambio sí se está mayoritariamente de acuerdo que la enseñanza debe preparar a los individuos para su óptima inserción útil, cívica y profesional en la sociedad adulta. Sorprendentemente la pedagogía teórica prima más la felicidad, la creatividad y la facilidad que el aprendizaje y la memorización de realidades útiles. Cuarto, y lo más obvio, mientras no sepamos como capta, compila y transcribe nuestro encéfalo la información, poco podremos teorizar de cual es la mejor pedagogía para el aprendizaje. Sin saber hoy en día como nuestra mente memoriza y ordena los conocimientos resulta dar palos de ciego cualquier hipótesis que asegure saber como hacerlo de manera fácil. Nuestra mente adquiere y cataloga las enseñanza de muchísimas maneras desconocidas por lo que no puede existir una pedagogía central y única del aprendizaje cómodo. De hecho lo poco que científicamente sabemos de nuestro encéfalo no encaja con ninguna de las pedagogías teóricas anteriores. Por ejemplo: no existen inteligencias múltiples confinadas en zonas cerebrales distintas; no hay conocimientos previos en el individuo sin la instrucción de un educador docto; y por último la mente humana tiene adaptaciones claras al premio y al castigo para hacerse adulto con esfuerzo, todo ello muy lejos de la pedagogía por la libertad juvenil para hacer del aprendizaje algo espontáneo, feliz y creativo. Quinto error, sin conocer todavía como funciona la compilación y encriptación de datos en nuestro encéfalo, la pedagogía teórica ha elaborado muchas teorías para luego diseñar estratagemas en el aula, es decir, ha construido la casa por el tejado. Pero en cualquier ciencia básica primero son los datos experimentales y luego la elaboración de una teoría. Primero debemos recopilar todas aquellas técnicas que mejoran el aprendizaje en el aula y después construir, si es que existe, una didáctica global. Por ahora, y sin saber como funciona la compilación y encriptación de datos en nuestro encéfalo, no podemos todavía desarrollar una teoría educativa correcta. Por tanto, y lo único que podemos hacer es registrar y ordenar todas aquellas estratagemas didácticas que han demostrado su efectividad contrastada en la enseñanza. Este es el objetivo de la EMC, la Enseñaza Múltiple Contrastada. Toda técnica que haga aprender ha sido fruto de muchas pruebas y errores que se han adaptado a nuestro cerebro dándonos pistas de cómo realmente éste funciona. Hacerlo al revés, proponer una teoría y luego su didáctica, como la pedagogía teórica hace, es saltarse la lógica contraviniendo los datos neurobiológicos actuales. Al final la pedagogía teórica llega a un total absurdo ya que nos impone como debe aprender nuestro cerebro pero no nos explica como realmente lo hace. Sexto, la pedagogía teórica no resulta ciencia alguna ya que carece de paradigma único consensuado. Las ciencias como la Biología, la Geología, la Física o la Química tienen su teoría global que permite explicar como funciona la realidad y hacer ciertos pronósticos. La pedagogía, en cambio, con sus muchas teorías durante la historia, no ostenta paradigma central alguno ni nos explica como funciona la mente humana, y ni mucho menos puede prever qué aprenderá un chaval. Sólo hay que ver todas las teorías pedagógicas que corren por el mundo para darse cuenta de este hecho. Desde la pedagogía progresista y la pedagogía de Clarapède pasando por el constructivismo de Piaget y la pedagogía Summerhill, hasta llegar a la pedagogía de Tonucci y a la de las inteligencias múltiples se ha cruzado todo un muestrario sin paradigma central alguno. Ya hemos detallado por tanto, que la pedagogía teórica no es una ciencia contrastable sino muchas hipótesis sin fundamentos reales, algo menos que un autoengaño bajo una creencia demagógica. En fin que la pedagogía teórica, sin saber como trabaja nuestra mente, propone hipótesis a ciegas sin hechos neurobiológicos que las respalden. Es así de simple y nada más, la pedagogía es más una creencia religiosa que una realidad útil. Se insiste, la pedagogía teórica no tiene fundamentos científicos ya que ha creado quimeras educativas desde la nada más absoluta. El científico honesto sabe lo que el presente le brinda pero desconoce lo que el futuro le deparará. El pedagogo teórico ignora lo que la neurobiología le brinda pero afirma lo que el futuro nos deparará. Por desgracia el futuro es incierto y creerse, sin hechos contrastables, con la verdad educativa resulta pura prepotencia. Todo ello explica que llevemos más de cien años con experimentos pedagógicos que no mejoran el rendimiento escolar, todo lo contrario, lo entorpecen una y otra vez. Primero debemos saber como funciona la mente y después proponer hipótesis que bajo observaciones y experimentos reales contrasten y refrenden una teoría educativa. De otra manera estaremos empezando la casa por el tejado sin fundamento sólido alguno. Por ahora, y sin saber como funciona el cerebro humano, debemos fiarnos de las prácticas que países, centros o docentes aplican con éxito contrastado para crear un marco legal consensuado que proteja tales praxis. Con ello crearemos una Enseñanza Múltiple Contrastada fundamentada en hechos, y no en hipótesis imaginarias, que deberemos ampliar a medida que lleguen más praxis eficaces. Esta nueva perspectiva sí será realmente algo innovador en nuestra educación. Y este es el objetivo de este artículo, innovar para mejorar todo el sistema educativo reduciendo el fracaso escolar vigente. Toda escuela debe resistirse a la aplicación de las pedagogías teóricas que llevan entorpeciendo la didáctica docente. En caso de seguirlas a nivel estatal abonaremos nuevamente la pura creatividad de los ilusos repitiendo una y otra vez los errores de estos últimos cien años.

martes, 19 de enero de 2016

PEDOFÍLIA BUROCRÀTICA

Els nous docents interins han d’acreditar no tenir delictes per a poder optar a una feina. L’administració assegura que amb aquesta mesura es pretén un menor risc d’abusos sexuals cap als nostres fills. I així, i amb tal finalitat, s’ha creat una web on poder tramitar aquesta paperassa. Per desgràcia la pàgina està col·lapsada i resulta inútil intentar-ho. En conseqüència ja fa dies que les cues per a aconseguir aquest cromo són quilomètriques. Resulta obvi que aquesta idea ha sortit d’un despatx ben allunyat de la realitat escolar i social. L’assessor que l'ha proposat, i el polític que se l’ha cregut, han estat uns ignorants del primer que cal saber abans de decidir, veure les dades publicades. El fet és que el noranta per cent dels abusos sexuals es cometen entre familiars i no pas entre docents interins i alumnes. Així doncs, i si els familiars van primers, ¿per què no se’ls fa obtenir a tots els pares, mares i parents aquest certificat? Òbviament això implicaria tres coses: més cues quilòmetres per a l’administració, un major nombre de votants molestos i uns mals resultats a les urnes per al partit que ha proposat aquesta idea. En tal cas, i si la política continua creient que aquesta mesura eradicarà la pedofília, que facin presentar aquest atestat a tota la jerarquia eclesiàstica, però això també importunaria a milions de fidels, al mateix Vaticà, a l’OPUS i a les demés faccions cristianes. Així doncs, i si els docents interins no són pedòfils, ¿per quina raó la política d’aquest país els fa fer cua per un certificat de bona conducta? Doncs perquè un assessor i un polític han estat uns mediocres, ¿o potser ells pretenen desacreditar els educadors d’aquest país? Que tal si deixem als mestres fer la seva feina i parem d’acusar-los de coses que no són.

sábado, 9 de enero de 2016

Artur Mas: Para Mas, INRI

En Cataluña el problema no son los partidos a favor de la Unidad Nacional sino una minoría radical independentista, la CUP. No hay forma que esta minoría de políticos jóvenes favorezca la formación de gobierno bajo la perspectiva de la otra mayoría parlamentaria, la de Junts pel Sí. Esto favorece los intereses de los partidos uninionistas como PP y PSOE. Ante la imposición y prepotencia de la CUP muchos catalanes se preguntan, ¿qué harán estos políticos el día que haya una república catalana independiente?, ¿seguir haciendo el juego a los unionistas? ¿hacer el trabajo de PP y PSOE? En fin, que la CUP está animando a muchos independentistas a continuar bajo un Gobierno español unido. Desgraciadamente esta España, que no desea una República Catalana, tampoco deja de pelearse para formar gobierno. Ya veo que los españoles no vivirán unidos, sino discutidos. Ante todo este galimatías el presidente Mas ha optado por su crucifixión. Artur Mas, les guste o no a sus opositores, se muestra como un hombre culto, inteligente y sensato. Ante una CUP que se cree en posesión de la verdad, y que no tuerce el brazo ante la mayoría del Parlamento catalán, Mas ha dado una lección de política. Anteponiendo los intereses de país ante los de partido e individuo, ha vuelto a demostrar su talante y firmeza. En cierto modo se ha crucificado a si mismo en pro de sus creencias y de su causa. Por tanto el proceso catalán ya tiene un mártir para más INRI.

jueves, 24 de diciembre de 2015

FRACÀS POLÍTIC I FRACÀS ESCOLAR

Passada la tempesta electoral, i veient que els costarà posar-se d’acord a tots els partits polítics, hi ha un assumpte en què òbviament no hi trobaran solució, el lacerant fracàs escolar del nostre sistema d’ensenyament. El nostre Estat està a la cua de tota la Unió Europea d’ençà fa més de vint anys, és a dir, som els últims de la classe. Ara, i llegits els projectes educatius de tots els partits polítics amb representació al Congrés, es pot afirmar el següent. Primer, cap d’ells coincideix al cent per cent en un projecte educatiu en comú, senyal que no assoliran consens al respecte del fracàs escolar. Segon, tots pequen d’idees allunyades de l’aula i sense dades científicament contrastades, senyal que fan cas a experts teòrics que ja no trepitgen l’aula vint hores per setmana, amb més de deu anys d’experiència, amb més de trenta alumnes per classe i amb diversitat ètnica en les mateixes. I tercer, ni un dels nostres partits tenen en les seves files assessors en educació amb les quatre característiques anteriors. Donada aquesta pedagogràcia instaurada en el nostre teixit polític donem per segur que el fracàs escolar seguirà aferrat al nostre país per a vint anys més, ¿que tal si tota la política treballa un acord amb els professionals en actiu amb els trets anteriors? Aquests saben on està la solució. Ara sols cal una cosa, escoltar-los.

lunes, 14 de diciembre de 2015

IV Jornadas de Secundaria: Conclusiones

CONCLUSIONES DE LAS IV JORNADAS DE SECUNDARIA:“MODAS y TENDENCIAS EDUCATIVAS”(Organizado por ASPEPC-SPS en el Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya): Durante las últimas décadas muchas modas educativas se han incorporado a nuestro sistema de enseñanza. En el pasado otras tendencias teóricas también lo hicieron. Fueron ejemplos de ello la enseñanza con fichas o la matemática de conjuntos. Hoy en día, por tanto, hay que tener perspectiva de futuro para saber si las modas educativas actuales son meras teorías sin eficacia probada o si, por el contrario, ellas se convertirán en la solución a nuestro flagrante fracaso escolar. Las escuelas Waldorf, la teoría de las inteligencias múltiples o la escuela por proyectos están resultando ejemplos de tendencias actuales. En noviembre de 2015 todas ellas fueran puestas a debate en Barcelona durante las IV Jornadas de Secundaria. Durante estas sesiones diferentes profesionales de valía reconocida como Gregorio Luri, Alberto Royo, José Manuel Lacasa o Sergi Sanmartí alcanzaron un elevado nivel de acuerdo y las conclusiones alcanzadas fueron, cuando menos, sorprendentes. Todas estas tendencias educativas dicen romper con la enseñanza tradicional pero, y bajo este objetivo, aplican teorías que ya probaron otros países con resultados negativos, unas experiencias que decenas de veces fueron abandonadas por su ineficacia. Es decir, estas escuelas modernas dicen ser innovadoras cuando realmente aplican experimentos educativos pretéritos con el añadido que no presentan datos contrastados que demuestren mejorar el sistema de enseñanza. De hecho no hay literatura científica seria que demuestre que estas modas puedan reducir el fracaso escolar de todos nuestros centros. Es más, ningún tratado de psiquiatría, neurobiología o genética ha demostrado que al nacer nuestro cerebro posea creatividad innata partiendo de cero, psicología positiva que hará cumplir deseos en el futuro, fenómenos cuánticos causantes de pensamientos, memorizaciones previas a tu nacimiento o inteligencias múltiples separadas en nuestro cerebro. Estas presunciones, que defienden las anteriores modas educativas, nunca se han demostrado científicamente y se han convertido en simples quimeras de sus predicadores, es decir, resultan pura homeopatía pedagógica sin fundamento neurocientífico. Desgraciadamente muchos políticos ignoran esta realidad y terminan creyendo a estos teóricos. Estos insisten tanto en poseer la verdad que llegan a transformar su pedagogía en una simple creencia o religión, nunca en una ciencia con datos contrastados. Así, y con la aprobación de algunos políticos ingenuos, muchas modas educativas se han incorporado a nuestro sistema de enseñanza rebajando un curriculum exigente, y que funcionaba en el pasado, a cambio de una felicidad inmediata de los alumnos, una felicidad que muchos docentes no reciben de sus estudiantes. Si la buena educación busca que un escolar deje de ser básico para llegar a ser mejor, ahora algunas modas educativas sólo vislumbran que el niño sea simplemente feliz, no sabio. En consecuencia todas estas pseudociencias no mejoran universalmente nuestro sistema de enseñanza ni reducen el alarmante fracaso escolar por la simple razón que no se fundamentan en realidades. Lo que sí hacen es reducir drásticamente los niveles de exigencia, los currículos a impartir y los dominios lingüísticos de nuestros alumnos. Por dichas causas estas modas educativas crean niños, que sin repetir curso en infantil, son felices pero que en secundaria repiten el doble que en Europa y se frustran. Sólo hay que entender que en el aula se han de enseñar verdades y que entre inteligencia trabajada y felicidad eterna sólo hay una diferencia, la mentira. El esfuerzo cultiva el intelecto como hecho real, mientras que la felicidad se convierte en un concepto abstracto y utópico. Las pedagogías y sus modas educativas persiguen la felicidad abstracta olvidando la enseñanza real de los contenidos, es decir, olvidan el objetivo real de la educación que es desarrollar el intelecto tangible del individuo. Está demostrado científicamente que el intelecto nace más del esfuerzo que de la genética heredada. En fin, que el ejercicio sostenido resulta más importante que la herencia en la adquisición de aprendizajes complejos. Si dejamos de exigir en nuestro sistema educativo éste se degradará, lo que ya ha sucedido. Un dato real que ratifica la falta de exigencia en nuestro currículo nacional son las pruebas PISA. Todos los países evaluados se agrupan en dos bloques, los de puntuación alta con buena excelencia, y el resto con bajas notas y nula excelencia. Entre los primeros hay países pobres del sudeste asiático y ricos de cultura anglosajona, todos ellos con currículos rigurosos ya desde infantil. Entre los segundos predominan los de cultura latina con contenidos mediocres en todas las etapas educativas. Queda claro que el principal factor que regula el nivel de enseñanza no es la riqueza del país, ni la diversidad étnica, ni los factores sociales como algunos teóricos defienden, sino los niveles de los currículos exigidos. Las naciones con contenidos escolares más estrictos obtienen mejores resultados en PISA que los otros que no lo hacen. El problema de aquí ha sido una pedagogía innovadora que no parado de buscar el aprendizaje fácil, feliz y falaz en contenidos. Desgraciadamente lo único que ha generado ha sido alumnos que estudian menos, es decir, que suspenden más aquí y en las pruebas PISA. Por tanto, y ante los datos internacionales, la solución a nuestro fracaso escolar no son las modas educativas sino que éstas son la causa. Para mejorar la enseñanza hay que aumentar el nivel de exigencia, los currículos y el dominio lingüístico en infantil y primaria. Sin esfuerzo, sin buenos conocimientos memorizados, y sin un amplio dominio de vocabulario, ningún estudiante se acercará a su potencial heredado ni podrá asimilar fácilmente más competencias futuras. Las modas educativas que dicen pretender impulsar todos los potenciales de nuestros alumnos cometen un error flagrante: no se pueden poner en marcha todos los potenciales de nuestros hijos por la simple razón que algunos son contradictorios. De manera natural muchos niños tienden al egoísmo que se contradice con su potencial altruista. Si reprimimos el egoísmo potenciamos el altruismo y viceversa. Por tanto quien dice que hay que impulsar todos los potenciales de nuestros estudiantes simplemente se confunde. Por otra parte estas modas educativas proponen potenciar la creatividad innata de los niños pero como decía el padre de los móviles y sistemas táctiles Bill Gates: necesitas comprender cosas para poder inventar otras nuevas. Picasso decía que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. Sin esfuerzo y conocimientos memorizados difícilmente podemos imaginar otros nuevos. Una mente sin grano no tiene pensamientos como ningún saco vacío se aguanta tieso. Resulta obvio que todas las modas educativas anteriores resultan meras teorías sin datos reales que las demuestren. Esta fue la conclusión de las IV JORNADAS DE SECUNDARIA en 2015. El objetivo ahora debería ser aconsejar correctamente a los legisladores educativos. Claramente se ha puesto de manifiesto que cada época ha tenido sus modas educativas y que pocas han permanecido como mejoras, al contrario, han desaparecido bajo su ineficacia por falta de fundamentos reales. Las modas actuales devienen meras teorías diseñadas desde un despacho por pensadores alejados del aula. Es más, estas modas han empeorado el sistema escolar provocando un mayor fracaso académico. Esto ha derrochado mucho dinero público y el esfuerzo de muchos docentes. Resulta obvio que todo sistema de enseñanza tiene sus teóricos, que habiendo huido de la pizarra, ahora pretenden enseñar a impartir clases a quienes aún permanecen en el aula. La clase política, alejada de la realidad escolar y sin formación científica, confía demasiado en estos pseudocientíficos. En el fondo caen en la trampa que innovar es correcto y que tradición es arcaico, es decir, que cambiar es bueno y permanecer malo, pero en esto no han aplicado ningún criterio ni método científico, sólo han escuchado lo que su cerebro humano, más emocional que racional, les quiere hacer creer. Nuestra mente surgió por evolución bajo las necesidades de los cazadores paleolíticos. Este diseño no ha cambiado desde hace más de cien mil años ya que nuestra de especie sigue siendo la misma. Por lo tanto nuestra capacidad mental sigue siendo equivalente a la de aquellos cazadores recolectores. Nuestro encéfalo surgió para potenciar las relaciones humanas y las emociones sociales, pero no para sustituirlas por lógica, cálculos y contrastes de hipótesis. Por esta razón, y en plena revolución tecnológica, nos resulta más fácil creer que innovar es mejor que la tradición, cuando ambas tienen bueno y malo. Innovar será bueno si mejoramos un sistema pero no si lo empeoramos, y la tradición será mala si no nos permite mejorar. La solución, por tanto, resulta muy sencilla. Los defensores de las actuales modas educativas deben se apartados del sistema educativo dejando que los centros de enseñanza usen prácticas de éxito contrastado, tradicionales o innovadoras, más un elevado nivel curricular y un mejor aprendizaje de la lengua ya en infantil. Todo para formar buenas personas, profesionales competentes y humanos orgullosos de servir correctamente a la sociedad que los ha educado. En todo ello debería existir un marco legal entre izquierdas y derechas acordado y estable que permitiera una misma enseñanza durante muchos años. En un contexto así los centros de enseñanza trabajarían correctamente evitando experimentos, modas y tendencias educativas no contrastadas científicamente.

sábado, 12 de diciembre de 2015

CONCLUSIONS DE LES IV JORNADES DE SECUNDÀRIA

“MODES i TENDÈNCIES EDUCATIVES”. Organitzat per ASPEPC-SPS al Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya. Com els falsos experts manipulen als polítics: CONCLUSIONS DE LES IV JORNADES DE SECUNDÀRIA “MODES i TENDÈNCIES EDUCATIVES” Organitzat per ASPEPC-SPS al Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya Durant les últimes dècades moltes modes educatives s’han incorporat al nostre sistema d’ensenyament. En el passat altres modes, que resultaren contraproduents, reduïren el nivell dels nostres alumnes i les seves capacitats. En foren exemples l’ensenyament per fitxes o la matemàtica de conjunts. Avui dia, per tant, cal tenir perspectiva de futur per tal de saber si les tendències educatives actuals que alguns experts proposen són meres teories sense eficàcia provada o si, ans al contrari, elles esdevindran la solució al nostre flagrant fracàs escolar. Les escoles Waldorf, la teoria de les intel·ligències múltiples o l’escola per projectes estan resultant exemples d’aquestes tendències que s’han posat a debat durant les IV Jornades de Secundària. Durant les mateixes diferents professionals de vàlua reconeguda com Gregorio Luri, Alberto Royo, José Manuel Lacasa o Sergi Sanmartí han assolit un elevat grau d’acord. D’aquesta entesa en presentem les següents conclusions. Totes aquestes tendències educatives diuen trencar amb l’ensenyament tradicional. Amb aquest objectiu apliquen teories que ja s’han provat a altres països amb resultats incerts, unes experiències provades desenes de cops durant la història però abandonades per la seva ineficàcia. És a dir, aquestes escoles modernes diuen ser innovadores quan realment apliquen experiments educatius pretèrits amb l’afegit que no presenten dades contrastades que demostrin millorar el sistema d’ensenyament. De fet no hi ha literatura científica seriosa que verifiqui que aquestes modes puguin reduir el fracàs escolar de tots els nostres centres. És més, en cap tractat de psiquiatria, neurobiologia o genètica s’ha demostrat que al néixer el nostre cervell posseeixi: creativitat innata partint de zero, psicologia positiva que farà complir desigs en el futur, fenòmens quàntics causants de pensaments, memoritzacions prèvies al teu naixement o intel·ligències múltiples separades en el nostre cervell. Aquests fets, que defensen algunes de les anteriors modes educatives, mai no s’han demostrat científicament ja que esdevenen simples quimeres dels seus predicadors i resulten pura homeopatia pedagògica sense cap fonament neurocientífic. Malauradament molts polítics ignoren aquesta realitat i acaben creient en aquests teòrics. Aquests insisteixen tant que el seu cos teòric és cert que arriben a transformar la seva pedagogia en una simple creença o religió, mai no pas en una ciència amb dades contrastades. Així, i amb l’aprovació d’alguns polítics ingenus, moltes modes educatives s’han incorporat al nostre sistema d’ensenyament rebaixant les exigències curriculars a canvi d’una felicitat immediata entre els alumnes. Si la bona educació busca que l’alumne arribi a ser millor, ara algunes modes educatives sols albiren que el nen sigui simplement feliç, no savi. Totes aquestes pseudociències no milloren universalment el nostre sistema d’ensenyament ni redueixen l’alarmant fracàs escolar pel simple fet que no es fonamenten en realitats. El que sí fan és reduir dràsticament els nivells d’exigència, els currículums a impartir i les competències lingüístiques dels nostres alumnes. Per aquesta raó aquestes modes educatives fan nens feliços a infantil amb uns percentatges de repetició gairebé zero però amb dificultats a secundària on la repetició dobla l’europea. Cal entendre que a l’aula s’han d’ensenyar veritats i que entre intel·ligència treballada i felicitat eterna sols hi ha una diferència, la mentida. L’esforç cultiva la capacitat intel·lectual com un fet real, i fins i tot la satisfacció quan assolim un desig, mentre que la felicitat esdevé un concepte abstracte i sovint utòpic. Les modes educatives persegueixen la felicitat abstracte oblidant l’ensenyament real dels continguts, és a dir, oblidant l’objectiu real de l’educació que és desenvolupar la capacitat intel·lectual de l’individu. Aquesta és una manera palpable de fer millorar a l’estudiant ja que, i està demostrat científicament, la capacitat intel·lectual neix més de l’esforç que de la genètica heretada. En fi, que l’exercici sostingut resulta més important que l’herència en l’adquisició d’aprenentatges complexos. Si deixem d’exigir en el nostre sistema educatiu aquest es degradarà, la qual cosa ja ha passat. Una dada real que ratifica la manca d’exigència en el nostre currículum nacional són les proves PISA. Tots els països estudiats se’ls pot separar en dos grans grups, uns amb puntuació alta amb bona excel·lència, i la resta baixa amb nul·la excel·lència. Entre els primers hi ha països pobres del sud-est asiàtic i rics de cultura anglosaxona, tots ells amb currículums força rigorosos ja des d’infantil. Entre els segons hi predominen els que tenen continguts mediocres a totes les etapes. Queda clar que el principal factor que regula el nivell d’ensenyament no és la riquesa del país, ni la diversitat ètnica, ni els factors socials com alguns teòrics defensen, sinó la cultura i els nivells dels currículums exigits. Les nacions amb continguts escolars més estrictes obtenen millors resultats en PISA que els altres que no ho fan. El problema del nostre sistema ha estat la seva pedagogia innovadora que no para de buscar l’aprenentatge fàcil, feliç i baix en continguts. Malauradament l’únic que ha assolit són alumnes que estudien menys, és a dir, que suspenen més aquí i en les proves PISA. Per tant, i davant les dades internacionals, la solució al nostre fracàs escolar no són les modes educatives sinó que aquestes en són la causa. Per a millorar l’ensenyament cal doncs augmentar el nivell d’exigència, els currículums i la competència lingüística a infantil i primària per tal que els alumnes puguin assolir les fases educatives posteriors. Sense esforç, sense bons coneixements memoritzats, i sense un ampli domini de vocabulari, cap estudiant s’aproparà al seu potencial heretat ni podrà assimilar fàcilment més competències futures. Les modes educatives que diuen pretendre impulsar tots els potencials dels nostres alumnes cometen un error flagrant: no es poden engegar tots els potencials dels nostres fills per la simple raó que alguns són contradictoris. De manera natural molts nens tendeixen a l’egoisme que és contradiu amb el seu potencial altruista. Segons com eduquem reprimirem un potencial a canvi d’animar-ne un altre fent que un alumne maduri de manera positiva o negativa. D’altra banda aquestes modes educatives proposen potenciar la creativitat innata dels nens però com deia Bill Gates: necessites entendre coses per a poder inventar-ne de noves. En Picasso deia que la inspiració existeix, però t’ha de trobar treballant. Sense esforç i coneixements memoritzats difícilment pots imaginar-ne de nous. Una ment sense gra no té pensaments com cap sac buit s’aguanta dret. Resulta obvi que les modes educatives vigents esdevenen meres teories sense dades reals que les demostrin. I aquesta ha estat la conclusió de les IV JORNADES DE SECUNDÀRIA. L’objectiu ara fora poder aconsellar correctament als legisladors al respecte de les lleis que massa sovint redacten. Clarament s’ha fet palès que cada època ha tingut les seves modes educatives i que poques han romàs com a millores, ans al contrari, han desaparegut sota la seva ineficàcia per manca de fonaments reals. Les actuals esdevenen meres teories dissenyades des d’un despatx per pensadors deslligats del dia a dia i de l’aula. És més, aquestes modes han empitjorat el sistema escolar provocant un increment del fracàs acadèmic. Això ha malbaratat molts diners públics i molts esforços docents que ja veien inviables aquestes praxis. Resulta obvi que tot sistema d’ensenyament té els seus teòrics, que havent fugit de la pissarra, ara pretenen ensenyar a fer classes a qui encara roman a l’aula. La classe política allunyada de la realitat escolar i sense formació científica, confia massa en aquests pseudocientífics. En el fons cauen en la trampa que innovar és correcte i que tradició és arcaic, és a dir, que canviar és bo i romandre dolent, però en això no han aplicat cap criteri ni mètode científic, sols han escoltat el que el seu cervell humà, més emocional que racional, els vol fer creure. La nostra ment va sorgir per evolució sota les necessitats dels caçadors paleolítics. Aquest disseny no ha canviat d’ençà fa més de cent mil anys ja que la nostra d’espècie continua sent la mateixa. Per tant la nostra capacitat mental continua sent la mateixa de la d’aquells caçadors recol·lectors. El nostre encèfal va sorgir per potenciar les relacions humanes i les emocions per a la vida social, però no per a substituir-les amb lògica, càlculs i contrast d’hipòtesis. Per aquesta raó, i en plena revolució tecnològica, ens resulta més fàcil creure que innovar és millor que la tradició, quan ambdues tenen bo i dolent. Innovar serà bo si millorem un sistema, no si l’empitjorem, i la tradició serà dolenta si no ens permet millorar. La solució, per tant, resulta ben senzilla, cal simplement que els defensors de les actuals modes educatives s’apartin i deixin pas a uns centres d’ensenyament que sota contrastades pràctiques d’èxit, tradicionals o innovadores, més un major nivell curricular i un millor aprenentatge de la llengua ja a infantil, formin bones persones, professionals competents i humans orgullosos de formar part de la societat que els ha educat. En tot això caldria un coixí legal acordat entre esquerres i dretes que permeti que el sistema d’ensenyament sigui estable durant molts anys sense dependre de qui guanya les eleccions i d’una nova llei d’ensenyament cada quatre anys. En un context així les modes educatives ineficaces no destorbarien el sa ofici de la docència deixant que els centres d’ensenyament treballessin bé evitant experiments educatius no contrastats científicament. CONCLUSIONES DE LAS IV JORNADES DE SECUNDÀRIA “MODES i TENDÈNCIES EDUCATIVES” Organizado por ASPEPC-SPS en el Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya Durante las últimas décadas muchas modas educativas se han incorporado a nuestro sistema de enseñanza. En el pasado otras tendencias teóricas también lo hicieron. Fueron ejemplos de ello la enseñanza con fichas o la matemática de conjuntos. Hoy en día, por tanto, hay que tener perspectiva de futuro para saber si las modas educativas actuales son meras teorías sin eficacia probada o si, por el contrario, ellas se convertirán en la solución a nuestro flagrante fracaso escolar. Las escuelas Waldorf, la teoría de las inteligencias múltiples o la escuela por proyectos están resultando ejemplos de tendencias actuales. En noviembre de 2015 todas ellas fueran puestas a debate en Barcelona durante las IV Jornadas de Secundaria. Durante estas sesiones diferentes profesionales de valía reconocida como Gregorio Luri, Alberto Royo, José Manuel Lacasa o Sergi Sanmartí alcanzaron un elevado nivel de acuerdo y las conclusiones alcanzadas fueron, cuando menos, sorprendentes. Todas estas tendencias educativas dicen romper con la enseñanza tradicional pero, y bajo este objetivo, aplican teorías que ya probaron otros países con resultados negativos, unas experiencias que decenas de veces fueron abandonadas por su ineficacia. Es decir, estas escuelas modernas dicen ser innovadoras cuando realmente aplican experimentos educativos pretéritos con el añadido que no presentan datos contrastados que demuestren mejorar el sistema de enseñanza. De hecho no hay literatura científica seria que demuestre que estas modas puedan reducir el fracaso escolar de todos nuestros centros. Es más, ningún tratado de psiquiatría, neurobiología o genética ha demostrado que al nacer nuestro cerebro posea creatividad innata partiendo de cero, psicología positiva que hará cumplir deseos en el futuro, fenómenos cuánticos causantes de pensamientos, memorizaciones previas a tu nacimiento o inteligencias múltiples separadas en nuestro cerebro. Estas presunciones, que defienden las anteriores modas educativas, nunca se han demostrado científicamente y se han convertido en simples quimeras de sus predicadores, es decir, resultan pura homeopatía pedagógica sin fundamento neurocientífico. Desgraciadamente muchos políticos ignoran esta realidad y terminan creyendo a estos teóricos. Estos insisten tanto en poseer la verdad que llegan a transformar su pedagogía en una simple creencia o religión, nunca en una ciencia con datos contrastados. Así, y con la aprobación de algunos políticos ingenuos, muchas modas educativas se han incorporado a nuestro sistema de enseñanza rebajando un curriculum exigente, y que funcionaba en el pasado, a cambio de una felicidad inmediata de los alumnos, una felicidad que muchos docentes no reciben de sus estudiantes. Si la buena educación busca que un escolar deje de ser básico para llegar a ser mejor, ahora algunas modas educativas sólo vislumbran que el niño sea simplemente feliz, no sabio. En consecuencia todas estas pseudociencias no mejoran universalmente nuestro sistema de enseñanza ni reducen el alarmante fracaso escolar por la simple razón que no se fundamentan en realidades. Lo que sí hacen es reducir drásticamente los niveles de exigencia, los currículos a impartir y los dominios lingüísticos de nuestros alumnos. Por dichas causas estas modas educativas crean niños, que sin repetir curso en infantil, son felices pero que en secundaria repiten el doble que en Europa y se frustran. Sólo hay que entender que en el aula se han de enseñar verdades y que entre inteligencia trabajada y felicidad eterna sólo hay una diferencia, la mentira. El esfuerzo cultiva el intelecto como hecho real, mientras que la felicidad se convierte en un concepto abstracto y utópico. Las pedagogías y sus modas educativas persiguen la felicidad abstracta olvidando la enseñanza real de los contenidos, es decir, olvidan el objetivo real de la educación que es desarrollar el intelecto tangible del individuo. Está demostrado científicamente que el intelecto nace más del esfuerzo que de la genética heredada. En fin, que el ejercicio sostenido resulta más importante que la herencia en la adquisición de aprendizajes complejos. Si dejamos de exigir en nuestro sistema educativo éste se degradará, lo que ya ha sucedido. Un dato real que ratifica la falta de exigencia en nuestro currículo nacional son las pruebas PISA. Todos los países evaluados se agrupan en dos bloques, los de puntuación alta con buena excelencia, y el resto con bajas notas y nula excelencia. Entre los primeros hay países pobres del sudeste asiático y ricos de cultura anglosajona, todos ellos con currículos rigurosos ya desde infantil. Entre los segundos predominan los de cultura latina con contenidos mediocres en todas las etapas educativas. Queda claro que el principal factor que regula el nivel de enseñanza no es la riqueza del país, ni la diversidad étnica, ni los factores sociales como algunos teóricos defienden, sino los niveles de los currículos exigidos. Las naciones con contenidos escolares más estrictos obtienen mejores resultados en PISA que los otros que no lo hacen. El problema de aquí ha sido una pedagogía innovadora que no parado de buscar el aprendizaje fácil, feliz y falaz en contenidos. Desgraciadamente lo único que ha generado ha sido alumnos que estudian menos, es decir, que suspenden más aquí y en las pruebas PISA. Por tanto, y ante los datos internacionales, la solución a nuestro fracaso escolar no son las modas educativas sino que éstas son la causa. Para mejorar la enseñanza hay que aumentar el nivel de exigencia, los currículos y el dominio lingüístico en infantil y primaria. Sin esfuerzo, sin buenos conocimientos memorizados, y sin un amplio dominio de vocabulario, ningún estudiante se acercará a su potencial heredado ni podrá asimilar fácilmente más competencias futuras. Las modas educativas que dicen pretender impulsar todos los potenciales de nuestros alumnos cometen un error flagrante: no se pueden poner en marcha todos los potenciales de nuestros hijos por la simple razón que algunos son contradictorios. De manera natural muchos niños tienden al egoísmo que se contradice con su potencial altruista. Si reprimimos el egoísmo potenciamos el altruismo y viceversa. Por tanto quien dice que hay que impulsar todos los potenciales de nuestros estudiantes simplemente se confunde. Por otra parte estas modas educativas proponen potenciar la creatividad innata de los niños pero como decía el padre de los móviles y sistemas táctiles Bill Gates: necesitas comprender cosas para poder inventar otras nuevas. Picasso decía que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. Sin esfuerzo y conocimientos memorizados difícilmente podemos imaginar otros nuevos. Una mente sin grano no tiene pensamientos como ningún saco vacío se aguanta tieso. Resulta obvio que todas las modas educativas anteriores resultan meras teorías sin datos reales que las demuestren. Esta fue la conclusión de las IV JORNADAS DE SECUNDARIA en 2015. El objetivo ahora debería ser aconsejar correctamente a los legisladores educativos. Claramente se ha puesto de manifiesto que cada época ha tenido sus modas educativas y que pocas han permanecido como mejoras, al contrario, han desaparecido bajo su ineficacia por falta de fundamentos reales. Las modas actuales devienen meras teorías diseñadas desde un despacho por pensadores alejados del aula. Es más, estas modas han empeorado el sistema escolar provocando un mayor fracaso académico. Esto ha derrochado mucho dinero público y el esfuerzo de muchos docentes. Resulta obvio que todo sistema de enseñanza tiene sus teóricos, que habiendo huido de la pizarra, ahora pretenden enseñar a impartir clases a quienes aún permanecen en el aula. La clase política, alejada de la realidad escolar y sin formación científica, confía demasiado en estos pseudocientíficos. En el fondo caen en la trampa que innovar es correcto y que tradición es arcaico, es decir, que cambiar es bueno y permanecer malo, pero en esto no han aplicado ningún criterio ni método científico, sólo han escuchado lo que su cerebro humano, más emocional que racional, les quiere hacer creer. Nuestra mente surgió por evolución bajo las necesidades de los cazadores paleolíticos. Este diseño no ha cambiado desde hace más de cien mil años ya que nuestra de especie sigue siendo la misma. Por lo tanto nuestra capacidad mental sigue siendo equivalente a la de aquellos cazadores recolectores. Nuestro encéfalo surgió para potenciar las relaciones humanas y las emociones sociales, pero no para sustituirlas por lógica, cálculos y contrastes de hipótesis. Por esta razón, y en plena revolución tecnológica, nos resulta más fácil creer que innovar es mejor que la tradición, cuando ambas tienen bueno y malo. Innovar será bueno si mejoramos un sistema pero no si lo empeoramos, y la tradición será mala si no nos permite mejorar. La solución, por tanto, resulta muy sencilla. Los defensores de las actuales modas educativas deben se apartados del sistema educativo dejando que los centros de enseñanza usen prácticas de éxito contrastado, tradicionales o innovadoras, más un elevado nivel curricular y un mejor aprendizaje de la lengua ya en infantil. Todo para formar buenas personas, profesionales competentes y humanos orgullosos de servir correctamente a la sociedad que los ha educado. En todo ello debería existir un marco legal entre izquierdas y derechas acordado y estable que permitiera una misma enseñanza durante muchos años. En un contexto así los centros de enseñanza trabajarían correctamente evitando experimentos, modas y tendencias educativas no contrastadas científicamente.

MESTRES PEDÒFILS DECLARACIÓ JURADA

Els docents de les nostres escoles hauran de signar una declaració jurada assegurant que ells no són pedòfils. L’administració assegura que amb aquesta mesura es pretén un menor risc d’abusos sexuals als nostres menors. Fins aquí una idea de despatx allunyada de la realitat escolar i social. El fet és que el noranta per cent dels abusos sexuals es cometen entre familiars i no pas a les escoles. Així doncs, i si per xifres van primers, ¿per què no se’ls fa signar a tots els pares, mares i parents aquesta declaració jurada? Doncs simplement perquè això implicaria molta més paperassa, un major nombre de votants molestos i uns mals resultats a les urnes per al partit que ha proposat aquesta idea. En tal cas, i si la política continua creient que aquesta mesura eradicarà la pedofília, que facin signar aquesta declaració jurada a tota la jerarquia eclesiàstica, però això també importunaria a milions de fidels, al mateix Vaticà, a l’OPUS i a les demés faccions cristianes. Així doncs, i si els docents no són pedòfils per majoria, ¿per quina raó la política d’aquest país els vol fer jurar davant la llei? Doncs perquè són una minoria que fa temps molts teòrics desacrediten. Avui dia molts demagogs que no trepitgen l’aula, o que van fugir d’ella, es dediquen a criticar el nostre cos docent. L’acusen de ser la causa del nostre fracàs escolar quan les dades reals i numèriques diuen tot el contrari. Els informes internacionals, les estadístiques nacionals i els anàlisis de dades ho diuen ben clar, la causa fonamental del nostre fracàs escolar no són els docents, és el baix nivell lectura dels nostres estudiants i el currículum poc exigent durant totes les etapes d’ensenyament. Tots els països que apliquen un currículum exigent i un bon nivell lingüístic als seus alumnes assoleixen una nivell excel·lència altíssim mentre que la resta, Catalunya inclosa, es veuen en el clot. Potser que deixem als mestres fer la seva feina i parem d’acusar-los de coses que no són. O tots monges, o tots canonges.