Se dice que
gracias al frío y a sus pocas horas de sol, los países nórdicos sacan mejores
resultados educativos que los sureños. Esta falacia es fácil de desmontar con
las valoraciones de PISA. En éstas se observa que Suecia y Noruega no distan
demasiado de España, y sin embargo Estonia y
Finlandia
aventajan a todas, nórdicas o no, con buenos resultados en ciencias. Cabe
añadir que Suecia sigue bajando estrepitosamente mientras Dinamarca, Noruega y
España se estancan bajo resultados similares.
También se
rumorea que una gran inversión en educación es el gran factor del éxito
académico nórdico pero esto tampoco se aguanta. El sistema educativo finlandés
ha logrado los mejores resultados en todos los informes PISA con menos
inversión educativa que sus vecinos nórdicos: Suecia, Noruega y Dinamarca. En
Estados Unidos, por ejemplo, han aumentado durante los últimos años un 80 por
ciento el presupuesto en enseñanza sin mejorar significativamente sus
resultados en PISA. Además la causa del
éxito finlandés no se detalla en este informe de la OCDE. Éstos estudios sólo
evalúan los niveles de los escolares y no sus causas. Para conocer estos
factores sólo basta leer el libro Gracias Finlandia de Xavier Melgarejo.
Este ensayo ofrece simple y humildemente las estrategias triunfantes de
Finlandia. Desde su honradez, humanidad y humildad, su autor, el doctor en
pedagogía Xavier Melgarejo, nos regala sus amplios conocimientos sobre un
sistema de enseñanza exitoso, el finlandés, un sistema que él mismo estudió y
se ganó a pulso sin ayuda institucional española alguna. Merecidamente, y a
finales de octubre de 2014, le fue otorgada la cruz de caballero de la Rosa
Blanca por parte del Gobierno de Finlandia. Para quien conozca al autor, éste
es, y por encima de todo, un espíritu bondadoso lleno de lucha, perseverancia y
amor, pero que no se engañe el lector ya que este pedagogo práctico exuda
crítica, sinceridad y acidez hacia la mediocridad institucional. Su lucha
contra el cáncer le ha reforzado el valor que ya sentía por algo que
continuamente se nos escapa de las manos, el tiempo. Si las cosas deben
resolverse y sabemos cómo, ¿a qué esperamos? Si el modelo finlandés resuelve el
fracaso escolar bajo la equidad y la eficiencia, ¿qué demonios hace nuestro
país con la igualdad, la libertad y la felicidad en sus objetivos educativos?
¡Si jamás los alcanza! Por tanto hay que abandonar los debates aceitosos y
pegajosos por fuera pero vacíos y teóricos por dentro por soluciones prácticas
y plenamente probadas, una Enseñanza Múltiple Contrastada a lo finlandés.
Finlandia
desarrolló su actual sistema educativo por los años sesenta cuando la URSS
amenazaba con invadirla. Eran tiempos en donde la Guerra Fría convertía a este
país en plataforma estratégica frente a los Estados Unidos. En la mente de los
finlandeses, y viendo el riesgo de ser digeridos por el gigante soviético,
creció la idea de crear un sistema educativo que preservara tanto su lengua,
cultura e identidad. Es más, planearon que la cultura finlandesa deviniera
indisoluble ante el maremoto ruso. Y así lograron uno de los mejores sistemas
educativos europeos. Es complejo detallar qué otorga exactamente el éxito a
esta estructura de enseñanza. En realidad es un laberinto de vigas que
triangula la solidez de todo un edificio. Las más fundamentales son las
siguientes: la didáctica que les indica como enseñar en el aula; las empresas
que exigen buenos profesionales; la ciencia que determina que prácticas
educativas funcionan o no; una sociedad que valora la solidaridad y el civismo;
un dominio excelso de un par de idiomas como mínimo; unos aspirantes a docentes
con las mejores notas de bachillerato; y finalmente, y lo más importante, unas
familias altamente comprometidas en la educación de sus zagales. Cabe matizar,
y para comprender todo en su conjunto, que la inmigración no finlandés -
parlante es muy baja.
Todo lo
anterior se estructura en dos pilares que reducen el fracaso escolar. El hecho
que los estudiantes no aprendan puede ser causado por dos causas: las
disfunciones genéticas que en Finlandia son diagnosticadas y tratadas en
infantil; y el entorno externo cuya solución reside en la educación bajo unos
buenos hábitos estudiantiles. Éste es el enfoque de este país y de este ensayo.
El camino finlandés resulta pues complejo pero eficaz. Por un lado se
diagnostica y trata cualquier limitación clínica del alumno ya en infantil o
primaria. Y por el otro se trabajan los hábitos de aprendizaje con maestros y
profesores doctos y altamente cualificados que enseñan a sus alumnos a devenir
buenos profesionales y cívicas personas. Para ello, y ya en primaria, se
imprime un dominio brutal y excelso de la comprensión lectora, base de todo
concepto a poseer en la mente y a plasmar en un escrito o exposición oral. En
todo ello la familia se siente la principal responsable de la educación de sus
hijos y no la escuela. Padres y madres se comprometen a atender a sus vástagos
bajo el esfuerzo en buenas rutinas de trabajo, descanso y juegos, más un hogar
tranquilo, ordenado y ejemplar que todo niño necesita. La administración local,
descentralizada del Estado, se encarga que todo escolar tenga las mismas
oportunidades bajo una misma ley que ya fue consensuada por conservadores y
progresistas hace décadas. Esta descentralización da mayor rapidez a la toma de
decisiones sobre alumnos y necesidades familiares que si la cosa pasara por un
Departamento de Enseñanza. De esta forma, centros educativos de titularidad
municipal, familias muy presentes en el hogar y administración local conocedora
del entorno, trabajan juntos configurando el sistema educativo nacional, algo
que jamás ha sucedido en la península ibérica. Por otro lado el sistema
finlandés parte desde su nivel más bajo, infantil, hasta llegar a la
universidad alcanzando una sociedad del conocimiento comprometida profundamente
con la educación. En resumen podríamos decir que el modelo educativo finlandés,
y las leyes que lo han hecho posible, inciden en tres ámbitos, el docente, el
familiar y el administrativo.
Los
docentes son doctos expertos con una nota media superior al 9 de bachillerato y
reválida, que además dominan su propia especialidad, la comprensión lectora y
la didáctica empática con sus alumnos. Las familias se sienten la parte más
importante en la educación de sus hijos dedicándoles tiempo, rutinas y amor. Y
finalmente la administración local asegura la equidad de los alumnos gracias a
un amparo legal consensuado políticamente, con poca burocracia y centros
educativos bien integrados en su población. Pero además los centros educativos
finlandeses, la inmensa mayoría de titularidad pública, se rigen de distinta
manera que los nuestros. Por un lado existen dos líneas de currículum, uno
nacional muy breve, y otro municipal extenso y adaptado a las necesidades
locales. Por otro lado las clases no superan los veinte estudiantes cuyo
horario está formado por sesiones que no llegan a los sesenta minutos. Éstas a
su vez se distribuyen intercaladas entre pequeños descansos que mejoran el
nivel de atención.
Al final
Melgarejo nos dice que todo esto se lo debemos a Finlandia, y así titula su
libro, Gracias Finlandia, pero realmente deberíamos decir, Gracias
Xavier.
Ahora que nuestra política mueva ficha y que el modelo educativo estatal no se
vea sólo bajo leyes que sólo afectan a una parte del sistema, los centros, sino
que se rija globalmente como en Finlandia. Por desgracia
nuestras LOGSE, LOCE, LOE, LEC y
LOMCE sólo legislan las escuelas y no lo demás, y ya llevamos de media una ley
cada cuatro años sin que disminuya nuestro fracaso escolar, es decir, cambiar
de ley cada cuatro años no mejora nuestro sistema ni escolar, ni educativo. En
fin, si Unamuno dijo aquello de, que inventen ellos, ya va siendo hora que
lo usemos. Gracias Finlandia y Gracias Xavier.
De todas
formas hay quienes dicen que con la crisis vigente no sería posible aplicar el
modelo finlandés por falta de recursos, que el principio de equidad saldría demasiado caro y que el Estado no podría
asumirlo. Es cierto que el modelo finlandés subvenciona a las familias
necesitadas para que cada alumno tenga las mismas oportunidades educativas.
Según el Banco Mundial, Finlandia pertenece al grupo de los países con mayor
igualdad de oportunidades entre sus alumnos ya que las ayudas estatales
permiten que la mayoría de niños y niñas finlandeses no vivan en la pobreza. De
esta manera sus familias pueden atenderles en rutinas, cariño y descansos. Eso
conlleva que el riesgo de chasco escolar disminuya y que, en gran parte, el
modelo finlandés logre los mejores resultados de los informes PISA. Por tanto estamos
hablando de bastante dinero en ayudas familiares, una divisa que quizás España
no posea. Pero si analizamos las cuentas estatales veremos que si hay dinero
para la equidad. Pongamos por ejemplo el año 2011. En marzo de éste supimos que
el déficit anual español equivalía al 8,51 por ciento del PIB nacional, es
decir, 91.000 millones de euros que se debían a bancos extranjeros, más del
doble de lo que dijo Rajoy un mes antes, unos 40.000 millones de euros. Algunos
políticos acusaron a las autonomías del déficit pero ello fue un engaño a tenor
de los datos publicados por el propio Estado. De los 91.000 millones que se
debían, 55.000 pertenecían a la administración central con sólo un 21 por
ciento del gasto estatal mientras que las autonomías asumían mucho más, un 35
por ciento, pero debían casi la mitad que el Estado, unos 32.000 millones.
Quedaba claro que quien debía más era el propio Estado aún ostentando un gasto
menor que todas las autonomías juntas. En fin, que era el Estado quien lastraba
la economía nacional y no la autonómica. Pero, ¿dónde pivotaba tanto gasto
estatal? Pues en defensa. La administración central se gastó gran parte de esos
55.000 millones en defensa militar en detrimento de partidas competencia de las
autonomías como eran sanidad, educación e investigación. No podía comprenderse
el gasto del Ministerio de Defensa en adquirir las armas más sofisticadas del
mundo como tanques Leopardo, cazas EF-2000 y fragatas F-100 mientras se
restaban profesores en los centros educativos. El gasto militar español subía
hasta los 30.000 millones de euros anuales, pero cabía sumarle otras partidas
que el Estado colocaba en otros ministerios como los costes de un avión de
combate anotado al Ministerio de Industria, y los gastos de mantenimiento de
las bases militares puestas en los costes del Ministerio de Obras Públicas.
Todo ello significaba unos 20.000 millones de euros al año a añadir a los
30.000 millones iniciales en defensa, un total 50.0000 millones que cubrían más
de la mitad del déficit del 2011 que todos los españoles estaban pagando.
Defensa resultaba pues el ministerio más costoso del Estado español adquiriendo
armas muy caras ante enemigos que no existían y con dinero que se recortaba a
sanidad, educación e investigación. Así pues, y con los números publicados por
el Estado, se podía decir claramente, el Gobierno español, que no autonómico,
primaba las armas a la educación, un dinero que hubiera permitido aplicar la
equidad del modelo educativo finlandés pero que el Estado lo destinaba a su seguridad
nacional. De todas formas no es oro todo lo que reluce y ningún presente es
para siempre. El modelo educativo de Finlandia denotó cierta caída poco antes
del 2016.
Durante los años sesenta el sistema educativo de Suecia era
uno de los mejores de Europa. El nivel de exigencia en contenidos desde
infantil y primaria estaban en la base de aquel éxito. En 1967, y con la
llegada de Olof Palme como ministro de educación, todo cambió. Él y su equipo
consideró que se enseñaban demasiadas cosas en los colegios y redujo el
currículum. Durante los cuarenta años posteriores el fracaso escolar se disparó
hasta volverse crónico. El ejemplo anterior parece que estaba detrás de los
resultados de Finlandia a partir del 2009. Entre ese año y el 2012 Finlandia
cayó 23 puntos en las pruebas PISA en sus disciplinas reina, matemáticas y
lengua. El gobierno finlandés atribuyó tal receso al aditivo de una corteza
arbórea en las leches de los biberones, algo que afectó cerebralmente a una
generación de estudiantes. Pero para el analista José Manuel Lacasa existía
otra explicación mucho más lógica y universal.
Lacasa demostró en 2010 que los países con currículos
rigurosos y homogéneos desde infantil, independientemente de la riqueza del
país, de los factores sociales, de la formación docente o de las pedagogías
aplicadas, obtenían mejores resultados en PISA que las naciones o regiones con
contenidos escolares menos estrictos y más dispares entre sus centros.
Casualmente Finlandia había debilitado su currículum en 2004 bajo la batuta de
muchos pedagogos, hasta había eliminado las reválidas estatales. Pero algunos
pedagogos finlandeses afirmaban que se estaban enseñando demasiadas cosas a los
escolares y que ello los alienaba. Para ello se alentó el trabajo en grupo
reduciendo los contenidos académicos y evaluando una serie de competencias y
habilidades. Estas eran el pensar, el cuidarse, la expresión oral, la
emprendimiento, la participación, la ICT y el multi alfabetismo. Además Finlandia había dejado que cada
centro adaptara el currículum a enseñar según sus propios criterios, su
espíritu innovador y sus evaluaciones internas pero sin ser críticos con su
bajada en PISA y sin exámenes externos estatales. En fin que el debilitamiento
del currículum finlandés provocó la disminución de la exigencia, el acomodo de
muchos alumnos y el consecuente descenso en conocimientos. Pero la autonomía de
centros establecida en Finlandia causó también que cada escuela creara su
propio currículum de contenidos apareciendo así centros educativos con dispares
velocidades de enseñanza. Cabe recordar que en este país se trabaja con dos
currículum, el estatal y el municipal. En conjunto, todo aquello explicaba la
caída en PISA de Finlandia y quizás el declive de su fama como modelo
educativo. Cabe preguntarse que hizo el gobierno para resolver esta situación.
Pues en 2014, y con las facultades de matemáticas quejándose del receso en
cálculo de los nuevos alumnos, el ministerio de educación dictaminó reducir
todavía más el currículum escolar, y sobretodo el científico. Por cierto en
Finlandia no existe la cuarta ciencia en los programas, la Geología, sino que
todo se incluye en una de humanidades, la Geografía.
Descrito lo anterior, y con el objetivo de mejorar en
PISA, el gobierno finlandés contrató a más pedagogos y debilitó aún más los
contenidos estatales. Durante las V Jornadas de Secundaria en noviembre de 2016
Lacasa lanzó un pronóstico en Barcelona, que Finlandia volvería a caer en los
próximos resultados PISA. El 6 de diciembre de 2016 se publicó el informe PISA
y la sorpresa fue decepcionante. En lectura menos cinco puntos, en matemáticas
menos diez y en ciencias menos once. Es decir, Lacasa acertó y su hipótesis que
debilitar el currículo traía consigo la caída de competencias y conocimientos
cogía cada vez más forma. Finlandia había caído más de treinta puntos en seis
años. Añadamos que Singapur, con un currículum elevado y homogéneo en todos sus
centros, ganaba de panadera a todos los países del mundo. Pero la sorpresa la
estaba dando un país modesto cuyo refuerzo en contenidos estaba dando su fruto.
Estonia ya llevaba años viendo aumentar sus resultados en PISA. Lo sorprendente
seguía siendo que, educativamente, se hablaba mucho más de Finlandia que de
este pequeño estado, más si ahora aventajaba con creces a unos fineses dormidos
en sus laureles. La caída de Finlandia en lectura, ciencias y matemáticas era
como el Rey desnudo. Los prejuicios vanagloriaban sus vestimentas
pero la observación delataba su falsedad. Hacía falta saber claramente qué
tenía Estonia que no tuviera Finlandia.
Cuando cayó el muro de Berlín y el antiguo imperio
soviético se desmoronó, Estonia pudo surgir con identidad propia. Fue entonces
cuando diseñó su propio sistema educativo plagiándolo de su vecino del norte,
Finlandia. Poco a poco fue mejorándolo hasta alcanzar a su maestro. Hoy en día,
y a nivel de las pruebas PISA, le supera.
En enero de 2017 vino a Barcelona Viivi Lokk, miembro del
Departamento de Educación de Tallinn, la capital de Estonia. De hecho fue
invitada por el Consell Escolar de Catalunya durante unas jornadas sobre
educación que se celebraban en el Cosmocaixa de Barcelona. Viivi explicó el
modelo educativo de Estonia pero en ningún momento detalló el aspecto
diferencial entre ellos y Finlandia, yo creo que por corrección. Así pues no
quedaba claro qué explicaba el descenso en PISA de Finlandia y la superioridad
de Estonia. De hecho el modelo educativo de éste estaba inspirado en el de
Finlandia con familias muy comprometidas en la educación, enseñanza lingüística
consolidada en primaria, ayudas económicas a familias sin recursos, base
didáctica con iguales principios, colegios de administración municipal,
exigente formación para ser maestro o profesor, formación pedagógica impartida
por docentes, directores de profesión evaluados frecuentemente, autonomía de
centros con docentes de alto nivel, detección y terapias en alumnos con
dificultades ya en infantil, evaluación de centros y docentes, baja inmigración
y bilingüismo en sus centros. Entonces, ¿cuál era la diferencia significativa?
Aparentemente ninguna ya que ambos modelos educativos eran casi clónicos.
Quizás la respuesta vendría luego durante el debate. Después de la conferencia
se abrió una tertulia a dos entre Lokk y el presidente de EFEA, Xavier
Chavarría. Allí nada se insinuó al respecto. Fue después, cuando pude mantener
una conversación personal con Viivi Lokk, que dilucidé el acertijo. Al
principio ella dijo que no veía diferencias significativas que explicaran las
divergencias en PISA entre Estonia y Finlandia, pero cuando le detallé las
teorías del analista José Manuel Lacasa asintió. De hecho añadió que otros en
Estonia pensaban de manera similar. Y ahí estaba la desigualdad entre ambos países,
en el nivel del currículum. Mientras que Finlandia llevaba años rebajando sus
contenidos, Estonia no lo hacía. Había más, el currículum estatal de Estonia
era común para todos sus centros sin rebajas ni excepciones. Cada centro tenía
autonomía para enseñarlo como quisiera pero en 3º, 6º y 9º había unas reválidas
estatales a superar en ciencias, matemáticas e idiomas, y cabe recordar que
Finlandia las suprimió en su última reforma. Resulta obvio que una enseñanza
con reválidas exige mucho a los centros y a sus alumnos. Ya la primera y
segunda reválidas garantizan que todos los alumnos estonianos dominen uno o dos
idiomas antes de secundaria, base mental para toda enseñanza conceptual. De
hecho el 25 por ciento de alumnos en Estonia son rusoparlantes, herencia de la
dictadura comunista hasta 1991. Estos son quienes, en las reválidas estatales
en estoniano, obtienen notas significativamente algo inferiores a los
estonohablantes. El lenguaje es la base del conocimiento, del pensamiento y del
raciocinio en la enseñanza.
En resumen, si Estonia ha superado Finlandia en PISA no lo ha hecho por
caprichos estadísticos sino por mantener un currículo común, homogéneo y
exigente para todos sus centros. Cabe recordar que el país con mejor puntuación
en PISA, Singapur, hace lo mismo. Esto no son interpretaciones, son hechos que
nos cuentan los números. Claro está que las matemáticas no son de dominio común
entre muchos de los expertos en educación. Quizás se ha odiado demasiado
a los profesores de aritmética.