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viernes, 28 de marzo de 2014

L’ESTIU QUE COMENÇA de Sílvia Soler: Premi Ramon Llull

Novel·la elegant, acadèmica, correcta i comercial que ens parla de l’amor, l’amistat i la família sota un guió lligat, estructurat i equilibrat amb intel·ligència i creativitat. Tot i així el contingut resulta sovint previsible restant curiositat al lector normal. Sota un rerafons de tragèdia quasi grega, els personatges van patint els embats de la vida i de la mort. Inicialment queden un pèl superflus, no empàtics i poc creïbles. Els adolescents, per exemple, parlen com adults ja d’infants sense una evolució posterior, clara i lògica. A nivell formal l’obra esdevé molt acadèmica on cada paràgraf, i tal com marquen els cursos de narrativa, equival a un fet o un concepte. De fet, pots seguir i entendre tota l’obra sols amb els inicis d’aquests paràgrafs, on s’hi situa la informació primordial seguida dels detalls i els encenalls secundaris de la mateixa. El vocabulari és correcte, adient i sense grans flors ni girs lingüístics elaborats, tot i que la falta de bons sinònims, o metàfores creatives, obliga en molts moments a la repetició de paraules. No obstant, algunes descripcions i finals de paràgraf són originals i ben trobades. Potser li falta un eix vertebral clar que guiï l’obra de principi a fi lligant millor totes les subtrames de la narrativa. En fi, una història que acaba on comença passant per moltes trames que es trenen, una obra que no formarà part dels clàssics dels segle XXI (Barcelona, 28-03-2014).

jueves, 27 de marzo de 2014

5º Congreso Nacional sobre la Hiperactividad CCIB Barcelona

Los próximos 16, 17 y 18 de Mayo de 2014 diferentes multinacionales farmacéuticas van a subvencionar el 5º Congreso Nacional sobre la Hiperactividad. El evento, con cabida para 700 asistentes, se celebrará en el CCIB de Barcelona en donde se podrán ver los últimos avances en servicios y productos para el tratamiento de la hiperactividad. La Presidenta del Comité Organizador, Elena O’Callaghan, expone como reclamo para el congreso la opinión del profesor Miquel Casas, presidente también éste del comité científico del congreso, quién afirma que: << todavía hay la falsa creencia que la mayoría de los trastornos de la conducta tienen una componente educacional, y no es así>>. Una afirmación así significa dos cosas. La primera que todos los trastornos de conducta no hallan relación con la educación y la segunda, que en este congreso no se van a exponer opiniones diversas, sólo se va a imponer una sola visión sobre la hiperactividad, la de las multinacionales farmacéuticos Janssen, Sandox y Shire que subvencionan el evento y fabrican anfetaminas para nuestros niños hiperactivos, la de los laboratorios de complementos dietéticos Ordesa y Vitae que sintetizan productos de parafarmacia para los niños con TDAH, más otras organizaciones psicopedagógicas y editoriales que apoyan el TDAH como un trastorno sin relación alguna con malos hábitos educativos. Pero lo que no se entiende es que el Departament d’Ensenyament patrocine también un congreso que dice que la educación nada tiene que ver sobre la conducta, un congreso dirigido casi exclusivamente a estudiantes, asociaciones de hiperactivos y familias a quienes se les ofrece todo tipo de facilidades en desplazamientos de avión o tren, alojamiento, restauración y hasta descuentos en tiendas. Que clase de congreso científico es éste que pretende que sus principales asistentes sean hijos, madres y padres pero no científicos, médicos y psicólogos, ¿no se tratará todo de una simple publicidad de las farmacéuticas y laboratorios?, ¿de una propaganda cuyas inscripciones oscilan entre los 50 hasta los 440 euros en función de si eres estudiante, asociado a algún gremio del TDAH o diferentes contextos familiares?, ¿no estará resultando la hiperactividad un lucrativo negocio? Llevo veinte años impartiendo clases entre adolescentes con muchos hiperactivos por medio, ¿que qué decir de la hiperactividad? Pues que sí, que existe, pero con dos matices. El primero es que hay decenas de causas diferentes que provocan el TDAH y la segunda es que la inmensa mayoría de ellas no son cien por cien innatas sino malos hábitos educativos. Malas costumbres al dormir, abuso de azúcares antes de ir a la cama, ausencia de rutinas en casa, ausencia de esfuerzo en tales rutinas, ausencia de disciplina en todo ello, más la impulsividad que así conlleva, que la tomografía detecta, son las causas que muchas observaciones clínicas y escolares han demostrado. Ante esto no se comprende que un trastorno que se diagnostica por observación, y no por análisis clínicos, se trate con anfetaminas, psicotrópicos que cuestan 30 euros la cajetilla y con efectos secundarios no deseados. Debo mencionar aquí que la mayoría de alumnos hiperactivos que he conocido sufrían algún desmayo en clase bajo tales narcóticos, retrasos en su crecimiento y desidia como estudiantes. En fin, si el psiquiatra que definió la hiperactividad, Leon Eisenberg, confesó siete meses antes de fallecer en 2009 que era una enfermedad ficticia, ¿cómo se entiende este 5º Congreso Nacional sobre la Hiperactividad?

LA HIPERACTIVIDAD BAJO UN CONGRESO DUDOSO

Los próximos 16, 17 y 18 de Mayo de 2014 diferentes multinacionales farmacéuticas van a subvencionar el 5º Congreso Nacional sobre la Hiperactividad. El evento, con cabida para 700 asistentes, se celebrará en el CCIB de Barcelona en donde se podrán ver los últimos avances en servicios y productos para el tratamiento de la hiperactividad. La Presidenta del Comité Organizador, Elena O’Callaghan, expone como reclamo para el congreso la opinión del profesor Miquel Casas, presidente también éste del comité científico del congreso, quién afirma que: << todavía hay la falsa creencia que la mayoría de los trastornos de la conducta tienen una componente educacional, y no es así>>. Una afirmación así significa dos cosas. La primera que todos los trastornos de conducta no hallan relación con la educación y la segunda, que en este congreso no se van a exponer opiniones diversas, sólo se va a imponer una sola visión sobre la hiperactividad, la de las multinacionales farmacéuticos Janssen, Sandox y Shire que subvencionan el evento y fabrican anfetaminas para nuestros niños hiperactivos, la de los laboratorios de complementos dietéticos Ordesa y Vitae que sintetizan productos de parafarmacia para los niños con TDAH, más otras organizaciones psicopedagógicas y editoriales que apoyan el TDAH como un trastorno sin relación alguna con malos hábitos educativos. Pero lo que no se entiende es que el Departament d’Ensenyament patrocine también un congreso que dice que la educación nada tiene que ver sobre la conducta, un congreso dirigido casi exclusivamente a estudiantes, asociaciones de hiperactivos y familias a quienes se les ofrece todo tipo de facilidades en desplazamientos de avión o tren, alojamiento, restauración y hasta descuentos en tiendas. Que clase de congreso científico es éste que pretende que sus principales asistentes sean hijos, madres y padres pero no científicos, médicos y psicólogos, ¿no se tratará todo de una simple publicidad de las farmacéuticas y laboratorios?, ¿de una propaganda cuyas inscripciones oscilan entre los 50 hasta los 440 euros en función de si eres estudiante, asociado a algún gremio del TDAH o diferentes contextos familiares?, ¿no estará resultando la hiperactividad un lucrativo negocio? Llevo veinte años impartiendo clases entre adolescentes con muchos hiperactivos por medio, ¿que qué decir de la hiperactividad? Pues que sí, que existe, pero con dos matices. El primero es que hay decenas de causas diferentes que provocan el TDAH y la segunda es que la inmensa mayoría de ellas no son cien por cien innatas sino malos hábitos educativos. Malas costumbres al dormir, abuso de azúcares antes de ir a la cama, ausencia de rutinas en casa, ausencia de esfuerzo en tales rutinas, ausencia de disciplina en todo ello, más la impulsividad que así conlleva, que la tomografía detecta, son las causas que muchas observaciones clínicas y escolares han demostrado. Ante esto no se comprende que un trastorno que se diagnostica por observación, y no por análisis clínicos, se trate con anfetaminas, psicotrópicos que cuestan 30 euros la cajetilla y con efectos secundarios no deseados. Debo mencionar aquí que la mayoría de alumnos hiperactivos que he conocido sufrían algún desmayo en clase bajo tales narcóticos, retrasos en su crecimiento y desidia como estudiantes. En fin, si el psiquiatra que definió la hiperactividad, Leon Eisenberg, confesó siete meses antes de fallecer en 2009 que era una enfermedad ficticia, ¿cómo se entiende este 5º Congreso Nacional sobre la Hiperactividad?

miércoles, 26 de marzo de 2014

MEN AS ATRUA (Teatre Llantiol)

Obra de monólogos propios y originales en donde Jordi Galo, Xavier Castells y Dani Escarrá comienzan fríos pero llevan al público al máximo clímax del humor, de la carcajada y de la hilaridad. Con mezclas del absurdo, no faltan alusiones crudas, desgarrantes y reales en contra los poderes de hoy en día, la banca y algunos políticos. Pero huyendo de tópicos y preocupaciones relamidas, este trío de actores transporta al público hasta la evasión total de la realidad creando espacios y mundos imaginarios sólo a través del arte de la palabra. Bajo sus máscaras de niños traviesos hilvanan en el negro de las bambalinas todo un universo de luces y colores. Rompiendo a menudo el muro entre escenario y público, arrastran a los asistentes hasta la propia actuación. Con un inmensa capacidad de improvisación, el humor, siempre inteligente, y el amor, de una ex, surgen por entre sus guiones. Obra recomendable para todos los públicos, menos para políticos mediocres, no pillaran los gags (Barcelona, Teatre Llantiol, 25/03/2014).

miércoles, 19 de marzo de 2014

FRACASO ESCOLAR O FRAKSO POLITICO (25)

Los educadores justificadores Ver la paja en ojo contrario pero no ver la viga en el tuyo es harto común en los humanos. A menudo nos percatamos de los defectos ajenos y nos cuesta horrores reconocer los nuestros. A todo esto se le llama error por subjetividad. La evaluación de nuestros hijos está llena de ésta por una simple razón, el amor que sentimos por ellos. En fin, que el querer no resulta una lente objetiva. Recuerdo el caso de una madre que ante todos los suspensos de su hijo le justificaba así: - El niño estudia mucho, ¿sabe? El otro día se pasó tres horas en su habitación sin poner la tele. Pero no estudió, sólo apagó el televisor, algo que no explicaba los suspensos en educación física, ética y plástica. Otra madre argumentaba: - Es culpa de los profesores, todos le tienen tanta manía a mi Christian, que por eso suspende todas las áreas. Una tercera afirmaba: - Mi hijo en mates, es que verá, no es bueno. Las mates, es que le cuestan mucho, ¿sabe? Él sólo estudia lo que le gusta. Y una de las peores se quejaba a un profesor de la siguiente forma: - ¿Qué mi hijo es soberbio? Todos los adolescentes lo son. Yo me pregunto entonces que nivel de soberbia es capaz de admitir usted como docente. Él, mi hijo, es como yo, y le comprendo perfectamente. Yo hago igual que él. ¿Ser soberbia? Y no había duda que así lo hacía. Añadiré lo que luego dijo el padre de este alumno durante la misma entrevista: - ¿Me está diciendo que mi hijo no se comporta bien en clase? Usted a mi hijo no le conoce en absoluto, él es muy sensible, hasta defendió el NO a la guerra de Iraq, ¿por qué no se meten con otros de su clase que fuman porros, van rapados y llevan símbolos nazis? Yo conozco muy bien a mi hijo, cosa que usted no. Deje que yo le eduque y usted dedíquese sólo a enseñar. Pero quizás el caso más triste, y real como todos los anteriores, fue el de un zagal muy díscolo y expedientado por todo el claustro en donde la madre le justificaba sentenciando: - Ustedes se lo han inventado todo. Sepan que mi hijo, a mi, jamás me mentiría. Y si quieren añadamos otras afirmaciones de otros progenitores como: yo, a su edad, era igual y hacía lo mismo, u otra como, pero si es un niño, deja que haga lo que quiera, tiempo habrá que la vida le haga sufrir. En fin, que los padres justificadores existen, nada más releer los casos anteriores salta a la vista, pero ¿cómo pueden ellos saber que lo son? Y lo más importante, ¿qué consecuencias acarrean en el comportamiento de sus hijos? Vayamos por partes, los padres justificadores defienden a ultranza a su prole consciente o inconscientemente a pesar de la culpabilidad probada de ésta. Suelen ser padres que felicitan cualquier mérito de sus hijos, les ríen la mayoría de gracias y les compran muchos artículos de consumo. Puede que dediquen mucho tiempo a sus hijos pero luego les dejan demasiada libertad de elección. - Mi Oriol no vino al cole ayer para estudiar en casa de su compañera de clase – añádase al asunto que Oriol jamás estudiaba y que la compañera era algo más que eso -. Y como se les hizo muy tarde estudiando, pues claro, le dejé que se quedara a dormir en casa de su compañera de clase. A la mañana siguiente, y cansados como estaban, no pudieron ir al colegio. Por eso llegaron al centro a las tres de la tarde, como usted ya fue informado. Las justificaciones maternas al estilo anterior hacen que los hijos se adapten al ecosistema y a vivir que son tres días, más algunas noches de goce con la compañera. Los así adolescentes se transmutan en sujetos orgullosos y engreídos. Su autoestima y orgullo son tan fuertes que suelen mirar por encima del hombro al docente, todo ello a sabiendas que sus progenitores vendrán en su ayuda si lo necesitan, unos padres blandos, protectores, compradores y muy amigos de sus hijos. - ¡Que a mi no me ralles! ¡Que no me digas nada tío! ¡Que ya hablará mi madre contigo! ¿Te enteras profe? ¡Que me das asco! ¿Y los trabajos de estos alumnos en clase? Pues son nulos o inconstantes. Cuando lo necesitan se ponen las pilas y, si se lo proponen, aprueban, por lo que no suelen repetir curso aunque sí afectan a la mayoría del grupo con sus arrebatos en el aula. La causa de todo esto es que en el colegio hay unas normas y en la familia no las hay. Ante esta contradicción cabe preguntarse, ¿quién debe adaptarse a quien? Recuerdo a cierto pedagogo reformista declarar por televisión que los colegios deben adaptarse a las nuevas familias, que hay que hacer un esfuerzo para asimilar mejor la falta de disciplina familiar. En fin, y con ironía, que deberíamos dar la razón a la madre que dijo: - Mi hijo, a mi, jamás me mentiría. Como decía Inger Enkvist en su libro “La Buena y la Mala Educación”, si los padres defienden automáticamente a sus hijos en un conflicto sin averiguar antes lo que ha sucedido, están socavando no sólo la autoridad de la escuela, sino también la suya propia ante el hijo. Los ausentes Pagar la hipoteca, las letras del coche, los créditos por los electrodomésticos e incluso aquellos caprichos que todos queremos nos llevan a ser unos esclavos del trabajo y de su reloj. O invertimos gran parte de nuestro tiempo en el mundo laboral o nos quedamos sin dinero. El escenario anterior presenta una contraprestación si se tienen hijos. Tanto horario laboral por un salario que da de comer a los tuyos sirve para al final no atenderlos correctamente. Uno, y sin elegirlo apenas, se ha transformado en un familiar ausente. - Yo no puedo estar por mis hijos, no tengo tiempo. Trabajo mucho por ellos y así tienen lo que necesitan. Tener un hijo implica quererlo y educarlo dedicándole el tiempo de calidad que sea necesario, por desgracia nuestro mundo laboral no siempre lo permite. Existen guarderías y colegios para nuestros vástagos pero éstas y éstos jamás podrán sustituir el rol familiar. Visto lo anterior, los padres ausentes se hallan muy solos ante el peligro y aislados de sus hijos. Recuérdese que la llegada a la adolescencia conlleva la soledad al romper la comunicación con los progenitores. Por eso los púberes se abren a un grupo o banda, a unas nuevas amistades ávidas de referentes. Si los padres ya pertenecían al perfil de los ausentes, el problema se agrava exponencialmente en la pubertad. El zagal defiende entonces que ya no es necesario explicar mucho en casa, que los padres no le comprenden y que se puede pasar dócilmente de los estudios. En definitiva, la confianza mutua ya no existe, el adolescente se cree con más derechos sin asumir obligaciones y los padres han perdido toda comunicación y autoridad. Lo grave es que recuperar ese puente es muy difícil si no existió durante la infancia. Algo que funciona muy bien, y que ya se comentó en este sentido, es comer sin el televisor para potenciar la conversación entre adultos y adolescentes. Por desgracia el progenitor ausente interviene poco en la vida del hijo y delega mucho a terceros como tíos, abuelos, hermanos mayores o al propio colegio. Los deberes escolares o las efemérides del día son escasamente conocidas por éste, lo que trae consigo que el alumno no reciba felicitaciones paternas por mérito alguno. El control de su entorno es muy bajo y el hijo se halla con gran libertad de movimiento con la televisión, Internet, amistades o paseos fuera de casa. A veces coincide este tipo de perfil con parejas separadas y/o familias desestructuradas. Bajo un influjo así el chaval no suele crear problemas de disciplina en el colegio pero cuelga los estudios sin hacer ruido. Lo podríamos calificar de pasota dócil. Nulo o inconstante en el trabajo escolar, recurre a cierto aislamiento cordial con el grupo, un holgazán simpático. Puede incluso que se justifique y te diga: - No voy a estudiar porque quiero trabajar, por desgracia hasta los dieciséis no me lo permiten. En casa no insiste demasiado en que se le compre algo, está acostumbrado a buscarse la vida y a no pedir a quien poco está en el hogar. Suelen desarrollar más la introversión que la extroversión pero siendo fuertes psicológicamente. El riesgo de fracaso escolar repitiendo curso es muy elevado. En fin, que para evitar ser un educador ausente, y desde alevines, reorganice su horario laboral para aproximarlo al máximo al de su pareja e hijos, lo contrario sería trabajar mucho para exigir más a los otros por la educación de sus retoños. En caso contrario, y si le resulta imposible, no se equivoque, no se crea culpable. Busque quien pueda acompañar bien a sus hijos y en tiempos libres que vengan a usted. Los ausentes parciales Me contaban un día que un padre se exaltaba ante un profesor diciendo: - Mire, señor Riduestre, yo trabajo mucho fuera de casa para darle un futuro a mi hijo. ¿Quererlo? Él ya sabe lo mucho que le quiero. Siempre he dejado que mi hijo sea responsable, pero es la primera vez que me entero que se porta mal en clase – se refería a desafiar y faltar al respeto a los docentes -. Cuando le pille en casa se va a enterar. El chaval estaba incubando la adolescencia y ahora empezaba a revelarse en contra de sus adultos. El padre, severo y preocupado, intervenía en la educación de su hijo en momentos puntuales, es decir, cuando las cosas se salían de madre. Cuando así lo hacía era de forma enérgica y contundente. Él era un progenitor que pertenecía al perfil de los ausentes parciales. Los padres dentro de esta tendencia son inconstantes en disciplina y en tiempo de calidad dedicado a sus hijos. Esa contradicción de periodos de ausencia y periodos de preocupación severa traen consigo un adolescente confuso que desarrolla un personaje provocador y ruidoso en el aula. Son padres que no suelen reír las gracias de sus hijos y que no les justifican en demasía. De todas formas, y en algunas ocasiones, desarrollan el papel de amigos de su prole comprándoles algunos caprichos caros. En tal contexto no es de extrañar que los púberes no entiendan los cambios de exigencia y de disciplina en el hogar, situación que les empuja a ser provocativos y a tomar sus decisiones independientemente de las consecuencias que con ello puedan sobrevenirles, hoy salgo con mis amigos aunque me lo prohíbas. Por otro lado, su nivel de trabajo se vuelve inconstante y su rendimiento académico a menudo les obliga a repetir curso. De todas formas no suelen ser chavales insistentes en sus caprichos. Psicológicamente presentan una buena fortaleza y en su entorno son sociables y abiertos. Las desvertebradas En sentido figurado, vertebrar significa estructurar algo correctamente. Por desgracia existen familias desestructuradas que eufemísticamente el docente que definió este perfil bautizó como desvertebradas. El denominador común de los hijos en el seno de estas familias es la falta de estima parcial o total durante su desarrollo infantil y juvenil. Ejemplos en donde se dan tales circunstancias pueden ser hijos no deseados, alcoholismo, malos tratos, drogodependencias, abandonos e incluso separaciones y divorcios violentos. Recuerdo un caso en donde la madre reclamó y rehusó la custodia de su hijo repetidas veces durante más de ocho años. El resultado en el chaval resultó terrorífico, el perfil típico que en breve describiremos. En algunos casos la falta de cariño es sustituida por regalos que el niño encuentra contradictorios a falta de lo importante, un amor constante. El zagal no sabe si agradecer, devolver o romper el juguete. El perfil de estas familias muestra un total abandono de la prole sin pautas constantes en disciplina, amor, atención o control del entorno. Por otro lado, y en el caso que la pareja conviva bajo un mismo techo, existe una total discrepancia en los criterios educativos y el chaval utiliza todos sus recursos para salirse con la suya. A menudo los padres se asemejan en algo a los ausentes parciales con drásticos intentos educativos que pasan por largos periodos en donde reina la total negligencia. En ocasiones, y durante estos arranques pedagógicos, los progenitores se acercan al colegio con todo el decálogo de derechos aprendidos y se quejan del servicio educativo prestado. Exigen lo que ni ellos mismos son capaces de hacer, educar. - ¿Saben por qué mi hijo estaba el otro día por la calle y no en el colegio? – preguntaba un padre al tutor - Pues ahora se lo digo, porque ustedes no me lo comunicaron a tiempo. Ahora cuando lo encuentre, le caerá una buena zurra. No debe extrañar que con todo ello surjan hijos resentidos, agresivos y caraduras. Pillarlos en plena fechoría es como dar alas a su ego. Ante los demás pretenden sobretodo ganar el protagonismo que jamás tuvieron en el seno de su familia. Obviamente llevar mal los estudios e ir a su bola pasando olímpicamente de lo que se les diga, es una forma más que evidente de demostrar su resentimiento por su pasado. - ¿Qué hacías copiando? – preguntó el docente al verlo otear el control del vecino con todo el descaro del mundo. - ¿Pero qué pasa? Yo no estaba copiando profe, estaba comparando resultados. - ¿Quieres que te ponga un cero? - Me la suda lo que me pongas. Responder con violencia y proyectar miedo son el lenguaje que más han desarrollado estos escolares para defenderse de los demás. Agredir al más débil del grupo suele ser una estratagema frecuente para que nadie se le ocurra cuestionar su dominio, algo que le puede llevar a cometer maltrato o delinquir en su futuro. Empujones, golpes o incluso el uso de utensilios punzantes configuran sus artes marciales. En resumen, son individuos que se muestran ante los demás atrevidos, extrovertidos, provocativos y orgullosos, aunque en realidad son ansiosos por el poder, débiles de autocontrol, egocéntricos y hasta con una autoestima y nivel de frustración muy bajos. No es nada extraño que lleguen a cometer delitos o que caigan en adicciones. Protectores sufridores Explicaba un docente de Barcelona que en los días de grandes aguaceros la mitad de sus treinta alumnos solía ausentarse de clase bajo la justificación de sus progenitores, pero que en día de una huelga estudiantil lo hacía toda la clase. Parece claro que la permisividad ha crecido en nuestra sociedad. El perfil de los padres protectores sufridores es el de aquellos que miman evitando a toda costa, y con gran preocupación, que su hijo sufra algún percance tanto físico como psicológico. Se podría pensar que creen que su prole es tan frágil como el cristal, pero que por desgracia acaban convirtiéndola en eso mismo, en una copa de Murano. - Mi hija de trece años duerme conmigo cada noche. Ya ve, es que se siente sola y sin protección. Este tipo de costumbres suelen empezar durante la infancia al no querer dejar al hijo en su habitación berreando desconsoladamente. Ante tal alarde de sufrimiento el progenitor se siente culpable y se lo trae a la alcoba, algo que a su vez rompe la intimidad conyugal. Los bebés deben aprender a dormir solos para que puedan conservar su intimidad. En otro caso suceden casos del todo aberrantes como el de unos padres que daban el biberón a su hijo de siete años de edad. - Es que así desayuna más rápido. También hay padres que han cambiado a su hijo de centro porque todos los compañeros de clase no le querían. No hay duda que a veces parte de un grupo repudia a un compañero de tal forma que se hace aconsejable un cambio de grupo o de centro, pero cuando ya se llevan tres colegios distintos algo falla en la familia. Sirva el caso de una familia en donde un hermano falleció pero otro pasó a recibir todos los cariños por miedo a que éste muriera, algo muy parecido con los niños que han padecido una enfermedad crónica o grave. En ambos casos los padres temen tanto por la vida de su prole que sufren en exceso ante cualquier pequeño riesgo. Podríamos definir finalmente este perfil familiar como progenitores que no permiten que sus hijos estén descontrolados dedicándoles mucho tiempo protegiéndoles. A menudo les justifican sus faltas y errores manteniendo un buen control de su entorno y evitándoles cualquier riesgo externo, algo que les debilita psicológicamente y acarrea muchos problemas. Por otro lado, estos padres suelen también ser amigos de sus hijos aunque no excesivamente compradores de bienes materiales. Los adolescentes que han vivido en la burbuja vigilada por sus progenitores son muy sensibles a los cambios y débiles ante la frustración. Su fragilidad les da cierta rareza dentro del grupo, incluso llegan a ser en cierto modo introvertidos y con dificultades de socialización. De hecho, no han experimentado demasiado el exterior familiar y su autoestima es baja. Por otro lado, y a nivel académico, sucede que suelen desarrollar cierta apatía escolar y trabajan en la inconstancia con un riesgo, aunque bajo, de repetir curso. De todas formas existen casos que al sentirse distintos a los demás, renace un gran anhelo sufridor y perfeccionista ante los estudios. En conjunto no suelen ser insistentes en sus caprichos ni tampoco provocativos con sus adultos, pero muy a menudo desarrollan cuadros depresivos que pueden agudizarse al crecer y que pueden llevarles al abandono estudiantil y/o profesional. Repitamos aquí lo que Platón decía sobre la felicidad, que ésta residía en la privación, es decir, lo que más se sufre más se valora. Si un púber no ha experimentado el esfuerzo no sabrá valorar lo que a solas pudo lograr. Es más, cuando no lo obtenga se frustrará. En tal situación se verá arrojado a la desilusión, al desengaño e incluso a mentir. Saber superar las frustraciones requiere haber pasado por pequeñas dosis de sufrimiento durante nuestra infancia. En Japón, en donde muchos padres tienen a sus hijos bajo una burbuja de cristal, el número de suicidios crece año tras año. Del 9 al 17 de noviembre de 2006 al menos ocho adolescentes se suicidaron al no superar la frustración por diversas razones como la competitividad escolar o el acoso. Durante el 2005 se quitaron la vida 608 japoneses menores de 20 años. Con 35.000 casos anuales, Japón es el país con mayor tasa de suicidios de todas las edades del mundo industrializado, siendo la región del mundo en donde más se mima a los lechones. Protectores compradores Comprar el cariño y la conducta de nuestros púberes con regalos y libertades resulta una tentación que algunos educadores llevan al abuso. La culpa no es del todo suya. Vivimos en un matrimonio difícil de divorciar, el capitalismo y su pareja inseparable, el consumismo. Sin uno no existe el otro, y sin el otro no hay el uno. El mundo da muchas vueltas aunque más importante es que sea el dinero y las especulaciones quienes lo hagan. Si nos viéramos obligados a dejar de comprar e invertir, los grandes capitales perderían ganancias, que no beneficios. Ante tal merma unas empresas cerrarían, otras pactarían bajarle el sueldo y la mayoría reducirían su plantilla engrosando las listas del paro. El estado, viendo sus impuestos reducirse al bajar consumo y especulaciones, decidiría pedir créditos a esos capitales poderosos para seguir pagando un bienestar social insostenible pero que prometió a sus electores. Esperando con optimismo años mejores su deuda alcanzaría cotas jamás vistas y tarde o temprano dejaría en ruina al país, una herencia que debería asumir el pueblo pagano de todo aquello. En consecuencia, el gobierno entrante se pondría a hacer recortes sin sancionar a los anteriores culpables de todo aquel desatino de decisiones funestas. Ya se sabe que mejor no condenar a quienes a lo mejor te acusen a ti en un futuro, y menos aún procesar a quienes te pagan la campaña electoral, bancos y financieras. En fin, que a uno le subirán los impuestos, le bajarán los servicios sociales y hasta le pedirán que en caso de trabajar, lo haga más horas y por menos dinero, o lo que es lo mismo, con más IRPF. Así, con países y empresas recortando costes y personal, los inversores guardarán su capital en lugar seguro, paraísos fiscales por ejemplo, y la bolsa perderá valor. Al final, la economía de este sistema desacelerará y el mundo capitalista, aún dando vueltas, también. Y eso mismo fue lo que empezó en la crisis del 2008, ¿le suena ahora todo lo anterior? El dinero y las especulaciones fueron como el agua a un ecosistema, cuantas más veces circulaban, más organismos las aprovechaban, cuantas más veces los valores pasaban de unas manos a otras, más servicios prestaban y más se creía que valían. El problema fue que aquella agua era especulativa, es decir no existía. Muchos de estos valores en realidad no valían nada y durante el 2008 muchos se dieron cuenta de ello. Los financieros, quienes ganaban cien veces más que un simple arquitecto, habían vendido sueños a los inversores con derivados, futuros y otras tentaciones. Pero detrás de todos aquellos productos no había dinero tangible, sólo humo lleno de conjeturas, esperanzas y ganas de obtener divisa fácil sin trabajar. Al menos un ingeniero diseña obras que se construyen, un financiero sólo pesadillas. Ante esta u otras crisis, uno pudiera decidir ahorrar y esconder todos sus duros debajo de una baldosa, pero el sistema ya inventó algo para disuadirlo, la inflación, y si esta fallara, la obligación de pagar, la subida de los impuestos. Haga lo que haga le arrastrarán al gasto, no le quepa la menor duda. En fin, que nuestro sistema nos obliga a consumir o pagar a los grandes capitales, sean estatales o de multinacionales. Aunque quizás no nos guste, nuestra sociedad se fundamenta en eso, en que todos nosotros consumamos cuanto más mejor, y si es sin necesidad, o por encima de nuestras posibilidades, más se aplaude. El problema es que esa “sin necesidad” o ese “por encima” tuvieron efectos dañinos sobre nuestro nivel adquisitivo inmediato y sobre la educación de nuestros hijos. Comprar a los hijos todo aquello que uno no tuvo, pretender que con más bienes mostraran más cariño, protegerlos diciendo que tiempo habría para que sufrieran, preguntar cada día al zagal que quería para desayunar ante una pastelería o comprarle el mejor móvil ya en primaria, fueron múltiples ejemplos de cómo se les pagó por algo que no debía ser negociable, la responsabilidad. En resumen y concretando, se podría decir que comprar en exceso y regalarles demasiado engendra el materialismo en los chavales y no el valor de las cosas por el esfuerzo real que requieren. El enfoque anterior arrastra a los críos hacia un bajo nivel de compromiso personal durante su infancia y poco más tarde a la falta de respeto hacia sus adultos durante su adolescencia. De proseguir tal tendencia se les empuja a ser exigentes con los demás y a desarrollar una calidad profesional nefasta en su futuro laboral. Tenerlo todo demasiado fácil durante la infancia y adolescencia provoca dar mayor prioridad al dinero que al esfuerzo, es decir, querer ganar mucho con escasa dedicación, algo que perpetraron los financieros con la crisis económica actual. La compra del cariño con regalos sólo equivale al precio que uno paga por los sobornos emocionales de su hijo y no por un amor que apenas dura. Creerles cuando dicen que, tú no me quieres, es ceder ante su capricho. Y tanto que le quiere, tanto que por eso hace lo que debe, evitar ser un protector comprador. Durante las jornadas económicas que la extinta Caixa de Manresa organizó en abril del 2007, Jordi Pujol, Pilar del Castillo, Alejandro Tiana y otros personajes estuvieron de acuerdo en afirmar que los países con mayores cotas en educación aumentan su competitividad y se desarrollan más. Si la cultura no impulsa el esfuerzo y el espíritu emprendedor jamás obtendremos profesionales cualificados. Para los asiáticos, por ejemplo, el éxito escolar de sus retoños resulta lo más crucial para la familia. Si los resultados de sus hijos son adversos, los padres asiáticos piensan que su alevín no se ha esforzado lo suficiente. De hecho en Estados Unidos los inmigrantes que mayor éxito estudiantil y profesional ostentan son los hijos de los asiáticos, mientras que latinos y afroamericanos se quedan por debajo. La razón de ello es que el interés y la preocupación por la educación de los hijos resulta más importante que la etnia o la cultura. Las familias asiáticas inculcan a sus chavales que deben trabajar duro con los estudios, y a pesar que hablan otra lengua muy distinta al inglés, estos alumnos van por delante de los anglos autóctonos. Añadamos a lo anterior que a los alumnos asiáticos recién llegados les va mucho mejor que a los afroamericanos y latinos nacidos en el país, prueba irrefutable que el esfuerzo prima sobre el origen social, cultural o étnico. Sirve de ejemplo el Orange County cerca de Los Ángeles en donde la mayoría de habitantes son vietnamitas y en donde casi no hay fracaso escolar. A nivel académico no existen diferencias ni entre chicas y chicos, ni entre clases sociales, ni entre quienes hablan más o menos en el inglés por el barrio. El elevado éxito escolar se explica por el nivel de estudio, la cohesión familiar y la cultura del esfuerzo en todo ello. En fin, que el éxito asiático no es asiático sino de la perseverancia y del afán. No exigir esfuerzo a nuestros estudiantes es infantilizarlos. Cabe añadir que antes era el estudiante quien se debía responsabilizar de su motivación y autonomía, en cambio ahora, y según las pedagogías teóricas, es el docente quien debe apoyar y motivar a los alumnos. Visto todo lo anterior, en nuestra península deberíamos sobreproteger menos y exigir más mientras nuestros futuros profesionales todavía son escolares. Los informes PISA dejan claro que los países asiáticos mejoran sus niveles educativos año tras año, algo que nos muestra que lo importante es el esfuerzo. Quizás a todos nuestros estudiantes les haría falta tener padres asiáticos. El niño occidental, sobreprotegido y agasajado con muchos bienes materiales se nos vuelve un pequeño tirano que después no podemos controlar, un débil egoísta que luego le costará dar amor, respeto y beneficios a la sociedad. Es más que obvio que hay poca disciplina y que nuestros padres suelen ser blandos al recordar su pubertad para justificar a sus hijos. Escuché un día que la periodista Mercè Beltrán comentaba que algunos padres de hoy son unos adolescentes eternos. Tengamos claro que un no a tiempo ante la demanda de ese chiquillo es un gran avance para que valore los síes que se le quieran otorgar. Ellos aprenden pronto a dejarse comprar por unos dulces bajo la presión de su insistencia o de un berrinche llorón. Acceder a la primera a sus deseos es rebajar su correcta formación. Un padre me afirmaba que él los dejaba en la duda ante sus demandas insistentes. A menudo les respondía, ¿Qué crees que deberías hacer para ganarte lo que me pides? Y luego se marchaba de inmediato para que pensara y despabilara, algo muy eficaz para cultivar su autonomía. Se insiste, consentir a un menor para dejar de oír sus demandas delata un obvio desinterés por él. Lo primero que necesita un niño es sentirse querido, algo que jamás obtiene por más donativos que reciba. Si alguien tanto quiere a sus hijos lo primero que debe aprender a decirles es simplemente NO. Una madre me daba otra estrategia para evitar convertirse en una compradora protectora. Ella me decía que ante los chantajes emocionales de su prole respondía que aquello era imposible que fuera cierto. Frases como, soy el único de clase a quien no le dejan, o, soy el único del colegio que no lo tiene son falacias que con 30 alumnos por grupo y unos 400 escolares en el centro es harto imposible que el hijo de uno sea el único. Es obvio que esa madre no era la excepción, seguramente era la norma, una norma que su hijo no quería ver ni reconocer. Querer lo mejor para ellos no significa darles todo lo que piden. Mejor nueve nos y un sí que nueve síes y un solo no, mejor un buen control de su entorno que dejarlo que haga lo que quiera, mejor un cachete en la nalga que mil bofetadas de la vida. No prevenir durante la infancia conlleva que los pequeños problemas se tornen en un King Kong durante su adolescencia. Sirva de ello la siguiente muestra entre un profesor de literatura y un púber de segundo de ESO. - Oriol, Oriol, podrías recoger el papel que acabas de arrojar al suelo. - No lo pienso hacer, yo te pago. Mi estimado docente, algo veterano en el oficio, ya sabía que responderle y qué hacer. - De pagar, tu no pagas nada, te lo pagamos los adultos. Los servicios de limpieza del colegio, que esta vez no te van a recoger el papel, salen de mis impuestos - tanto centros públicos como concertados reciben sus honorarios de nuestras tributaciones, es decir, de todos los contribuyentes sean padres, docentes o demás trabajadores -. Por tanto Oriol, vas a recogerme todos los papeles de clase. Tengo todo el patio para que lo hagas. Con todo lo anterior se está mostrando que los protectores compradores miman de forma extrema a sus lobeznos, incluso llegan en ocasiones a denunciar sin razón al equipo docente, algo que nos lleva al otro lado de la educación, a la deformación del individuo. Sirva el ejemplo de una madre que llevó a los tribunales a un docente por haber robado los libros de texto a su hijo. Al final del proceso se demostró que la familia jamás había comprado dichos volúmenes. Ante tales riesgos el docente suele optar por aguantar el chaparrón en lugar de pasar a la acción y ser él quien denuncie a los mentores por obstrucción a la educación, algo todavía no contemplado por la ley. En marzo de 2004 sucedió en Cerdanyola del Vallès que un profesor se enfrentó con una amenaza de denuncia por obligar a un alumno de tercero de ESO a sentarse en clase. - Oriol, ¿podrías sentarte que voy a empezar la clase? - ... - Ya me has oído, ¿podrías sentarte? - Bueno – todavía de pie el alumno. - Por favor, ¿vas a sentarte o no? - Espera – le dijo mientras se paseaba luciendo sus nuevas y caras zapatillas deportivas. - Bueno, ya está bien, ¿quién te has creído que eres? ¿Miss mundo? - Puede. - Entonces, ¿a que debo esperar? ¿A que te maquilles? - ... - Pues maquíllate guapa y empecemos ya la clase – el alumno asintió e hinchó el pecho y puso sus brazos en jarras simulando ser modelo – ¿Te sentarás ahora? – lentamente y con gran arrogancia se dirigió a su pupitre y parsimoniosamente se sentó sonriendo. Pasaron meses y los padres exigieron entrevista con el profesor. El padre nada más sentarse en el despacho profirió lo siguiente: - Hace once semanas usted, señor Riduestre, cometió un abuso de poder sobre mi hijo, le dijo maquíllate guapa. Eso es un abuso psicológico. Si es necesario llevaré este caso ante inspección y le denunciaré. - Si me permite, mi intención con su hijo siempre ha sido educarle como persona. - ¡De eso nada! Usted debe impartir conocimientos, de educarle ya me encargaré yo. - No creo... - ¡Usted no crea nada! Mire, tiene mucha suerte que yo sea una persona como soy. Si estuviéramos en otro barrio a usted ya le habrían reventado los neumáticos del coche. - Perdón, ¿me está amenazando? Y sí, le estaba amenazando, algo que sí es denunciable ante la justicia. Lo divertido de la situación fue la intervención de la asesora pedagógica de turno. - El padre tenía razón en algunas cosas – le dijo en privado al profesor Riduestre -, pero no en la forma de exponerlas, claro está. Deberías reflexionar y averiguar el porqué te ha sucedido esto con este alumno. Total, unos padres sobreprotegían y un profesor debía reflexionar. El problema de todo aquello fue que el resto del grupo se enteró de lo ocurrido y se sintieron amos del aula ante una dirección escolar tan débil. Pasaron de la observancia a la rebeldía. Poco a poco los docentes quedaron desautorizados dentro del grupo de Oriol. Al año siguiente, ese cuarto de ESO resultó ser incontrolable, ¿a quien debíamos haber hecho reflexionar? ¿A los padres quizás? ¿O mejor haberlos denunciado por amenaza a un docente? Carmen Perona, abogada y autora del libro La Responsabilidad Jurídica del Profesorado en los Centros Públicos y Privados, ya puso de manifiesto que los docentes podrían usar las mismas armas que utilizan los demás contra éstos, la denuncia, pero pocos lo hacen. En mayo de 2003 un maestro de Badalona amonestó en clase a uno de sus alumnos por escupir a sus compañeros. Le riñó repetidas veces y el chiquillo nuevamente escupió a los vecinos de mesa. Le avisó por última vez y en esta ocasión lanzó un gargajo a una niña. El maestro se acercó, perdió el aguante y le dio un cachete. No tardaron los padres en denunciar al docente y la audiencia condenó al maestro a pagar una multa. El escritor Josep Maria Espinàs escribió al respecto, ...independientemente de la pérdida de nervios del maestro, es curioso como salir en defensa de la mayoría le salió muy caro quedando clara la impunidad de los débiles. En fin, que una minoría perjudicó a una mayoría, minoría que quedó bajo el amparo y la justificación de unos protectores compradores. De todas formas el cachete, que no una paliza, pasó a ser un acto vil y condenable. Como si de una casta de intocables se tratara, la secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Amparo Valcarce, quiso decretar en noviembre de 2004 el cachete como un delito. Si un padre o una madre aplicasen tal correctivo a uno de sus hijos se arriesgaban a ser denunciados por su propio benjamín. Estaremos de acuerdo que la agresión física no educa en demasía pero, ¿no nos dirigimos al otro plato de la balanza? Antes las bofetadas formaban parte de la educación, ahora, y huyendo de ese pasado erróneo, caímos en el otro extremo. Ellos, nuestros lechones, están obteniendo muchos derechos sin comprender la otra parte del contrato, las obligaciones. No se estará viviendo en una hoguera de las vanidades donde defender los derechos humanos nos lleva a una sociedad del absurdo, ¿acaso se imaginan a un hijo déspota y que insulta a sus padres denunciándoles por un cachete que recibió en la nalga? Es más que evidente que el niño sobreprotegido, fruto de nuestra sociedad permisiva y con pocos límites de disciplina, se transforma en líder negativo dentro de la clase. Pero luego, esa falta de límites propicia algo peor, su comportamiento violento en la adolescencia, las agresiones hacia sus compañeros y hasta de sus profesores. Pero la facilidad con la cual obtuvieron todas las cosas, más su falta de valor por lo material, favorece también la tentación de satisfacer placeres poco ortodoxos con algunos psicotrópicos de moda, algo que desata aún una mayor agresividad con los de su entorno. Eso mismo ocurrió con algunos compañeros del grupo de Oriol, el que no quería sentarse. De hecho el séquito de sus amigos consumían porros a diario. Añadamos a lo anterior que según el Grup d’Atenció a la Víctima de los Mossos d’Esquadra en Cataluña, del total de denuncias por violencia doméstica durante el 2004, entiéndase ésta por agresiones entre miembros familiares, el 6 % pertenecía a denuncias de padres que habían sido agredidos por sus hijos, la gran mayoría asociados al consumo de hachís. En resumen, y para terminar con los protectores compradores, se puede decir que son educadores que dejan gran libertad de elección al hijo, le justifican, no le marcan ni disciplina ni límites claros y obviamente le pagan muchos caprichos. Suelen ser además muy amigos de su prole y por tanto les permiten que elijan con demasiada libertad todo aquello que desean, incluidas las amistades. Eso es un progresismo muy mal entendido. ¿Creen acaso que a los doce años su prole puede tomar decisiones adultas? Por otro lado, los protectores compradores suelen quejarse a menudo del colegio justificando a su hijo. En septiembre de 2006 el profesor Ángel Azpiroz fue golpeado y herido por el padre de un alumno a quien había castigado. Sirva también el caso del CEIP Eduard Marquina donde en otoño del 2006 una familia agredió de palabra y obra al equipo directivo por discrepancias educativas. En un sistema así no es de extrañar que a la larga los muchachos se crean con derecho a todo y se tornen unos adolescentes irrespetuosos, dictadores, exigentes e irresponsables sin aceptar las órdenes de los adultos. Han aprendido que pidiendo o insistiendo en todas sus demandas obtienen su premio. Si ello les falla recurren al chantaje moral para hacer sentir culpables a sus progenitores. Les dirán que el profe les castigó injustamente, que aquello que piden, toda la clase ya lo tiene, que a los demás sus padres ya les dejan salir y que si ellos no gozan de ello es porque no les quieren. En fin, que el hijo se ha transformado en el mejor actor que Hollywood deseara. Si con todo ello recibiera un no por respuesta, recurrirá al plan B, al desafío y al mal comportamiento, todo lo que infunda el miedo en la familia. Ante tal situación, el sí aparece y él se sale con la suya. Es obvio que imponer límites durante la infancia es importantísimo para conseguir que los chavales lleguen a ser responsables. Muchos problemas de disciplina adolescente surgen de una ausencia de esos nos en la niñez. Y algo más importante, no es más feliz el niño caprichoso halagado con mil síes que quien valora lo que tiene tras algunos nos, es al revés. Ya dijimos que Platón afirmaba que la felicidad residía en la privación. Tener las cosas con facilidad alegra unos minutos, con esfuerzo, toda la vida. Así pues podemos definir a los hijos de los protectores compradores como grandes insistentes en lo que al final consiguen que les paguen. A cambio son muy inconstantes en el trabajo, con un ego muy fuerte y un orgullo muy, pero que muy provocativo. Aunque sus trabajos en clase sean nulos e inconstantes, cuando es necesario se activan y aprueban el curso, por lo que no suelen repetir curso o, lo que es peor, se les hace pasar para no agravar a otro grupo. Recuerde algo muy importante, su egocentrismo afecta a la mayoría de la clase con sus frecuentes fechorías. No es de extrañar que se decida lo mencionado con hijos tan sobreprotegidos. Donde no llega la familia el colegio sólo puede tomar una decisión, abdicar, que pase de curso y que deje de perjudicar a los demás estudiantes lo antes posible.

JESÚS APROXOMACIÓN HISTÓRICA José Antonio Pagola

Ensayo historiográfico serio, preciso y con buenos conocimientos bíblicos sobre la vida Jesús. Pagola logra aquí argumentar con datos firmes visiones que se alejan de las interpretaciones ortodoxas. Resulta innegable que el autor levanta ciertas polémicas al denunciar muchos añadidos y elaboraciones posteriores en los Evangelios, hechos sí escritos pero que no fueron hechos históricos. De todas formas el libro es más producto de la fe cristiana que de los hechos que debieron suceder. Pagola escribe más para los cristianos críticos, pero en el fondo muy cristianos, que para los curiosos, creyentes o no, de la historia. La fe cristiana del autor y su amor a Jesús, salen una y otra vez por el libro enmascarando el propósito del mismo, explicar los hechos reales. A menudo este estilo lleva al autor a afirmar lo que él desea que hubiera sucedido pero que en absoluto sabemos (página 52 por ejemplo). La creación paulina de un Jesús de la paz y de la misericordia que escondió el Yesouà judío y antisistema casi no aparecen en el texto. El autor ofrece datos históricos contrastados de alta calidad, pero de vez en cuando surge su deseo de amor a Jesús para llenar páginas y más páginas sobre qué sentía, deseaba y pensaba el nazareno, algo difícil de asegurar bajo las pruebas históricas. En este sentido el autor repite y repite tales afirmaciones hasta convencer al lector de sus deseos sobre un Jesús mágico, curador y hasta adivino. Incluso algunas traducciones del griego de los Evangelios son tendenciosas ya que explica el verdadero vocablo pero luego no lo utiliza en el resto del libro (Imperio de Dios en lugar de Reino de Dios, por ejemplo). A menudo indica que ciertos hechos evangélicos probablemente no sucedieron pero se decanta por indicar que hay que considerarlos cercanos a la verdad, es decir, se casa con lo que quiere creer aunque los datos le digan lo contrario (pág. 201 y 232 por ejemplo). De hecho Pagola no para de insistir en los pies de página que tal u otro pasaje del Evangelio fue una construcción y un añadido de los primeros cristianos o de los mismos evangelistas, y aún así luego afirma que lo escrito y afirmado por Jesús en tales párrafos sería aproximadamente lo realmente cierto. Cabe añadir que deja como taxativos e indiscutibles hechos mágicos como milagros, curaciones y exorcismos de Jesús (página 320 por ejemplo). En todo el libro no se citan las influencias de cuentos egipcios que jalonaron los escritos de los evangelistas, algo que conlleva un volumen todavía mayor de construcciones y añadidos a la vida de Jesús. Cabe reconocer no obstante que Pagola rompe con muchas interpretaciones clásicas de la cristiandad mundial mostrando un Jesús antisistema, contrario a los ricos de su época y opuesto al sistema de poder del momento, pero todo ello bajo el barniz de la fe y del Jesús santo y misericordioso. En fin, un gran paso en la historiografía de Cristo pero con demasiado peso de la fe en todo ello.

sábado, 15 de marzo de 2014

FRACASO ESCOLAR O FRAKSO POLITICO (24)

El buen maestro Hasta aquí hemos analizado los perfiles de docentes a desechar. Hablemos ahora de cómo debe ser un buen profesional educativo. Dice el dicho que cada maestrillo tiene su librillo, pero en asuntos de ser bueno y eficaz hay unas normas básicas que asientan a este personaje. Primera, y ya se ha dicho anteriormente, un buen docente jamás debe ser amigo, aunque tampoco enemigo, de sus alumnos, sólo debe ser respetuoso y respetado. Recuérdese que la amistad se fundamenta en la igualdad de deberes y responsabilidades entre los interesados. Un profesor y un alumno todavía no comparten ni las mismas obligaciones ni los mismos derechos, simplemente no son iguales. Un docente debe saber sancionar, evaluar y valorar a un escolar pero éste no a su profesor ya que estará falto de tales conocimientos y capacidades. Premio y límites siempre fueron dos caras de una misma moneda, la educación. Segunda, un buen maestro debe exigir trabajo y respeto con ciertas dosis de distancia al principio. Ya habrá tiempo que los alumnos descubran la parte humana y bondadosa de éste, pero no el primer día. Cuando ello ocurra dejarán de pensar que el mentor es alguien distante para convertirse en alguien con quien compartir buenas conversaciones. En ese instante el docente se habrá convertido en lo que más buscan los adolescentes, en un referente. Tercera, un buen educador debe dominar su especialidad. Los estudiantes repudian con suma celeridad a los docentes que cojean de conocimientos pero en cambio valoran a quienes explican las lecciones con claridad. Por eso en Finlandia escogen como docentes a los mejores alumnos que salen del bachillerato. Éstos futuros maestros recibirán clases de los mejores profesores de universidad. De esta forma la profesión de docente atrae a los más inteligentes y ambiciosos con un salario bueno aunque no excesivo. En Finlandia un buen educador debe dominar su especialidad con un lenguaje preciso, correcto y culto. Añadamos que los docentes finlandeses tanto de preescolar como de infantil y primaria deben ostentar un título universitario equivalente a una licenciatura o máster. Toda esta formación en Finlandia persigue que los educadores dominen su asignatura, el currículo, las necesidades de los alumnos y las técnicas didácticas básicas en general. En China, otro país con excelso éxito académico según PISA, los maestros sólo enseñan una materia que dominan al dedillo, algo que nos muestra otra vez que existe una clara relación entre lo que saben los docentes y lo que aprenden los alumnos. De hecho es imposible que un profesor enseñe bien algo que no sabe. Cuarta, un buen profesor debe practicar la humildad, algo que a su vez le otorgará una gran autoridad sobre sus escolares. El docente que busca impresionar para ser admirado creará distancia con sus alumnos. La pedantería no suele resultar un puente de correspondencia. Por el contrario, el educador que ordene deberes bajo el formato de una pequeña investigación otorga a sus alumnos su protagonismo educativo. Ellos defenderán en clase sus disquisiciones y el docente luego corregirá los errores. Quien más se equivoca más aprende y quien más corrige más enseña. La humildad se halla en ambos bandos. Quinta, un buen profesor debe saber defender los intereses de sus alumnos por encima de otros malos maestros o educadores. Si ese aspecto llega a oídos de sus alumnos, éstos sentirán un profundo respeto por su mentor. Sexta, un buen docente educa también con el ejemplo. Con el respeto y los buenos modales siempre estará en posesión de su autoridad. En todo caso, y si un día fallara, demostraría ser imperfecto, algo que también mostraría su humanidad. Séptima, un docente debe siempre quejarse si el sistema educativo resulta deficiente para que este mejore y no sólo cambie bajo las modas de asesores y supuestos expertos. Si cree que él o ella no deben elaborar tantos materiales didácticos como muchas modas pedagógicas imponen, han de hallar argumentos y razones para oponerse. En este sentido los profesores de Finlandia suelen usar libros y manuales que han funcionado en otros cursos para sólo dedicarse a su función esencial, transmitir conocimientos. Octava, un educador experto debe mantener un buen orden y silencio en sus clases para facilitar que sus alumnos se concentren y aprendan bajo un esfuerzo menor que si la algarabía reinara la sala, un ambiente tranquilo que permita algo fundamental, el desarrollo sistemático de la lengua bajo el esfuerzo y la perseverancia. En Finlandia los alumnos se les enseña y obliga desde infantil y primaria a permanecer atentos y quietos para aprovechar al máximo el colegio y alcanzar la máxima comprensión lectora, algo fundamental ya que aprendemos la mayoría de conceptos con palabras. Parece pues obvio que un docente no debe aceptar que un alumno pueda molestar a los demás bajo simpatías y privilegios. En tal caso los demás se verán animados a perpetrar lo que el díscolo les mostró. Y novena y última, un buen docente debe informar de los errores escolares a los alumnos y a los padres de éstos. La entrevista suele ser un buen puente de contacto. Entrevista con el tutor Cuando deseamos saber si nuestro cuerpo padece de alguna infección tomamos la temperatura del mismo. La entrevista con el tutor le ofrece esa información. Si su centro educativo sabe lo que se hace lo verá en las informaciones del mentor de su prole. A partir de tal conversación vislumbrará si lo contado por su alevín era cierto o falso. Durante la entrevista con el responsable escolar de su hijo se darán cita dos realidades, la que escuchó de su hijo en las cenas y la que el docente le ofrecerá en ese momento. Es importante al inicio de curso que uno no pida tal encuentro, a no ser que sea urgente y necesario. Lo que se quiere dar a entender es que no agobie al tutor con ansiosas o demasiadas entrevistas durante el año académico. Mejor una conversación de gran densidad que muchas pero livianas. Normalmente un tutor debiera llamarle una vez por curso si su hijo es de los normales, y varias si éste tiene dificultades, en caso contrario, y si su zagal va de los primeros, sírvase sólo un encuentro fortuito y una charla corta. Piense que el tutor realiza una o dos entrevistas cada siete días y con más de treinta alumnos por grupo no hay más semanas durante el curso. Por tanto, pida hora sólo cuando sea estrictamente necesario y no vea su centro como una empresa de servicios donde exigir lo que en casa no sucede. Analice que pasa antes en el hogar y luego compártalo con el colegio para educar con un solo frente a su hijo. Si su chaval le cuenta pestes del colegio porque le exigen en el estudio, alégrese. Significa que los docentes se toman en serio su trabajo y que se preocupan por los conocimientos de su lechón. Si su hijo vuelve a contar pestes del centro porque le ponen límites y disciplina, alégrese también. Significa que los docentes se toman en serio la formación y educación del escolar. De otra forma, sí debiera preocuparse. Piense que la entrevista tiene por objetivo que ambos, padres y docentes, se conozcan y sepan del escolar para encauzarle en el mejor de los caminos posibles. Si quiere saber como es el tutor de su lechón no le ponga tenso, deje que se relaje y que hable. Evite, en lo que pueda, justificar a su hijo o excusarlo ante un posible castigo injusto. Por muy indebida que le parezca la sanción, apoye al colegio en su decisión y el centro le respaldará también, ¿o pretendemos crear un adolescente manipulador de adultos? Una pequeña y plausible injusticia, aunque no se lo parezca, también educa, y se ha dicho plausible que no cierta. Si uno decide proteger siempre a su lechón éste se acostumbrará a ello. En cambio, si deja que afronte sus consecuencias, forjará en él una gran resistencia a la frustración. Hay que darse cuenta que la consulta de los psicólogos se llena cada día de más pacientes por depresión, patología asociada al poco aguante ante la frustración. Por regla general, y durante una entrevista, primero debería hablar el padre o la madre. Si el tutor así se lo pide denota humildad previa y ganas de conocer su punto de vista antes que el elaborado por el instituto. Un profesor de la ESO me contaba que instaba a los padres a hacerlo de la manera anterior. Les decía que obviamente él no conocía al hijo, que con sólo unas horas de clase a la semana se declaraba ignorante de ese adolescente, yo poco sé de su hijo, sólo lo tengo en el aula. Usted, que lo ha criado desde bebé, me puede decir mucho más y yo quedaré encantado de escucharle. Esa postura relaja a los progenitores que a menudo esperan oír lo mal que va su hijo, es decir ésta es una buena forma de romper el hielo y ceder protagonismo a los padres que temen lo peor si se les convocó a una entrevista, de hecho a todos nos gusta más ser escuchados que recibir sermones. Así pues, y si de esta manera es recibido, sea breve y sincero para contrastarlo con lo que el colegio le diga después. Cuando cuente como es su hijo, mejor no exija explicaciones ni justifique a su hijo por lo que uno cree que le van a contar en el centro, en fin, que no adelante acontecimientos, simplemente cuente la verdad y cíñase a los hechos, no a las interpretaciones. Si por el contrario, se anticipa al docente con reclamaciones y reivindicaciones añadirá tensión a la conversación y no resolverá con celeridad los asuntos que ha venido a tratar. Durante esta parte del monólogo el docente debería tener ante si los informes o los resúmenes de los mismos para anotar lo que uno le transfiere y compararlo con lo que los profesores le comunicaron. Tener, por tanto, el cuaderno de curso delante indica que este tutor se preparó el encuentro. Fíjese si lo tiene todo resumido en un pequeño recuadro del listado de alumnos. Ya comentamos que una buena manera de acceder rápidamente a la información era tenerla desglosada en diminutos símbolos en una casilla. Si para responderle una cuestión ve que el docente necesita ojear veinte papeles es que no trabajó las informaciones dándoles orden y eficacia. Cuando haya terminado, escuche atentamente lo que acordó el claustro de profesores sobre su hijo. Si ambos están de acuerdo, genial. En caso contrario, argumente, escuche y pida más informaciones sobre su benjamín. Al final sabrá quien lleva razón y qué debería hacer cada parte para mejorar y resolver los problemas del púber. Un buen final de entrevista debería llegar a unos acuerdos y compromisos por ambas partes para intervenir en la dinámica pedagógica del estudiante. Si un tutor no se las da recuérdeselo y asuman conjuntamente sus obligaciones. Pero a veces sucede que ambas partes insisten en su postura y no aparece el acercamiento de pareceres. En tal caso, y si uno de los dos se muestra obtuso, lo mejor es dejar que hable y que hable hasta que cometa una contradicción. En ese momento aparece la vía de acuerdo ya que el obtuso desveló su propio error dando la razón al otro. Sea paciente pues y espere a la paradoja del otro. - Al chaval se le presiona demasiado – dijo un educador inicialmente pero al progresar la entrevista se le escapó que… - ¿cómo va a ponerse las pilas con los pocos informes que se emiten sobre él? – algo que paradójicamente implica presión sobre el escolar. Cuando una de las partes comete una incoherencia cede la razón al otro y obviamente si se quiere que haya más presión sobre un adolescente han de existir informes y denuncias. Pero hay otra forma de resolver pugnas sin acuerdo, no juzgar pero preguntar. Si observa en este caso que el docente realiza inquisiciones indirectas sin sentenciar a nadie, sólo pidiendo informaciones, déjese conducir, le está ofreciendo salidas sin imposiciones sabiendo lo que se hace. Si se responde con sinceridad se ven los errores y hasta se enuncian soluciones sin uno darse cuenta. - ¿Cree usted que Oriol debería estar más controlado? – cuestión que no acusa a nadie. - Sí, creo que sí. Quizás le hemos dado demasiada libertad. El objetivo final de toda entrevista debe ser construir un frente común entre escuela y familia. Si los adolescentes detectan nuestras fisuras aprenden pronto a manipularnos. Entrevista con el director Puede que la entrevista con el tutor no le haya satisfecho y que decida acudir a estamentos más elevados. De todas formas si la opinión del mentor fue respaldada por el claustro educativo, ahora se encontrará con los mismos conceptos pero con distintas palabras. El director estará informado de lo acaecido y debería mantener y defender lo que su equipo educativo elaboró ya que difícilmente estarán equivocados todos los profesores de un centro en contra de un estudiante. En su caso, el de padres, mejor pedir informaciones, hechos y datos concretos que no divagar entre opiniones, interpretaciones y percepciones. Los hechos serán los hechos, y si un adolescente no cumplió con sus obligaciones o incurrió en una falta de comportamiento, difícilmente podrá negarse la evidencia de tantos testigos como son compañeros de clase y profesores. Hay que añadir que el director no es una sucursal de un banco ni una oficina de quejas, es un gestor de un gran capital humano formado por cientos de alumnos y decenas de educadores. Él debe velar por la disciplina en el centro, por la profesionalidad de sus trabajadores y por la calidad educativa de todo el instituto. Puede y debe atender las entrevistas de los casos más graves, pero no la de todos los centenares de padres que han confiado sus hijos al instituto. Para poner una situación que convendremos en exagerada, si cada trimestre unos progenitores van a quejarse a dirección, algo pasa con la paja del ojo ajeno y la viga en el propio. En este sentido es aconsejable cumplir con el conducto reglamentario y acudir primero al tutor y sólo cuando usted crea que el problema no se ha solucionado con éste, podría concertar encuentro con el manda más. No resulta muy eficaz matar moscas a cañonazos. A veces debemos averiguar qué perfil paterno ostentamos para darnos cuenta de nuestras virtudes y errores. Si vemos la paja mejor veremos la viga. De padres a hijos Existe una clara relación entre la educación inicial de los críos y el desarrollo de sus capacidades personales y estudiantiles. La intervención materna y paterna en la más temprana infancia condiciona en gran medida los resultados académicos futuros. En ello un diestro profesor toma anotaciones de padres y alumnos viendo las posibles relaciones entre ambos. Muy a menudo las notas del estudiante y su conducta en clase hallan paralelismos con el perfil familiar que lo incubó. De entre muchos docentes y de sus anotaciones al respecto, se confeccionaron las siguientes tendencias entre progenitores e hijos. Los perfiles de padres que van a describirse han sido el resultado de más de mil casos reales de escolares, de entrevistas con sus progenitores y de clases en seis centros distintos. A partir de ello se esbozaron los tipos de educadores que en breve se detallarán, unas tendencias que no necesariamente deben casar con su realidad. Cuando algo tiende a algo solo significa que se le acerca y no que sea eso mismo. Valga el ejemplo del horóscopo. Si uno lee el suyo todo parece encajar sin darse cuenta que las valoraciones cualitativas se aproximan en gran manera a todo mortal pero que en realidad no corresponden a su identidad al cien por cien. << El trabajo le traerá alguna complicación (y a quien no), pero en asuntos personales la cosa irá mejorando durante el día (cuando te vayas a dormir y te olvides de todo). Cuide la salud (algo que todo el mundo debe procurar) >>. Pongamos ahora el caso de unos gemelos univitelinos y lea su horóscopo. Al final ellos son distintos y su vida también, las estrellas no determinaron su futuro aunque el periódico intente que uno lo crea. Pruebe ahora a leer el horóscopo del vecino y casi seguro que le parecerá también el suyo. En fin, que en todos ellos se verá reflejado en parte. En los perfiles familiares que van a describirse no sea hipocondríaco, no vaya a verse en todos, uno no posee todos los horóscopos. Pudiera ocurrir que su caso coincidiera con dos o tres perfiles, ya no más. Estas tendencias familiares son tendencias que no horóscopos. Los perfiles aquí definidos corresponden a familias con hijos que han fracasado parcial o totalmente en la ESO. La mayoría de familias como la suya no tienen graves problemas que resolver. Piense que su interés por leer ya le descarta de muchos de estos sectores. Aquí se exponen los casos extremos de fracaso escolar que se insiste, son grupos de tendencias y no la realidad. Los humanos clasificamos lo observado para dar algo fácil que digerir a nuestro ancestral cerebro. Jamás una clasificación es la realidad, la realidad es uno y no la casilla donde le han dicho que encaja. Sea objetivo y no se deje llevar por el síndrome pulga, por una que me dijeron que había, me picaba todo el cuerpo. No se rasque mucho ante los próximos perfiles, sólo analice si otros educadores pertenecen o no a tales tendencias. De todo ello obtendrá una información brillante para detectar a todos aquellos malos educadores.