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jueves, 22 de diciembre de 2016

56. ¿ SER POBRE SUSPENDE ?

Algunas pedagogías teóricas defienden que el nivel socioeconómico de las familias es el culpable fundamental del fracaso académico, es decir que los padres pobres tienen hijos zoquetes. Esta es una forma muy común de escapismo entre algunos pedagogos. Si tal creencia fuera cierta las familias humildes no deberían procurar tiempo de control, apoyo y calidad hacia sus lechones ya que se hallarían predestinadas por su situación. Y es más, si el nivel sociocultural de los progenitores fuera el factor determinante del rendimiento académico, todos los hijos de una familia obtendrían resultados parecidos, algo que no resulta así. Muchas familias pobres, humildes y analfabetas han tenido siempre muy claro que sus zagales se labrarán un buen porvenir si luchan y se esfuerzan en los estudios, de hecho muchos científicos provienen de padres sin instrucción. Pero cabe añadir que si el nivel sociocultural de los padres fuera un factor determinante en el éxito académico, según defienden algunas pedagogías teóricas, ello no explicaría como bajo unos mismos padres las hijas aventajan de media a los hijos varones; como los inmigrantes orientales superan a los alumnos de la Unión Europea; y como Baviera, sin un nivel sociocultural como el de la media alemana, consigue los mejores resultados de su país. En fin, no existe un determinismo socioeconómico en el revés académico. Sí que lo hay en el de hábitos cuando la familia desatiende a sus hijos en rutinas, esfuerzo y cariño, algo que puede suceder independientemente entre ricos y pobres. Es más, cuando los padres procuran constancia, lucha y afecto, los estudiantes suelen llevar bien sus resultados académicos. Así lo ratifican muchos estudios europeos. Para ello las familias deben procurar un hogar silencioso, ordenado, limpio, tranquilo y con una nevera llena que garantice una merienda a media tarde. Cabe añadir a lo anterior una cena y un sueño regulares más unos padres, que sin gritos, interactúen con sus hijos con frases que denoten interés y promuevan la conversación familiar.

¿cómo te ha ido el día en el colegio?
¿qué tal con los compañeros de clase?
¿qué deberes tienes?
¿has resuelto aquel conflicto?
¿has terminado de estudiar lo de hoy?
...

Cuestiones que el chaval percibe como un afecto por parte de sus padres. El perfil anterior suele salvar a muchos jóvenes del desarraigo y de su pérdida como estudiantes.

Aún así, algunos pedagogos teóricos hablan de la inmigración como causa fundamental del hundimiento escolar, algo falaz ya que hay centros en donde inmigrantes y no inmigrantes han mejorado sus resultados mientras que en otros todos han empeorado. El problema no es la mezcla de etnias, el problema es colocar juntos estudiantes que no ostentan ni igual nivel ni iguales intereses. Es más, ser aborigen del lugar no conlleva garantía alguna de ser mejor que los recién llegados. El hecho es que en matemáticas, los alumnos chinos suelen superar con creces a los occidentales tanto en Europa como en Estados Unidos, véanse los informes PISA al respecto. Con todo, muchos expertos de la trasnochada pedagogía teórica niegan los resultados PISA al ver atacadas y hundidas sus teorías falaces. La estrategia es simple, si a uno no le gustan los hechos los niega, pero no por ello desaparecen. Lo mismo hacen los creacionistas, ahora llamados a si mismos del diseño inteligente, ante la evolución biológica a pesar de hechos como los fósiles y la genética. De igual manera los informes PISA han sido negados por multitud de pedagogos. Uno de muy emblemático, y que no sabe deletrear ni escribir bien, Yaacov Hecht, lo afirmó así el lunes 3 de febrero de 2014 en la contra de La Vanguardia, alguien que asesora a gobiernos en educación.

Pero ante todo el alud de acusaciones sobre la familia como causa del fracaso escolar existe un estudio científico que pocos difunden. Quizás sea porqué ésta, la ciencia, resulta compleja y enemiga de los simplistas. Muchos de ellos no saben, o no se atreven, a comprender los artículos científicos de las publicaciones especializadas. Y cabe indicar aquí que tales revistas no son el Muy Interesante o el Quo, sino artículos revisados, corregidos y finalmente aceptados por expertos científicos en actas técnicas y muy serias. En trabajos de esta índole se ha visto que el fiasco académico no es fundamentalmente por falta de voluntad o por negligencia familiar sino por dos razones muy elitistas, el conocimiento clínico y el dinero de sobras. De eso va el siguiente blog.

martes, 20 de diciembre de 2016

55. ¿CLASES EN JULIO?

Verano Azul


El fin de curso nos trae el periodo vacacional más largo y caluroso de todo el curso, el verano azul. Éste sirve para reducir la ansiedad por los estudios, evadir la mente de tanta memorización y tener nuevas experiencias fuera del aula. Con todo, no hay que olvidar el largo letargo estival y con ello la pérdida de rutinas y conocimientos entre los adolescentes. Espere y exija que el centro mande deberes de verano, sobretodo para aquellos púberes que han cojeado durante el curso. Si les hace falta repaso, que lo tengan. Tres meses de vacaciones pueden ser muy perjudiciales para sus estudios sino se rigen por rutinas diarias entre diversiones y obligaciones. Hay docentes que convidan a los alumnos a olvidarse del aprendizaje durante todo el verano algo que trae  consecuencias negativas al comienzo del curso siguiente. Si los chavales pierden la costumbre del repaso y de ciertas rutinas, les va a costar encajar el próximo año académico.

Durante las vacaciones el chaval no necesita descanso con los estudios, necesita olvidarse un poco de ellos con un cambio de actividad, una desconexión parcial. Un profesor de educación física aconsejaba a los padres que para continuar educando en verano era aconsejable ofrecer a los hijos un trabajo ligeramente remunerado para potenciar su aprendizaje en derechos y obligaciones. Insistía que tal práctica estimulaba la socialización de esos adolescentes con otros adultos, algo muy útil para su vida futura. El estío, me detallaba el docente, resulta un periodo altamente importante para que los zagales experimenten relaciones sociales en persona, no sólo por el Facebook. En los pueblos y barrios donde todo el mundo se conoce, tal costumbre resulta relativamente fácil, pero en la ciudad uno se aísla. En tal caso, encuentros de fines de semana con otros matrimonios resuelve parcialmente el asunto. Otra medida en este sentido consiste en crear una red solidaria de familias en donde los hijos pasen para verse, limpiar la casa, merendar, estudiar u otras actividades tanto obligatorias como lúdicas. Si con todo ello dicen que se aburren se les pueden mandar pequeñas obligaciones en su rutina diaria como fregar su plato, recoger su habitación, poner la mesa e incluso cocinar por mucho pánico que tenga a probar el plato que se invente. Ferrán Adriá empezó así, creo.
El verano por tanto puede resultar uno de los periodos educativos más fascinantes de todo el curso. Aquí no vale argumentar que los escolares disfrutan de demasiadas vacaciones. En vigilias y finales de las vacaciones estivales aflora una canción que se repite verano tras verano. Algunos sectores sociales se quejan del calendario escolar y exigen que sus hijos sean atendidos más horas en el colegio. Los niños deben hacer deberes, estudiar, jugar y relacionarse el resto del tiempo no lectivo. En ese caso no se está hablando de tener los alumnos con más horas de clase sino de vigilancia, distracción y juegos. En cierta forma se está instando que el colegio haga de casal veraniego durante las vacaciones y es aquí donde la clase dirigente aparece con su famosa frase, estudiaremos el caso, que a veces significa que amenazarán a la sociedad con cambios pero no con mejoras. En ese contexto, sectores sociales y políticos son los buenos de la película mientras, la escuela, al no querer atender sin cobrar una guardería ajena, la mala. Por desgracia llevan así muchos años con la misma tonada que se repite más que una canción de Fito y los Fitipaldis. ¿No sería hora de pasar a gravar el disco y venderlo? ¿O quizás deberían dejarse las cosas tal como están? De hecho, desgasta mucho tanta polémica gratuita cuando se sabe que el problema de fondo es la falta de compromiso educativo de toda la sociedad. Hay que informar con claridad a las personas y explicar lo bueno y lo malo de ampliar calendarios escolares. Luego que decidan de una vez por todas o que callen para siempre. En este sentido lo que a menudo los dirigentes no suelen comentar al electorado es que tener hijos implica estar con ellos gran parte del tiempo y no encasquetarlos a los servicios públicos, algo que de hacerse, obligaría a papá estado a más subidas de impuestos para pagar los nuevos servicios sociales. Ya se sabe que no hay duros a cuatro pesetas. De todas formas aumentar las horas lectivas, o los años de escolarización, no mejoran los niveles académicos de nuestros hijos. En Finlandia, panacea de la educación europea, practican un sistema más barato al impartirse muchas menos horas de clase durante muchos menos años de escolarización que en nuestro país. Es decir, el modelo finlandés resulta bueno, bonito y barato.

En resumidas cuentas, existen tres argumentos para dejar el calendario escolar tal como está. Las razones que apoyan la actual agenda son las horas lectivas europeas, nuestro clima y el fracaso escolar extraescolar.

La primera razón para no cambiar las cosas es que nuestro país imparte muchas más horas de clase que la media europea, unas 1050 al año. Es decir, nuestro estado ostenta uno de los mayores horarios y fracaso escolares europeos mientras Estonia, ya no Finlandia, luce los índices de éxito escolar europeos más altos con un veinte por ciento menos de horas educativas. Añadamos que en Estados Unidos han observado que el estrés de los alumnos no viene causado por más o menos horas lectivas sino en el exceso de actividades extraescolares, algo que implica simplemente que nuestros estudiantes requieren menos horas de clases y más descansos bajo atención familiar. Por tanto, y en cuanto a vacaciones, o todos los estados europeos y americanos lo hacen mal o el nuestro se excede en sesiones de paraninfo.

La segunda razón, la climática, nos explica que concentremos en verano el mayor grueso de las vacaciones. En caso contrario significaría impartir clases en julio bajo la necesidad de un buen aire acondicionado, algo nada ecológico, económico, ni sostenible. Alargar el horario escolar durante el verano sería un suicidio dada la sauna que se armaría entre adolescentes y sus hormonas. Nuestro clima hace siglos que nos marca el calendario lectivo y ahora todavía más con el asunto del calentamiento global. Por otro lado los docentes durante el julio sí asisten a clases de formación, incluso fuera en el extranjero, en donde muy a menudo los cursos de calidad corren a cargo de los propios profesores. Aun así hay quienes escupen la idea que los docentes tienen demasiadas vacaciones. Un día me comentaba una profesora de historia que en el fondo eso amaga una envidia equívoca. Ella, esta docente de El Prat de Llobregat, repetía una broma hacia quienes se resentían por sus vacaciones. Simplemente les animaba a formarse como buenos docentes y que así tendrían ese descanso tan deseado. Insistía luego que ella les ayudaría, que les dejaría sus apuntes de universidad y del máster para ello, que en cinco años de facultad más dos de máster y otros dos de prácticas y oposiciones, llegaría a ser profesor de instituto. Así pues, y con sólo diez años de preparación y estudios, obtendría sus tan apreciadas vacaciones estivales por un sueldo inicial que ni un albañil experto querría, unos 1600 euros netos mensuales. La formación de un médico dura más o menos lo mismo y al final cobran muchísimo más que un profesor, o la formación de muchos banqueros y políticos requiere mucho menos tiempo y descubra lo que algunos perciben sólo con primas, dietas y tarjetas negras.

La tercera razón para no extender el horario escolar en verano es que el 99 por ciento de los alumnos problemáticos se origina en el seno de familias con falta de un seguimiento continuado de los mismos. Ejemplos de ello son separaciones mal llevadas, alcoholismo, maltratos, abandonos, padres adictos al trabajo, familias desestructuradas, necesidad de trabajar para llegar a final de mes, egoísmos paternales y en definitiva, cambio de prioridades ante los hijos. Todo este caldo de situaciones conlleva que muchos zagales permanezcan sin tutela en el momento que salen del centro educativo, algo paradójico con el calendario escolar que se está exigiendo, es decir, unos piden más horas de colegio mientras otros no las dedican a sus descendientes. El problema real, por tanto, no son más horas de colegio sino la baja atención de muchas familias hacia sus hijos. En ello hay padres que no quieren y otros que simplemente no pueden. La hipoteca por una vivienda cuyo precio cuesta pagar, o un consumismo extremo, les obliga a trabajar todo cuanto pueden restando tiempo familiar. Cuando los progenitores se dan cuenta de esa falta de atención sobre sus lechones, entonces intentan recuperar el tiempo perdido y a veces el trato con el hijo se extrema. Con poco tiempo disponible muchos padres suelen hacer dos cosas, o darle todo hecho y mimarlo, o ser algo distantes para no ser molestados cuando llegan a casa. En definitiva, siguen siendo padres ausentes en la educación de sus retoños y a menudo derivan la educación a los centros educativos. Educar es algo más que tener a unos chavales en un colegio o alargar el horario escolar para que los centros hagan el papel de hogar familiar. Educar es dedicar tiempo a nuestros hijos sin exceso de mimos pero con justicia y cariño; educar es dirigirlos e incentivarlos hacia su autonomía y madurez. Según Freud, y en sus tiempos, muchos niños deseaban ser maduros para disfrutar de los derechos de estos, pero hoy en día muchos de nuestros zagales prefieren no crecer bajo una infancia perpetua, protectora y llena de facilidades. Antes se les decía que cuando seas mayor podrás hacer esto o aquello, pero ahora se les dice que cuando seas mayor la vida te enseñará, algo que conlleva un futuro amenazante y nada deseable para que un joven desee devenir adulto. Por tanto, darles todo hecho para que no nos molesten cuando llegamos a casa, o ser un tirano por la misma razón, son los dos extremos a evitar. Si un día existiera un manual de educación una cosa fundamental constaría en él, hay que dedicar tiempo de calidad a nuestros hijos. La razón es que la mayoría de los alumnos que no reciben atenciones desde su hogar fracasan en los estudios y en su madurez, es decir, si los padres no saben o no quieren preocuparse por la enseñanza de sus hijos, éstos a menudo fracasan. Por tanto, el problema no es aumentar las horas de colegio sino facilitar a los padres un mayor tiempo con sus hijos gracias a políticas de conciliación laboral, algo que en Finlandia se aplicó con un éxito educativo clamoroso. Eso pasaría por viviendas a precios razonables, avisos a los progenitores desatentos y horarios laborales más adaptados a la realidad familiar. Por desgracia este último asunto no parece cuajar en nuestra sociedad. De los 766 convenios colectivos negociados durante el año 2005 en Cataluña, sólo el 14,62 por ciento incorporó la flexibilidad de horarios para compaginar mejor el trabajo con la vida familiar. Si todo el conjunto de medidas anteriores se aplicara, la atención sobre nuestros hijos podría beneficiarse y probablemente nos ahorraríamos el 99 por ciento de esos alumnos problemáticos

En resumen, y para zanjar el asunto de los polémicos calendarios escolares. No se trata de si el colegio abre más o menos horas al año, se trata de una responsabilidad social que la escuela no puede asumir ella sola, y cabe recordar que el sistema educativo no es sólo el sistema escolar. Podemos culpar a la reforma, a los políticos, a la ESO, al colegio o al profesorado pero el mal de raíz, y cada día más, es la desatención de nuestros jóvenes fuera del centro educativo. Esta es la gran causa de fracaso escolar en donde se pierde de vista una máxima, y es que educar, educamos todos.

sábado, 17 de diciembre de 2016

54. ¿POR QUÉ FALTAN CIENTÍFICOS?

En nuestro país la falta de estudiantes que optan por formaciones científicas y técnicas brilla por su ausencia, algo que conlleva problemas económicos para el Estado. Es a finales de secundaria cuando estos escolares deben tomar una decisión crucial para su vida personal y profesional, deben optar por una formación dirigida hacia la universidad o hacia una profesión, pero además deben escoger entre los estudios cientificotécnicos o los humanísticos, el antiguo dilema entre ciencias y letras. Aunque la orientación académica se da a finales de secundaria, ésta debería prepararse ya desde inicios de etapa. La razón de ello es el gigante desequilibrio entre ciencias y letras que hunde sus raíces en primaria. La consecuencia es que la inmensa mayoría de estudiantes se decanta por las segundas, las humanidades, al percibirlas más fáciles que las ciencias, algo que está dejando sin técnicos aborígenes a muchas empresas. Por tanto será de agradecer que todo centro trabaje la orientación de sus alumnos de manera muy temprana potenciando con equidad todas las opciones, y sobretodo las científicas.

El pasado 18 de abril de 2013 se presentó en el Palau Robert de Barcelona los resultados de un estudio sobre 4.700 estudiantes que demostraba el anterior desequilibrio entre las ciencias y las letras. Sergio Marco y Álex Fabra de Everis exponían un resumen del mismo bajo las opiniones de Jordi Deulofeu, director del Departament de Didàctica de la Matemàtica i de les Ciències Experimentals de la UAB, conjuntamente con Roser Cussó, miembro de l’Institut de Ciències de l’Educació de la UPC. Moderó las exposiciones Enric Roca, coordinador de la Tribuna Edu21. El informe concluía que a pesar que las carreras universitarias científicas ofrecían fácil acceso y buenas perspectivas profesionales en cuanto a sueldo y contratación, los estudiantes de secundaria preferían cursar disciplinas humanísticas al creerlas más fáciles. En concreto sólo un 33 por ciento prefería las ciencias ante un 51 por ciento en letras y otro 16 por ciento de indecisos. Es decir, la inmensa mayoría se iba a humanidades y menos de un tercio a ciencias, un exceso de letrados que el mercado universitario y profesional difícilmente podía absorber. Lo paradójico es que este mercado sí podría contratar a muchos más técnicos nacionales si los hubiera. Otro dato de esta investigación detallaba que las mujeres eran mucho más proclives a elegir los estudios humanísticos al creer que el rol de científico era más masculino que femenino, en concreto casi el 60 por ciento de las chicas huía de lo técnico para orientarse hacia lo social. Cabe añadir que el nivel cultural familiar también condicionaba tal elección en pro nuevamente de las humanidades. En resumen, una facilidad supuesta, un sexismo equívoco y una familia simplona parecían explicar que la ciencias fueran mal vistas. Para corregir esta falta de técnicos superiores existen tres vías principales. La primera los maestros en primaria, la segunda el sexismo familiar y la tercera la cultura del esfuerzo, todos ellos aspectos que en Finlandia se hallan resueltos. En este sentido se recomienda leer el libro “Gracias, Finlandia” que el doctor Xavier Melgarejo publicó en 2014. Éste autor fue quién descubrió a los españoles las virtudes, que también los defectos, del modelo educativo finlandés. Su tesis doctoral corrió entre muchos políticos aunque muchos de ellos la olvidaran en pocos años. Hasta algunos se fueron a Finlandia con Melgarejo para tomar nota de la panacea nórdica. Ahora alguno de ellos ejerce de eurodiputado sin prestar atención a todo lo aprendido.

Volviendo al déficit de voluntad científica por nuestro país cabe indicar que la inmensa mayoría de diplomados en primaria provienen de estudios en humanidades. En algunos centros, por ejemplo, el 80 por ciento de los maestros proceden de letras, algo que influye claramente sobre nuestros cadetes. Por otro lado, el predominio de maestras en las escuelas es harto superior al de hombres, y la inmensa mayoría de ellas proceden de formaciones también humanísticas. Si queremos que nuestros zagales se empapen, comprendan y les gusten la ciencias hay que incrementar el número de maestros y maestras doctos en ciencias. Imaginemos que el deporte fuera impartido por maestros de matemáticas. Probablemente el nivel y la motivación en este caería en picado. En Finlandia el conocimiento de los maestros en primaria resulta de lo máximo en cada especialidad, incluidas las ciencias.

La segunda vía a corregir son los estereotipos que algunas familias imbuyen a sus descendientes. Suelen ser hogares de bajo perfil cultural en donde la mujer jamás se la proyecta hacia trabajos o cargos de técnico o de científico, todo lo contrario, si es buena en los estudios se la ve bien como asistente social, psicóloga, relaciones públicas u otra formación de vertientes sociales. Por otro lado, el sistema familiar español se fundamenta en la mujer, es decir, es ella la que más tiempo dedica a educar y a limpiar por casa. Por tanto la propia familia proyecta en las chicas una función más social que de técnico superior. En Finlandia se abandonó el modelo de familia patriarcal ayudando económicamente a las mujeres y hoy en día el sexismo ha desaparecido del horizonte social, educativo y científico. Cabe añadir que no por ello se desaconsejó la literatura clásica, aunque sexista, racista y machista, que aquí algunos sabios pedagogos prohíben.

La tercera y última vía parece ser la cultura del esfuerzo. Son muchos los docentes veteranos que afirman que el esfuerzo y la capacidad de superación ante la frustración de nuestros estudiantes ha disminuido significativamente, y sin esfuerzo no hay superación ni mentes valientes para encarar estudios supuestamente difíciles. Sociedad, leyes educativas, familias y docentes hemos bajado el listón de la exigencia y ahora nos hallamos ante alumnos que apenas se rigen por rutinas de trabajo, deberes y estudio diarios. La hora de los deberes debería ser siempre la misma ya que las rutinas los hacen autónomos y responsables. Pero en nuestra sociedad del trabajo y de las hipotecas muchas familias no pueden acompañar a estos zagales en rutinas de trabajo, estudio y descanso, y no por desidia, sino por falta de tiempo. Esta falta de tiempo de calidad hacia sus lechones se agrava en las familias de bajo perfil cultural en donde la necesidad de horas de trabajo va por delante de las de ocio, es decir, cuando estos padres no pueden preocuparse por la enseñanza de sus hijos. Al final, muchos alumnos que desean continuar estudiando desestiman las ciencias al creerlas muy difíciles. Desgraciadamente, y en realidad, apenas les prepararon para éstas. Cabe añadir que en Finlandia, cuna del esfuerzo, el porcentaje de universitarios matriculados en formaciones científicas o técnicas es casi el doble que la media en PISA.

En resumen, la percepción de dificultad en las ciencias, un sexismo laboral familiar y unos padres ausentes parece que fueron las causas de la falta de científicos y técnicos en nuestra educación. Es por tanto crucial que en primaria se potencien las ciencias con más maestros así formados, con docentes ilusionados en sus conocimientos técnicos y sin miedo a impartir las matemáticas, como a veces sucede en algunos centros. La orientación de los escolares debe iniciarse por tanto en primaria y continuar ésta en secundaria para mantener un flujo equilibrado y constante de científicos y técnicos en nuestra sociedad, de otro modo seguiremos encallados industrialmente en este país, y la vida no es un eterno verano azul.

jueves, 15 de diciembre de 2016

53. SEMANA SANTA NO EDUCATIVA


Se lo crea o no, tampoco se sabe a ciencia cierta cuando murió Jesús. Ni el año ni el día de su ejecución se han esclarecido. Además para confundir más el calendario de aquella defunción, la Semana Santa jamás cae en la misma fecha ya que ésta se rige por ciclos lunares y no por el calendario gregoriano. Lo que sí sucede es que estas vacaciones a veces coinciden aproximadamente con el final del segundo trimestre, un descanso que debe permitir la preparación del tercer y último trimestre estudiando los contenidos no adquiridos y preparando los apuntes pendientes. Son pocos días de reposo y el tercer trimestre resulta el más corto de todos. Por tanto, hay que evitar sorpresas desagradables. Además a final de este último trimestre muchos adolescentes deben elegir su destino.  Los de tercero de la ESO los itinerarios de cuarto, los de cuarto módulos o bachiller. En caso de este último hay que elegir entre diferentes opciones científicas o humanísticas.

Pero algo que mejoraría enormemente el calendario escolar no se contempla bajo estas vacaciones. Antes hemos visto que un descanso de dos semanas en Navidad tras el primer trimestre era adecuado y provechoso, ¿que tal entonces hacer lo mismo con el segundo trimestre?, ¿que tal dejar fijada la Semana Santa a finales del mismo?, ¿que tal pasar del antiguo y arcaico calendario lunar del Antiguo Testamento? En otros países europeos así lo hacen y mejor les va educativamente. En éstos dejan dos semanas de descanso tras finalizar el segundo trimestre para encarar el final de curso. El problema en nuestro país resulta la falta de lógica en ello y el peso de las creencias sin didáctica, ¿con la Iglesia hemos topado Sancho?

lunes, 12 de diciembre de 2016

52. TUTORÍA NAVIDEÑA

Crea o no crea en los Reyes Magos, el 25 no es Navidad. Cuando uno mira un pesebre observa una creación humana llena de elementos que nada tienen que ver con los hechos históricos. Jesús no nació el 25 de diciembre, de hecho no se sabe ni el mes ni el año en que ocurrió; tampoco se puede afirmar que lo hiciera en Belén, algunos creen que fue en Nazaret, aunque recientes excavaciones muestran que no existía tal población durante el siglo I; los reyes magos, y según Los Evangelios, ni fueron reyes, ni tres, ni de tres colores, ni se llamaron Gaspar, Melchor y Baltasar, todo ello formó parte de añadidos medievales que quisieron regalar realismo al personaje de Cristo; por otro lado la virgen María no fue virgen, hubo un error de traducción del griego en donde ponía mujer por desposar; el nombre Jesús, Yeixua en arameo, quizás fuera solo un apodo y no su nombre verdadero ya que significaba salvación; y por último Cristo jamás se declaró hijo de Dios en Los Evangelios, su divinidad se acordó en el siglo IV en el Concilio de Nicea. Vistos esos antecedentes cabe preguntarse, ¿qué se celebra entonces por Navidad? Pues la verdad, sólo se me ocurriría una idea, una mentira. La realidad es que ésta, y repetida durante dos mil años, ahora nos parece real. En cierto modo la Navidad celebra dos cosas: la creencia cristiana y nuestro sistema consumista. De todas formas hay otro objetivo de esta celebración. Ésta la escuché durante la tutoría que un docente realizaba poco antes de la milagrosa fecha, una estrategia que a su vez educaba a los adolescentes. Este colega impartía clases en un centro de Granollers en la provincia de Barcelona. Poco antes del inicio de las vacaciones les decía a sus alumnos que con motivo de las navidades tenía un regalo para ellos y para sus padres. Mientras dejaba a toda la clase con algún trabajo, hacía salir uno a uno a sus alumnos y afuera les mostraba una caja cerrada.

Aquí tienes el mejor regalo para tus padres.

El adolescente ansioso, abría la caja para hallar un simple espejo en donde se veía a si mismo. Es decir que el mejor regalo de la Navidad era él en su familia. Sin ella poco se puede compartir y celebrar. Por desgracia pocos púberes entendían aquella metáfora.
En otra ocasión otro tutor de bachillerato planteaba la pregunta en medio de la pizarra, ¿qué celebramos por Navidad?, y empezaba a desmontar el fatuo nacimiento de Jesús, hasta les habló que el 25 de diciembre era el aniversario de un dios pagano que el cristianismo quiso asimilar sustituyéndolo por la natividad del mesías. En fin, que se celebraba el nacimiento de Mitra, el dios de la tierra. Por tanto, ¿que se podía hacer hasta tal sarta de mentiras si el 25 no era Navidad? Y las respuestas surgían en muchas direcciones. Al final el buen pastor les conducía hacia un mensaje, que todos los días deben ser Navidad para valorar la solidaridad social y el amor entre amigos y familiares.
Una tercera tutoría que me sorprendió en Navidad fue la de un profesor de filosofía que planteaba qué era la felicidad entre sus bachilleres. Las opciones se iban anotando en la pizarra hasta llenar un buen grueso de valoraciones como la salud, el dinero, el poder, las creencias religiosas o el amor. Luego les preguntaba que qué daba más felicidad, lo inmediato o lo que se conseguía con esfuerzo, a lo que los estudiantes se decantaban por el valor de las cosas, lo deseado y alcanzado con la lucha. Al final les decía que sus conclusiones ya habían sido propuestas hacía más de 2.400 años. La primera fue postulada más o menos por Aristóteles, y la segunda por Platón con su teoría de la privación. Entonces les dejaba ante otra cuestión, sus regalos de Navidad o Reyes, que cuanta felicidad merecida habría en ellos y cuanto les duraría. Ante tal pregunta les decía que no esperaba respuestas, que aquello era algo muy personal que debían valorar ellos en su intimidad.
Otro profesor de filosofía solía comentar a sus bachilleres que utilizaran esos días para meditar la causa profunda de sus malos resultados. En ello planteaba varias cuestiones. La primera, qué querían hacer con su vida, que si realmente el bachillerato era su objetivo personal. Que en caso contrario averiguaran que deseaban realizar con responsabilidad, ilusión y realismo. Si la respuesta ante las anteriores cuestiones era continuar como bachiller, el adolescente debía afrontar una segunda inquisición, ¿qué errores cometiste para encontrarte con los malos resultados vigentes? Yerros que una vez detectados debían llevarle a proponer opciones a la tercera cuestión, ¿cómo pensaba solucionarlos? Bajo las tres preguntas anteriores se pretendía primero tratar al chaval como a un adulto ya que en nada se hacía intervenir a sus padres en sus decisiones. Pero en segundo lugar que hallara su camino personal y profesional si los estudios no obligatorios no iban con él. Mejor tomar una decisión clara a principio de curso que esperar al segundo trimestre cuando habrá pasado un tiempo perdido. Si se llega a las vacaciones de Semana Santa con las tres dudas anteriores no resueltas, algo más que los resultados del escolar ha fallado, también su capacidad de decisión lo ha hecho.

Ara ja sí, BON NADAL benvolgut lector.

viernes, 9 de diciembre de 2016

66. Finlandia en caída libre

Durante los años sesenta el sistema educativo de Suecia era uno de los mejores de Europa. El nivel de exigencia en contenidos desde infantil y primaria estaban en la base de aquel éxito. En 1967, y con la llegada de Olof Palme como ministro de educación, todo cambió. Él y su equipo consideró que se enseñaban demasiadas cosas en los colegios y redujo el currículum. Durante los cuarenta años posteriores el fracaso escolar se disparó hasta volverse crónico. El ejemplo anterior parece que esté detrás de los resultados de Finlandia a partir del 2009. Entre ese año y el 2012 Finlandia cayó 23 puntos en las pruebas PISA en sus disciplinas reina, matemáticas y lengua. El gobierno finlandés atribuyó tal receso al aditivo de una corteza arbórea en las leches de los biberones, algo que afectó cerebralmente a una generación de estudiantes. Pero para el analista José Manuel Lacasa existía otra explicación mucho más lógica y universal. Él se inspiró en otro analista, Pasi Sahlberg, quien dijo en 2009 que Finlandia caería en 40 puntos en Matemáticas. Por ahora ya ha perdido 43 y no por leches adulteradas sino por razones pedagógicas, ¿cuàles fueron? Pues Lacasa demostró en 2010 que los países con currículos rigurosos y homogéneos desde infantil, independientemente de la riqueza del país, de los factores sociales, de la formación docente o de las pedagogías aplicadas, obtenían mejores resultados en PISA que las naciones o regiones con contenidos escolares menos estrictos y más dispares entre sus centros. Casualmente Finlandia había debilitado su currículum en 2004 bajo la batuta de muchos pedagogos. Éstos afirmaban que se estaban enseñando demasiadas cosas a los escolares y que ello los alienaba. Además Finlandia había dejado que cada centro adaptara el currículum a enseñar según sus propios criterios. En fin que el debilitamiento del currículum nacional provocó la disminución de la exigencia, el acomodo de muchos alumnos y el consecuente descenso en conocimientos. Pero la autonomía de centros establecida en Finlandia causó también que cada escuela creara su propio currículum de contenidos apareciendo así centros educativos con dispares velocidades de enseñanza. En conjunto, eso explicaba la caída en PISA de Finlandia y quizás el declive de su fama como modelo educativo. Cabe preguntarse que hizo el gobierno para resolver esta situación. Pues en 2014, y con las facultades de matemáticas quejándose del receso en cálculo de los nuevos alumnos, el ministerio de educación dictaminó reducir todavía más el currículum escolar. Para ello el gobierno contrató a más pedagogos y debilitó aún más el currículum con la esperanza de mejorar en PISA. Durante las V Jornadas de Secundaria en noviembre de 2016 Lacasa lanzó un pronóstico en Barcelona, que Finlandia volvería a caer en los próximos resultados PISA. El 6 de diciembre de 2016 se publicó el informe PISA y la sorpresa fue decepcionante. En lectura menos cinco puntos, en matemáticas menos diez y en ciencias menos once. Es decir, Lacasa acertó y su hipótesis que debilitar el currículo traía consigo la caída de competencias y conocimientos cogía cada vez más forma. Finlandia había caído más de treinta puntos en seis años. Añadamos que Singapur, con un currículum elevado y homogéneo en todos sus centros, ganaba de panadera a todos los países del mundo. Pero la sorpresa la estaba dando un país modesto cuyo refuerzo en contenidos estaba dando su fruto. Estonia ya llevaba años viendo aumentar sus resultados en PISA. Lo sorprendente seguía siendo que, educativamente, se hablaba mucho más de Finlandia que de este pequeño estado, más si ahora aventajaba con creces a unos fineses dormidos en sus laureles. La caída de Finlandia en lectura, ciencias y matemáticas era como el Rey desnudo. Los prejuicios vanagloriaban sus vestimentas pero la observación delataba su falsedad.

sábado, 3 de diciembre de 2016

51. Reuniones de DEvaluación

No sólo de ejercicios, exámenes y capacidades de redacción se nutre la evaluación de los estudiantes, existen reuniones trimestrales durante las cuales todos los profesores analizan uno por uno a todos los alumnos. Con ello se pretende conocer mejor sus necesidades y matizar, si se requiere, algunos de sus resultados académicos. La primera reunión a mitad de trimestre sirve para pronosticar resultados académicos del escolar, y la segunda a final del mismo, para limar notas. A estos encuentros los padres no pueden asistir, pero sí deben ser informados de su chaval. Para ello una entrevista con el tutor, un comunicado por escrito o unas observaciones vía agenda, Internet o en el boletín de notas servirán al efecto. Agradezca en este sentido los comunicados claros y sin eufemismos. Cuando una observación de su hijo empieza por posiblemente su hijo tenga algunas dificultades, mal se informa. Al hablar de los alumnos es necesaria la máxima diligencia. Debe quedar clara la deficiencia del estudiante y las pautas de intervención que se aconsejan para mejorar su situación. Ser más constante, ampliar las horas de estudio bajo el silencio y la concentración, o simplemente recibir un refuerzo externo suelen ser consejos claros y sinceros.

Un viejo amigo mío, y experimentado docente, informaba a los padres de una manera del todo poco ortodoxa, a través de los alumnos. Uno por uno les comentaba lo acontecido sobre él durante la reunión de evaluación, es decir, le comunicaba lo que pensaba el claustro de profesores directamente al púber, algo que implicaba tratar a estos como les gusta, como adultos. Al mismo tiempo les hacía apuntar tales apreciaciones en los comunicados de la agenda bajo el pacto que esa misma noche explicarían y mostrarían el mensaje a sus mentores. Una semana más tarde el tutor mandaba una carta a los padres indicándoles que su hijo había sido informado con detalle de su rendimiento y comportamiento, que deberían hallar tal comunicado anotado en la agenda y que si lo deseaban podían acordar entrevista con el tutor lo más pronto posible.

Con la anterior carta se lograban varios objetivos. El primero informar a los padres que tenían un mensaje sobre el estado estudiantil del mancebo. En segundo aparecían los escolares que escondían tal información al no ser sinceros con sus padres. De hecho, y en breve, los progenitores que no hallaban tales datos en la agenda llamaban al tutor. En tercer lugar se filtraban muchas entrevistas innecesarias de padres ya bien informados o de otros cuyos hijos iban a buen ritmo sin la necesidad de una entrevista terapéutica urgente. Finalmente, entre boletines, mensajes y entrevistas, el trimestre quedaba zanjado y llegaban las esperadas y balsámicas vacaciones.

Feliz Navidad y si puede haga ya sus compras con antelación.