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martes, 26 de enero de 2016

LA ESTAFA DE LA PEDAGOGÍA

En mayo de 2014 la prensa se hizo eco de unos estudios que explicaban las causas reales del fracaso escolar. Desgraciadamente muchos docentes, algún sindicato y asociaciones de padres llevaban décadas denunciando esas mismas razones sin éxito patente. Pero la política de este país, alejada de realidades demostradas, de formación más humanística que científica, y pendiente de qué dirá la oposición, hizo caso omiso a todos aquellos datos. Por desgracia el Gobierno hacía más caso a teóricos alejados del aula que a los que trabajaban en ella. El primer estudio aplaudido por los medios aquel mayo fue el presentado por la Fundación Jaume Bofill. En este se había observado que cerca del veinticinco por ciento de los padres no ayudaba ni repasaba las tareas escolares de sus hijos, un dato que encajaba con el veinticinco por ciento de fracaso escolar en secundaria. En fin, que un escolar sin rutinas y hábitos de estudio enseñados en casa solía fracasar. El segundo estudio fue un artículo publicado en la revista PNAS por los sociólogos Yu Xie y Amy Hsin. Ellos, y tras años de investigación, habían llegado a la conclusión que el esfuerzo era más importante que el talento, que si la familia no educaba en este sentido, y con gran independencia de los potenciales innatos de los chavales, éstos no podían alcanzar resultados adecuados. Idéntica conclusión se ha publicado en el último Nature de mayo de 2016. En la misma línea el sindicato ASPEPC-SPS ha publicado artículos, hasta organizado las Primeras Jornadas de Secundaria en 2012, llegando a idénticas conclusiones. En fin, que se llevaban muchos años sabiendo cómo resolver el problema pero la incertidumbre política y la de sus asesores habían frustrado todo intento de solución desde los centros educativos. Miles de excusas dieron algunos asesores pero hay algo muy simple, la verdad quiere pocas palabras, el fracaso nunca tiene suficiente. Visto todo lo anterior, la mejora en la enseñanza era simplemente posible pero no vendrá de la política, y ni mucho menos de sus asesores, sino del compromiso entre padres y docentes bajo una Enseñanza Múltiple Contrastada, es decir de toda la recopilación de estrategias que simplemente funcionan y mejoran el aprendizaje de nuestros estudiantes. Para ello hay que alejarse de aquellas pedagogías teóricas que no poseen datos reales contrastados y que empeoran nuestro sistema educativo. Ya se sabe que es mejor prevenir que curar, y para prevenir alumnos díscolos, pasotas y fracasados sólo hay que evitarles una mala educación de raíz. Durante la más temprana infancia, y tanto en la familia como en el colegio, deben existir una serie de acciones que eviten el fracaso escolar, acciones de probado éxito y que ahora resumiremos. En diciembre de 2012 la OCDE volvió a ratificar que España ostentaba el récord de fracaso escolar en la Unión Europea, algo que ocurrió en plena polémica con la nueva ley de educación, la LOMCE del ministro Wert. Poco antes del informe de la OCDE se habían convocado en el Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya en Barcelona unas jornadas educativas que los medios de comunicación no atendieron. El viernes 30 de noviembre de ese año se celebraron las I Jornades de Secundària para debatir concretamente las causas y las soluciones del fracaso escolar nacional. Cuatro expertos de renombre como Inger Enkvist de la Universidad de Lund en Suecia y miembro del Consejo Sueco de Educación, Ricardo Moreno catedrático de Matemáticas y autor del libro El Panfleto Antipedagógico, Oriol Pi De Cabanyes antiguo docente y periodista de La Vanguardia y Gregori Luri pedagogo, catedrático de Filosofía y autor de La Escuela contra el Mundo, expusieron sus datos y resultados al respecto. Se añadieron a ellos más de cien docentes con experiencia probada que manifestaron sus acuerdos con los conferenciantes. El resumen de las jornadas fue enviado a los medios de comunicación, al Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y al resto de partidos políticos. ¿Que por qué actualmente nuestros estudiantes suspenden más? Pues simplemente porque estudian menos. ¿Cómo resolver entonces el fracaso escolar vigente? Primero hay que evitar los pedagogos y teóricos adoctrinados que alejados de las aulas redactaron una LOGSE, una LOCE, una LOE y ahora una LOMCE que hacen imposible el correcto desarrollo de la actividad docente en las aulas. En este sentido los cuatro expertos de aquellas jornadas respondieron lo mismo por separado. Todos ellos afirmaron con rotundidad que si hoy mismo se cerraran todas las facultades de pedagogía, el sistema educativo nacional no sufriría declive alguno, es más, mejoraría. Segundo, es muy importante que desde niños, tanto en casa como en la escuela, reine un cariño personal con orden, silencio y concentración para facilitar la memorización y la comprensión de conceptos. Tercero, la existencia también desde muy pequeños de rutinas en clase y en casa en el trabajo, el estudio y el descanso. Cuarta, los alumnos necesitan ya en primaria maestros con excelentes conocimientos en su especialidad y con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales. Y quinta y última, mucho esfuerzo aprendido, enseñado y adquirido ya desde infantil y primaria para alcanzar un alto nivel de comprensión lectora. Con estos preceptos básicos el sistema educativo formará personas cívicas, expertos profesionales y mentes críticas. En caso contrario estaremos derrochando mucho dinero en nuestros centros educativos para repetir los errores pedagógicos de los últimos cien años. Estos insisten que hay que invertir más dinero en su educación pero desgraciadamente estas divisas llegan mayoritariamente a la burocracia formada por los teóricos de la educación que a las aulas. Cabe añadir que entre el 2000 y el 2010 el gasto en educación española aumentó casi un 30 % mientras, y según todos los informes PISA, descendían los resultados académicos de nuestros estudiantes. Aún así, y con los recortes aplicados en educación, España no está apostando por el conocimiento. Es más, se invierte más en turismo que en educación. El Gobierno Balear de Bauzà, por ejemplo, invertía tres veces menos que la media europea en educación dando prioridad al turismo, una monoeconomía que podría morir a corto plazo por falta de diversificación en otros sectores. Países como Dinamarca o Estados Unidos invierte un 8,7 % de su PIB en educación con índices de desempleo muy bajos y con una gran competitividad empresarial (en España se invierte cerca de la mitad, sobre el 4 %). Y otro dato, el 44 % de los doctores formados en Estados Unidos halla trabajo en el sector productivo mientras que en España la cosa no llega al 12 %. La inversión en educación, en investigación y en I+D se halla ligada a todo lo anterior. Cuando Finlandia pasó a invertir tres veces más en investigación que en España, el número de sus patentes subió exponencialmente, es decir Unamuno se equivocó con su: que inventen ellos. Es obvio que tanto docentes como progenitores educamos bajo muchos errores. La lista de perfiles defectuosos en un lado y en el otro es muy larga. Profesores blandos, ignorantes y pasotas vienen seguidos de padres protectores, justificadores y ausentes, todo un corolario de gazapos que nos dicen que simplemente no somos ni mejores ni peores, todos somos educadores. No obstante el porcentaje de malos educadores es muy bajo. La mayoría tiene claro lo que la familia puede exigir a su centro para que éste alcance la excelencia, pero también lo que ésta debe o no debe hacer para educar en casa y fomentar esa excelsitud entre sus hijos. Es obvio que sin padres los maestros no tendrían trabajo, hacen falta hijos para llenar escuelas, pero sin buenos docentes no se enseñarían los conocimientos correctos que necesita nuestra sociedad, y aún menos se habrían recogido todas bajo una EMC, una Enseñanza Múltiple Contrastada. Lo más paradójico de todo ello es que quienes deberían arbitrar entre familias y docentes para mejorar nuestro sistema educativo, los gobernantes, todavía siguen lejos de la realidad debatiendo leyes sin consenso que en más de cuarenta años de democracia, no sólo no han mejorado la enseñanza nacional, sino que la han empeorado. Muchos políticos han utilizado los informes PISA con intenciones partidistas para criticar el sistema escolar sin analizar globalmente todo el sistema educativo. Es decir, no han procurado hallar y aplicar medidas correctoras reales como sí hizo Finlandia. Esta nación alcanzó así su envidiada excelencia y su equidad educativa. Si en España por los años 80 se logró un consenso entre todos los partidos sobre la realidad en sanidad, ahora debería ocurrir lo mismo con la enseñanza. Pero por desgracia la hipocresía política entre gobierno y oposición ha empeorado el sistema educativo nacional por falta de un consenso entre partidos, por la ausencia de una visión estratégica conjunta y por culpa de una miopía sólo centrada en la escuela como sistema escolar. Los gobernantes en sus leyes han olvidado todos los demás factores del sistema educativo como son las familias, las empresas y los medios de comunicación. En resumen, que España es un gigantesco, inmenso e infinito dinosaurio que nadie sabe como alentar por una simple razón, yace muerto. Un profeta dijo que la verdad nos hará libres, pero para alcanzarla hay que saber contrastar informaciones, evitar los engaños de quienes puedan manipularnos y finalmente tomar las decisiones correctas. Sólo si se ostenta una enseñanza de calidad se garantiza la libertad de criterio y de elección correctas en nuestra democracia, en caso contrario ésta expirará bajo la mediocridad de los estúpidos, los intereses de los pícaros y la manipulación de los perversos. Y mucho hay de ello en nuestros políticos y en sus asesores en educación. Los grandes expertos en pedagogía teórica andan proponiendo teorías globales desde hace más de cien años bajo conceptos abstractos como la libertad, la creatividad y la imaginación del niño. Todo ello con la fatua ilusión de hallar una técnica mental universal para el aprendizaje fácil. Por desgracia todas estas esperanzas no han logrado jamás reducir globalmente el fracaso escolar en todos nuestros centros educativos, más bien lo contrario, lo han alentado. El idealismo alemán, la pedagogía progresista, la pedagogía de Clarapède, el constructivismo de Piaget, la pedagogía Summerhill, la pedagogía de Tonucci, la escuela inclusiva, la pedagogía crítica, las inteligencias múltiples y la escuela por proyectos llevan más de cien años predicando la imaginación y la creatividad individuales como teoría central de un aprendizaje espontáneo en la especie humana. Y aunque alguna de ellas haya podido funcionar localmente en algunos centros, lo hizo cuando el resto del sistema educativo estaba por la labor, es decir cuando administración, familia y centro educativo ostentaban un gran nivel de compromiso práctico y real. El gran problema es que todas estas pedagogías teóricas jamás lograron tener éxito global a escala estatal. Cuando estas hipótesis educativas han sido aplicadas bajo leyes nacionales no han reducido el fracaso escolar sino que lo han aumentado. Lo anterior nos debe retar a preguntar algo muy simple, ¿por qué? Pues estas son las respuestas. Primero, las pedagogías teóricas buscan cambiar la educación bajo un solo precepto básico simplificador que haga del aprendizaje algo fácil para cualquier humano, pero la enseñanza no responde a un único factor general y primordial sino a un entramado de causas y efectos de alta complejidad que sólo grandes docentes llegan a vislumbrar. Debería realizarse una gran tesis doctoral sobre enseñanza para poder opinar con rigor y criterio al respecto. El sistema educativo es tan complejo que no existe un principio organizador sencillo en donde hallar una teoría pedagógica real. Perseguir eso es no darse cuenta de la diversidad del sistema y de nuestra mente. Sólo cuando todas las partes se hallan implicadas y coordinadas en prácticas de eficacia comprobada se reduce el fracaso escolar. De ello la propuesta de este artículo con la Enseñanza Múltiple Contrastada. Pese a la complejidad extrema del sistema educativo muchos se sienten capaces de opinar con toda impunidad, mucha temeridad y escasa capacidad. Desde políticos ingenuos hasta pedantes sin perspectiva, pasando por pedagogos que no imparten clases y otros supuestos expertos, todos se atreven a opinar sobre enseñanza sintiéndose plenamente autorizados en ello. Tal atrevimiento resulta totalmente falaz, equívoco y perverso, sobretodo cuando muchos de ellos no se atreven a opinar sobre la reparación de su ordenador por parte de un informático, o sobre el diagnóstico de su coche dado por su mecánico. El educativo es un sistema todavía más complejo, caótico y multifactorial que un ordenador personal, o que un motor de explosión. La razón es simple, sabemos como funciona un xip y un coche pero desconocemos todavía como funciona nuestra mente. No obstante, y hoy en día, se opina, critica y exige tanto al sistema educativo que parece un Barça – Real Madrid, todo el mundo sabe de fútbol pero nadie juega en el campo. Segundo, todas la pedagogías antes mencionadas se definen como innovadoras contraponiéndose a otras didácticas actuales. En ello confunden innovador como mejor, y malo como presente. Es decir, les resulta más fácil atacar y desprestigiar la didáctica profesional que sustituirla por prácticas más eficientes por un hecho muy simple, no las conocen. Aún así las pedagogías teóricas siguen llamándose a si mismas innovadoras aunque hundan sus raíces pretéritas en el idealismo alemán del siglo XVIII, en su posterior pedagogía progresista del XIX o en su heredero constructivismo de inicios del XX. Es decir, como mínimo tienen más de cien años y por tanto poco de innovador pueden acreditar. Sólo los ignorantes en historia se obstinan en llamar innovadoras a las pedagogías teóricas. Además no se trata de innovar el sistema educativo, se trata de mejorarlo. Queme usted su hogar y lo habrá innovado pero en el caso que crea que lo ha mejorado, no provoque un incendio en casa de los demás, y éste ha sido el error de las pedagogías teóricas, les ha parecido muy divertido organizar unas fallas valencianas. Tercero, todas las pedagogías anteriores se preocupan más de la felicidad del infante que de las necesidades de la sociedad en su conjunto. La felicidad resulta un concepto abstracto y relativo que cambia radicalmente si lees al socrático Platón, al constructivista Piaget o al nacionalsocialismo de Mi Lucha. Por tanto, y si no hay acuerdo universal en el concepto de felicidad, resulta vana toda pedagogía que se fundamente en un término tan subjetivo, inconcreto e intangible. En cambio sí se está mayoritariamente de acuerdo que la enseñanza debe preparar a los individuos para su óptima inserción útil, cívica y profesional en la sociedad adulta. Sorprendentemente la pedagogía teórica prima más la felicidad, la creatividad y la facilidad que el aprendizaje y la memorización de realidades útiles. Cuarto, y lo más obvio, mientras no sepamos como capta, compila y transcribe nuestro encéfalo la información, poco podremos teorizar de cual es la mejor pedagogía para el aprendizaje. Sin saber hoy en día como nuestra mente memoriza y ordena los conocimientos resulta dar palos de ciego cualquier hipótesis que asegure saber como hacerlo de manera fácil. Nuestra mente adquiere y cataloga las enseñanza de muchísimas maneras desconocidas por lo que no puede existir una pedagogía central y única del aprendizaje cómodo. De hecho lo poco que científicamente sabemos de nuestro encéfalo no encaja con ninguna de las pedagogías teóricas anteriores. Por ejemplo: no existen inteligencias múltiples confinadas en zonas cerebrales distintas; no hay conocimientos previos en el individuo sin la instrucción de un educador docto; y por último la mente humana tiene adaptaciones claras al premio y al castigo para hacerse adulto con esfuerzo, todo ello muy lejos de la pedagogía por la libertad juvenil para hacer del aprendizaje algo espontáneo, feliz y creativo. Quinto error, sin conocer todavía como funciona la compilación y encriptación de datos en nuestro encéfalo, la pedagogía teórica ha elaborado muchas teorías para luego diseñar estratagemas en el aula, es decir, ha construido la casa por el tejado. Pero en cualquier ciencia básica primero son los datos experimentales y luego la elaboración de una teoría. Primero debemos recopilar todas aquellas técnicas que mejoran el aprendizaje en el aula y después construir, si es que existe, una didáctica global. Por ahora, y sin saber como funciona la compilación y encriptación de datos en nuestro encéfalo, no podemos todavía desarrollar una teoría educativa correcta. Por tanto, y lo único que podemos hacer es registrar y ordenar todas aquellas estratagemas didácticas que han demostrado su efectividad contrastada en la enseñanza. Este es el objetivo de la EMC, la Enseñaza Múltiple Contrastada. Toda técnica que haga aprender ha sido fruto de muchas pruebas y errores que se han adaptado a nuestro cerebro dándonos pistas de cómo realmente éste funciona. Hacerlo al revés, proponer una teoría y luego su didáctica, como la pedagogía teórica hace, es saltarse la lógica contraviniendo los datos neurobiológicos actuales. Al final la pedagogía teórica llega a un total absurdo ya que nos impone como debe aprender nuestro cerebro pero no nos explica como realmente lo hace. Sexto, la pedagogía teórica no resulta ciencia alguna ya que carece de paradigma único consensuado. Las ciencias como la Biología, la Geología, la Física o la Química tienen su teoría global que permite explicar como funciona la realidad y hacer ciertos pronósticos. La pedagogía, en cambio, con sus muchas teorías durante la historia, no ostenta paradigma central alguno ni nos explica como funciona la mente humana, y ni mucho menos puede prever qué aprenderá un chaval. Sólo hay que ver todas las teorías pedagógicas que corren por el mundo para darse cuenta de este hecho. Desde la pedagogía progresista y la pedagogía de Clarapède pasando por el constructivismo de Piaget y la pedagogía Summerhill, hasta llegar a la pedagogía de Tonucci y a la de las inteligencias múltiples se ha cruzado todo un muestrario sin paradigma central alguno. Ya hemos detallado por tanto, que la pedagogía teórica no es una ciencia contrastable sino muchas hipótesis sin fundamentos reales, algo menos que un autoengaño bajo una creencia demagógica. En fin que la pedagogía teórica, sin saber como trabaja nuestra mente, propone hipótesis a ciegas sin hechos neurobiológicos que las respalden. Es así de simple y nada más, la pedagogía es más una creencia religiosa que una realidad útil. Se insiste, la pedagogía teórica no tiene fundamentos científicos ya que ha creado quimeras educativas desde la nada más absoluta. El científico honesto sabe lo que el presente le brinda pero desconoce lo que el futuro le deparará. El pedagogo teórico ignora lo que la neurobiología le brinda pero afirma lo que el futuro nos deparará. Por desgracia el futuro es incierto y creerse, sin hechos contrastables, con la verdad educativa resulta pura prepotencia. Todo ello explica que llevemos más de cien años con experimentos pedagógicos que no mejoran el rendimiento escolar, todo lo contrario, lo entorpecen una y otra vez. Primero debemos saber como funciona la mente y después proponer hipótesis que bajo observaciones y experimentos reales contrasten y refrenden una teoría educativa. De otra manera estaremos empezando la casa por el tejado sin fundamento sólido alguno. Por ahora, y sin saber como funciona el cerebro humano, debemos fiarnos de las prácticas que países, centros o docentes aplican con éxito contrastado para crear un marco legal consensuado que proteja tales praxis. Con ello crearemos una Enseñanza Múltiple Contrastada fundamentada en hechos, y no en hipótesis imaginarias, que deberemos ampliar a medida que lleguen más praxis eficaces. Esta nueva perspectiva sí será realmente algo innovador en nuestra educación. Y este es el objetivo de este artículo, innovar para mejorar todo el sistema educativo reduciendo el fracaso escolar vigente. Toda escuela debe resistirse a la aplicación de las pedagogías teóricas que llevan entorpeciendo la didáctica docente. En caso de seguirlas a nivel estatal abonaremos nuevamente la pura creatividad de los ilusos repitiendo una y otra vez los errores de estos últimos cien años.

1 comentario:

  1. Bravo!
    Jo només hi afegiria algún punt i a part per facilitar la lectura :)

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