Las leyes educativas de nuestro país llevan décadas oscilando con cada cambio de gobierno. Desgraciadamente ello no ha resuelto diferentes situaciones como el gigantesco fracaso escolar que casi duplica la media europea, la baja inversión en educación muy inferior a la media comunitaria y unas leyes educativas que defienden más los intereses ideológicos del Gobierno al cargo que la mejora y estabilidad de la enseñanza. Tras seis leyes educativas en treinta años, éstas y otras problemáticas, no se han solucionado.
Visto lo anterior, resulta imperioso un compromiso de Estado por la Educación que mejore y estabilice urgentemente nuestro Sistema Educativo. Para conseguirlo es imprescindible blindar un pacto entre el partido al Gobierno y el resto de grupos para su completo acatamiento. Así lo han consensuado la izquierda y la derecha en otros países europeos. Se hace necesario por tanto un Pacto de Estado por la Educación que garantice, gobierne quien gobierne, la estabilidad de la enseñanza nacional. Con tal objetivo los firmantes de este manifiesto vemos prioritario que este Pacto de Estado por la Educación contenga el siguiente decálogo de mínimos para una enseñanza y educación con garantías de éxito.
1. El objetivo de todo sistema educativo es formar personas cívicas, cultas y críticas mediante la transmisión de conocimientos veraces, lógicos y éticos. Todo para que devengan buenas personas, buenos profesionales y expertos en un máximo de habilidades. En conjunto, una buena educación debe preparar al individuo para tomar las mejores decisiones ante las cambiantes situaciones de la vida.
2. La educación y la enseñanza es un derecho universal para que los jóvenes aprendan conocimientos veraces sin prejuicios dogmáticos, políticos o históricos. La educación no es ni de izquierdas ni de derechas, es simplemente una necesidad social para brindar buenas oportunidades a cada nueva generación y así mejorar nuestra civilización bajo los valores, el respeto y el civismo. Es decir, la educación es una orientación bajo el aprendizaje de conocimientos objetivos y contrastables. No puede ser por tanto una manipulación ideológica del individuo. La verdad bajo la lógica y los hechos permite el pensamiento crítico acertado, mientras que los prejuicios bajo el sentido común adoctrinado conllevan a la mediocridad y a la confusión. Los primeros se aproximan abiertamente a muchas verdades mientras que los segundos sólo están convencidos de poseer la suya.
3. La educación persigue la adquisición de conocimientos, aptitudes y habilidades que sirvan y orienten al individuo con efectividad. Para ello hay que trazar un currículum fuerte, amplio y bien estructurado con la finalidad de evitar saltos bruscos entre las etapas educativas y concatenar progresivamente unos con otros el máximo de aprendizajes.
4. El Sistema Educativo y toda la sociedad deben respetar, valorar y dignificar la profesión docente bajo tres preceptos. Primero, que haya un mínimo de ingerencias en el trabajo de estos profesionales como sucede ante un diagnóstico médico, ante la reparación de un ordenador o ante la puesta a punto de un coche. Segundo, que los docentes posean el mayor tiempo posible para preparar sus clases, mejorar sus conocimientos y optimizar la didáctica de los mismos. Y tercero, una mejora sustancial de sus condiciones de trabajo para atraer a doctos y competentes especialistas en todos y cada uno de los ciclos formativos.
5. El Sistema Educativo no se puede confundir sólo con el Sistema Escolar ya que no son lo mismo. El Sistema Educativo se halla formado por el Sistema Escolar, el Familiar y el Administrativo mientras que el escolar sólo por los centros educativos. Desgraciadamente, y durante las tres últimas décadas, nuestras leyes educativas han tendido a confundir el sistema educativo con el escolar. El Pacto de Estado por la Educación debe ampararse en un marco legal donde el Sistema Educativo englobe el Sistema Escolar, el Familiar y el Administrativo como sí sucede en el tan aplaudido Sistema Educativo de Finlandia. Sin centros de enseñanza, familias y administración comprometidos y regulados por ley, acaban pivotando sobre el sistema escolar demasiadas funciones que diluyen la transmisión de conocimientos, habilidades y aptitudes.
6. La enseñanza y la educación eficaz son las que utilizan métodos probados, contrastados y demostrados universalmente. Por ahora no sabemos cómo aprende ni muestra lo aprendido nuestro cerebro, es decir, cómo codifica y descodifica la información. De saberlo quizás ya estaríamos a punto de conectar nuestras mentes con un USB y prescindir del caro Sistema Educativo. Así pues, y sin evidencias científicas que lo avalen, resulta falaz e insensato aplicar aquellas teorías que afirman saber cómo nuestro cerebro procesa el aprendizaje. Estas hipótesis no poseen ni datos científicos ni pruebas empíricas al respecto, y consecuentemente no pueden dictaminar cómo enseñar en las aulas. En definitiva, y en base a la experiencia probada y contrastada, hay que aplicar aquellos métodos que en un gran número de centros y en una amplia diversidad de alumnos, demuestren que reducen nuestro acuciante fracaso escolar y mejoran la educación. No debemos juzgar un sistema educativo por la altura de sus intenciones, sino por sus resultados.
7. La educación es un derecho, pero también un deber. Un derecho constitucional para cualquier ciudadano en su etapa formativa y un deber que incumbe a padres, docentes e instituciones.
8. La enseñanza y la educación son procesos asimétricos donde quién más sabe, enseña más que aprende, y quién menos sabe, aprende más que enseña. Por tanto, un buen cuerpo docente debe de estar formado por doctos maestros y profesores que dominen ampliamente su especialidad y la didáctica de la misma.
9. La educación se fundamenta en la lectura, comprensión y adquisición de una gran mayoría de conceptos escritos. Aunque los humanos no nacimos para leer, sí somos educables en ello. Además, y sin capacidad de comprensión lectora, jamás se entiende lo que se debe aprender. Por tanto en Infantil y Primaria los alumnos necesitan maestros con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales, más una didáctica excelsa para enseñarlos. Los alumnos deben acabar Primaria con destrezas probadas a nivel de lectura mecánica, comprensión lectora y redacción de los conceptos que han adquirido. Sin ese dominio un joven no puede ni entender, ni aprender, ni escribir lo que cree saber. Eso les lleva a menudo a la frustración, a la desmotivación y a dejar los estudios.
10. Médicos y científicos expertos deben detectar en Infantil aquellos alumnos cuyas deficiencias innatas o adquiridas les comporten un bajo rendimiento. Resulta fundamental que este diagnóstico y tratamientos se apliquen a la más temprana edad escolar. Sin terapias precoces, sin dedicación estudiantil y sin un buen sistema educativo, ningún estudiante se acercará a su potencial heredado ni podrá asimilar fácilmente lo que sus educadores le brindaron.