APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS
Un aprendizaje basura para el
proletariado
Hablar de la educación por proyectos
es abrir la caja de Pandora entre los vientos pedagogistas y los aires tradicionales.
Un libro que resume bastante bien esta polémica es Aprendizaje Basado en
Proyectos de Olga García y Enrique Galindo. El trabajo resulta una auténtica apuesta
para una educación de calidad en la actualidad. Es más, todo político
interesado por una enseñanza con proyecciones de un futuro mejor, debería
leerlo y dejar de escuchar a muchos demagogos que, fuera del aula, predican
cómo deben enseñar los docentes. Así, y por desgracia, se han diseñado planes y
leyes educativas desde un despacho alejado del aula, pero cerca de un gran
número de fugitivos de la tiza. Este libro, fruto de muchos de años de investigaciones
y documentación contrastada, describe con todos sus adverbios el método que los
Estados Unidos extendió desde los años ochenta bajo una ideología neoliberal de
la educación, la educación por proyectos. Esta se
ha convertido en la base pedagógica de la mayoría de los países occidentales.
Las leyes educativas españolas son fruto de estas ideologías, incluso ya antes
de la LOGSE de los noventa. Al leer el libro de Olga García y Enrique Galindo se
explica de donde viene todo y del desvarío educativo que estamos sufriendo en nuestro
país.
El libro es una excelente crítica
argumentada de lo que realmente esconde la EBP y su educación por competencias.
En el texto queda claro que la educación por proyectos proviene de organismos
más económicos y políticos que no educativos, algo que se ha expandido en la
mayoría de los países occidentales neoliberales. Queda claro que el objetivo de
todo, y como argumentan sus autores, es que la escuela produzca perfiles
laborales flexibles y acordes con la demanda empresarial entre nuestros alumnos.
Es más, el libro demuestra como la LOMLOE reducirá todavía más los contenidos a
enseñar bajo la llamada educación por ámbitos y la suspensión de las
especialidades docentes, todo ello vinculado a la educación por proyectos y a
las ideologías de las grandes multinacionales. Para ello existe una intensa
propaganda que viste a la educación por proyectos de innovación, pero esta
hunde sus raíces ya en el siglo XVI para proseguir en diferentes metodologías
empresariales posteriores y no educativas. En ello los autores del libro han
realizado una auténtica excavación arqueológica exhumando multitud de informes
y documentos oficiales de la OCDE, universidades y entidades internacionales. El
compendio de todo ello es casi una tesis doctoral que llega a las siguientes
conclusiones. Primero, la aplicación de la educación por proyectos en niveles
universitarios y de manera auxiliar con alumnos con grandes conocimientos, ayuda
puntualmente a sus aprendizajes. Segundo, y en secundaria, no parece
concluyente que la EBP mejore el aprendizaje de nuestros alumnos con respecto a
la instrucción directa tradicional. Tercero, los pocos informes que hay sobre
la educación por proyectos concluyen que reducen el nivel de alfabetización de
los alumnos. Cuarta, cuando estos alumnos no poseen gran cantidad de
conocimientos estructurados, empeoran en sus aprendizajes, comprensión lectora y
expresión escrita. Y quinta y última, si no existen datos concluyentes que
indiquen que la educación por proyectos es mejor que la instrucción directa
tradicional, es una temeridad que la política nacional pretenda aplicar
universalmente la EBP en todos nuestros centros educativos, y a sabiendas que
esta metodología introduce criterios laborales y empresariales neoliberales
entre nuestros alumnos. Una ideología económica no debería formar parte de
nuestro sistema educativo. En resumen, la Instrucción Directa Tradicional, IDT
si quieren más modernidad, no ha pasado de moda, simplemente se opone a la
imposición de la Educación Basada en Proyectos que reduce hoy en día nuestros niveles
de alfabetización y conocimientos, es decir, castra el ascensor social y real
objetivo de la educación en favor de intereses económicos. Bienvenido sea este
libro para que la enseñanza no devenga cuatro pasos hacia delante y cinco hacia
atrás.