¿Por qué los docentes, y expertos reales, tienen
tan poca influencia en la mejora de la educación nacional? Según Josep Playà, periodista de
La Vanguardia, es porqué los docentes apenas salen en los medios mientras que
sí lo hacen pedagogos y demás expertos. Esta falta de incidencia docente
en prensa, radio y televisión sucede por las razones siguientes. Primero, los
docentes no se hallan agremiados en un lobby poderoso e influyente como sí las
facultades y asociaciones de pedagogos, todo lo contrario, la mayoría de
profesores rehuyen incluso de los sindicatos por recelo crítico hacia ellos.
Segundo, los maestros y profesores, tienen el tiempo tan ocupado que
difícilmente intentan en bloque salir en prensa, Twitter, Facebook, televisión
o crear un buen diario digital sobre educación. Tercero, muchos sindicatos
específicos en educación no poseen un gabinete de prensa potente y bien
conectado con los medios o un diario digital sobre educación proyectado con
buen diseño. Cuarto, existen cada vez menos periodistas especializados en
educación primando el reportero generalista que busca la noticia rápida y en
tiempo real. En ello cabe detallar que en las ruedas de prensa, y muy a menudo, este tipo de
periodista redacta in situ la noticia sin contrastarla con especialistas. Desde
allí mismo manda inmediatamente la primicia para no ser pisada por el resto de
reporteros allí presentes. Esto hace mella en la realidad educativa sin llegar
la verdad a la sociedad que bebe de los medios. Y quinto, y en resumen, la hoja
de ruta educativa nacional no la trazan los docentes sino otros que bajo un
lobby que posee más poder, influencia e impacto en los medios, se otorgan a si
mismos el papel de expertos en educación sin serlo realmente.
Las soluciones a todo
lo anterior, y con el objetivo de aumentar la presencia de los doctos docentes en los
medios serían básicamente tres. Congresos periódicos de educación expuestos por
docentes; un diario digital sobre educación con ágiles puentes al Facebook y al
Twitter bien organizados; y un gabinete de prensa unificado entre los
sindicatos de educación. Todo ello provocaría que un mayor número de docentes se
afiliara a un sindicato especializado en educación dando mayor poder a estos
ante el lobby de los pedagogos, la política falaz y la difusión de los medios.
Otro aspecto que conlleva la baja influencia de los docentes en el
sistema es su mala imagen ante la sociedad. Según un estudio en 2013 de la
Fundación Botín titulado El Prestigio de los Docentes en España, éstos
se hallan en la posición 21 de las profesiones con una nota de 3,7 sobre 5,
algo que contrasta con la imagen que los propios educadores creen proyectar
hacia la sociedad. Los docentes se puntúan con un 4,5 sobre 5 pensado que la
sociedad les pondrá un 2,5 sobre 5, todo ello muy distante de la evaluación que
la sociedad les otorga realmente. En fin que en España la profesión docente es
de las más criticadas y menos valoradas. ¿Y por qué esta percepción negativa de
nuestros educadores? Según el estudio esto se halla en diferentes factores. El
primero, y más indicado, es su falta de autoridad en el aula. El segundo, y en
infantil y primaria, los bajos conocimientos de los maestros en su
especialidad. El tercero el cambio tan frecuente de leyes en nuestra estado. El
cuarto la percepción que este colectivo posee demasiadas vacaciones. El quinto
su sueldo bajo, congelado y actualmente recortado. Y el sexto y último, lo que
se critica de ellos en prensa. Parece pues que los más importante a corregir es
la autoridad y la formación de los maestros según la sociedad. De hecho el 68
por ciento de los encuestados afirman que el maestro debe dominar su especialidad
y conocer las técnicas pedagógicas. Un 73 por ciento declara que se debe ser
más exigente en la selección de los estudiantes que deseen ser docentes, algo
que conllevaría la recuperación del prestigio docente perdido y la recuperación
de la disciplina en las aulas, a mayor nivel de disciplina mayor prestigio, y a
mayor prestigio mayor rango de disciplina. En España un tercio de los
aspirantes a maestros de primaria provienen no del bachillerato, sino de la
formación profesional. De estos, y en junio de 2014, el 60 por ciento no superó
las pruebas de aptitud personal para acceder a la carrera de maestro (PAP),
mientras que entre los bachilleres ese porcentaje bajaba hasta el 9 por ciento.
Fue más que evidente que dejar acceder a la gente de formación profesional a
maestros de primaria no era apostar por la excelencia de los futuros docentes
del país. En Estonia y
Finlandia el maestro tiene un prestigio
social tremendo y el nivel que se le exige es de sobresaliente en su bachiller.
Además en estos dos países mucha gente desea llegar a ser docente para ostentar
un gran respeto entre la población. Y no es un asunto de sueldo ya que sus
docentes cobran más o menos lo mismo que los nuestros y su nómina es la misma
entre primaria y secundaria al ser todos licenciados. Lo que sucede es que
desde la familia ya se educa en esa admiración hacia los docentes y el proceso
para llegar a serlo es altamente selectivo por notas, formación y aptitudes
sociales demostradas. No todo el mundo sirve para educar en el aula y muchos
son los aspirantes que son rechazados en Estonia y Finlandia. El
docente debe poseer un gran dominio en su especialidad, en los idiomas, en las técnicas
didácticas pertinentes y en su capacidad de empatía con los escolares. En caso
de fallar en tan sólo una de estas exigencias, es descartado para estudiar como
docente.
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