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sábado, 12 de abril de 2014

JESÚS HISTÓRICO 4: DONDE NACIÓ JESÚS

Sabemos por las amistades del Nazareno que todos ellos fueron de la provincia de Galilea, una región muy singular donde la mayoría de sus habitantes no hablaban la lengua judía ni el latín de sus invasores los romanos. Los galileos conversaban entre ellos en una lengua propia e independiente llamada arameo sin saber muchos el hebreo. Por eso durante las lecturas de las Escrituras hebreas en la sinagoga un traductor parafraseaba el texto en arameo. De hecho los galileos pronunciaban de forma totalmente distinta las palabras con respecto a sus hermanos hebreos. Tenían grandes dificultades para distinguir los sonidos guturales, un hecho que explicaba que llamaran a Jesús como Yeshú y no en su forma hebrea Yeshua. Pero olvidando estos asuntos lingüísticos, y volviendo al lugar del nacimiento, vemos que los evangelios de Lucas y Mateo asignan la localidad de Belén como lugar del parto. Este hecho coincidía con lo debía cumplirse en las profecías de Miqueas. Para muchos creyentes en el Mashíah, el ungido o Mesías, Belén debía ser el cubículo natal del enviado de Dios. Quizás por esa razón Mateo y Lucas, y para justificar que la sagrada familia anduviera unos 200 kilómetros desde donde realmente vivía, Galilea, hasta Belén, elaboraron esa coincidencia entre las profecías bíblicas y sus evangelios. Contaba Mateo que al ser Jesús un hijo no engendrado por José, éste optó por huir a escondidas con María. Ésta, preñada de meses, anduvo aquellos 200 kilómetros para salvar la virtud ante la ortodoxia judía. En aquellos tiempos, y bajo las costumbres judías, se firmaba la ketubá o acuerdo matrimonial. Tras el pacto, los nuevos esposos no iniciaban la convivencia marital, al menos así ocurría en las zonas rurales. Durante aquel tiempo de espera, y lejos de las ciudades como fue el caso de la familia de Jesús, el hombre preparaba el nuevo hogar. Pasado un año se celebraban las nupcias oficiales y la mujer era introducida en casa del marido. Por tanto, y según Mateo, María y José todavía no estaban casados, sólo comprometidos, algo que no encaja con la versión de Lucas. Éste, y quizás desconociendo la ketubá, dijo que el largo viaje de Galilea a Belén fue por el censo de César Augusto, un censo que no sucedió al nacer Jesús, entre el 8 y el 4 a. C.. Quizás Lucas hizo referencia al censo judío, y no romano, decretado por Herodes el 7 o el 6 a. C. De todas formas en un censo no era requerida la presencia de toda la familia, y ni mucho menos de la esposa, con el cabeza de familia bastaba. La versión de Lucas con una María a punto de dar a luz por un itinerario que duraba cuatro días de caminos angostos, montañosos y plagados de bandoleros parece, y bajo el principio de parsimonia, una elaboración evangélica para que las profecías de un Mesías nacido en Belén se cumplieran en Jesús. En este sentido añadamos que el propio Juan Pablo II en una audiencia destacó que no existía certeza que Jesús hubiera nacido en Belén. Lo más aceptado por mucho exegetas es que Jesús nació en la pequeña población galilea de Nazaret. En Marcos y Lucas se menciona que Jesús vivió y creció en esta aldea. Tal villorrio fue una diminuta población de agricultores y pastores donde se estima que vivieron entre 300 y 400 habitantes. El lugar era tan insignificante que no constaba en ningún escrito ni mapa romano hasta pasado el siglo II d. C. Flavio Josefo, historiador judío del siglo I, cita 45 pueblos en Galilea, pero no menciona Nazaret, y en el Talmud, que menciona 65 poblaciones, tampoco se registra Nazaret. Según las excavaciones arqueológicas realizadas Nazaret fue una efímera villa sin edificaciones importantes ni grandes obras públicas. A menudo los evangelios describen Nazaret como una villa de gran actividad e infraestructuras, algo elaborado bajo el desconocimiento geográfico de los evangelistas. Veremos más adelante que los cuatro evangelistas no fueron galileos, y que por tanto redactaron los hechos a oídas de tradiciones orales diversas y sin conocer apenas Israel. De hecho los evangelios se redactaron pasados muchos años después de la muerte del Nazareno. Todo ello explica que una vez querían tirar por un desfiladero a Jesús pero en Nazaret no existe ningún acantilado. También Lucas cita una importante sinagoga en Nazaret pero esta población era un nimio emplazamiento agrícola sin grandes construcciones en el siglo II. Añadamos a todo lo anterior que en el actual Nazaret no se han hallado ruinas más allá del siglo II a. C., a excepción de algunas prospecciones al este de la ciudad en donde se excavaron unas terrazas de cultivo, un lagar excavado y una torre redonda que podrían datar del siglo I. De todas formas no tenemos constancia de viviendas y calles en tiempos de Jesús. En definitiva, cuando nació el Nazareno parece que Nazaret no existía como aldea, algo que implicaría que quizás no fue éste el lugar natal y real de Jesús. Visto lo anterior, ¿cómo se explica entonces el gentilicio de Nazareno en Jesús? Si así lo llamaban, de Nazaret tuvo que ser (Mateo 2, 23). Hay dos explicaciones que nos niegan el gentilicio y nos avalan un apodo. La primera que Jesús hubiera hecho un voto a Yahvé y la segunda un apelativo de sus discípulos. La primera explicación nos dice que Jesús acogió el voto de nazireat (Ac 21, 23-26) y que se convirtió en nazireo, personajes que practicaban una consagración temporal o perpetua con Yahvé absteniéndose de beber alcohol y practicar el sexo entre otras promesas. La segunda hipótesis la hallamos en un curioso descubrimiento en los evangelios llamados secretos o apócrifos. En el tratado tercero del códice II de Nag Hammadi se conserva en versión copta el Evangelio de Felipe. En este se cuenta que los discípulos llamaban a Jesús el Nazareno sin darle a tal palabra significado gentilicio alguno, todo lo contrario, era un renombre, un apodo. Además en los textos en griego de Mateo 4, 13 y Lucas 4, 16 se usa el vocablo nazará al referirse a Jesús, vocablo que significaba verdad y que ambos evangelistas obtuvieron de fuentes anteriores. Si ahora sumamos que Yeshoshuá significa Yahvé salva, el salvador y nazará, verdadero, los discípulos llamaban a Jesús el verdadero salvador, el Mesías. Tanto la primera explicación, lo de Nazareno como voto, como la segunda, como un renombre entre sus discípulos, reflejan un apodo que acabó bautizando a todos sus seguidores de igual manera, natsorai en arameo y notsri en hebreo. ¿Qué podemos afirmar finalmente del origen geográfico de Jesús? Pues que suponemos que su infancia, y dadas sus principales amistades, transcurrió en algún pueblo de Galilea; que el lugar de su nacimiento no lo sabemos con certeza; y que lo de Nazareno fue probablemente un renombre que definió luego a los suyos.

jueves, 10 de abril de 2014

JESÚS HISTÓRICO 3: CUANDO NACIÓ JESÚS

La tradición dice que Jesús nació el 25 de diciembre del 1 d. C., pero esta computación fue producto más de una necesidad social que de un rigor histórico. Durante el Imperio Romano las fechas hacían referencia a la fundación de Roma, ab urbe condita, para abreviar, A.U.C. Sumido el imperio en una profunda oscuridad durante el siglo VI, y sin Roma como sede central, era menester crear otro calendario bajo la nueva perspectiva cristiana. Bajo el mandato de Papa Juan I fue cuando se creó este. El pontífice dio la orden a un humilde abad que estaba a sus órdenes. Dada la era cristiana en la cual se vivía, el nuevo calendario debía ajustarse al nacimiento de Cristo, pero primer problema, nadie sabía cuando lo hizo éste. Dionisius Exiguus, nuestro abad, bajo la presión papal y el encargo impuesto, se equivocó en la fecha y con ella eliminó hasta el cero del calendario. El primer error fue utilizar el calendario romano para calcular la fecha del nacimiento de Jesús. Nuestro monje asignó el primer día del año romano, el 1 de enero, al nuevo calendario. El año del parto lo estableció por aproximaciones varias hasta decretar que fue el 754 A.U.C., algo paradójico si, y según los evangelios, Jesús y Herodes fueron coetáneos. Este rey, Herodes el Grande, murió el 750 A.U.C., es decir el 4 a. C., cuatro años antes de nacer Jesús. O bien los evangelios erraron al juntar en la misma época a Jesús y Herodes, o el abad no se percató de aquella contradicción. El segundo error de Dionisius Exiguus fue probablemente asignar el uno de enero del año uno al día en que Jesús fue introducido en sociedad, su circuncisión, su Alianza con Dios, la berit. Este rito lo solía ejecutar el padre en señal de reconocer al hijo como suyo y de incorporarlo a la sociedad judía, a la Alianza con Yahvé. De hecho la circuncisión acabó llamándose berit, alianza. La costumbre judía era circuncidar al recién llegado ocho días después de nacer, por tanto restando esos días al 1 de enero del 754, se obtenía el 25 de diciembre del 753, la fecha del nacimiento de Jesús. Casualmente esta misma fecha correspondía al nacimiento de una diosa que la mayoría de los primeros cristianos veneraba paganamente, Mitra, y que la iglesia católica de aquellos tiempos deseaba integrar como práctica cristiana. Independientemente que se quisiera o no absorber el nacimiento de Mitra con el de Cristo, el 25 de diciembre se hallaba en contradicción con los textos evangélicos. Si los pastores que adoraron a Jesús durmieron al raso probablemente el Nazareno no nació en invierno. O los evangelios se confundieron o Dionisius no se dio cuenta de la nueva paradoja. Pero el tercer error de Dionisius fue la falta de aritmética. Nuestro abad decretó que en el mismo momento de nacer el Nazareno ya había pasado el año 1 d. C., es decir, no hubo año cero. Eso implicaba que entre el 753 y el 754 A.U.C. no transcurría un año, sino dos. Del 1 a. C. (753 A.U.C.) se pasaba directamente al 1 d. C. (754 A.U.C.) sin pasar por el cero. Cuando alguien nace posee 0 años y pasado un año cumple su primer aniversario. Jesús fue distinto ya que en el mismo momento de su nacimiento ya había transcurrido un año, aunque celebraría su primer aniversario en el 2 d. C. Aquel error supuso que todos los posteriores cambios de siglo o milenio fueran siempre un año más tarde. El siglo II empezó en el 101 y no en el 100, el segundo milenio no comenzó en el año 2000, lo hizo en el 2001. A pesar de todos los errores del calendario anterior, éste se fue extendiendo durante la edad media. Posteriormente al siglo VI d. C., y olvidado por completo el Imperio Romano, la costumbre cristiana de hacer referencia a los hechos históricos con el antes o el después del nacimiento de Jesús fue creciendo y se desestimó la antigua usanza de la fecha de la fundación de Roma, ab urbe condita, A.U.C. Todavía en el siglo XI el nuevo calendario no estaba del todo extendido por Europa. Por esta razón el cambio de milenio en el 1001 no revistió gran importancia, cosa que sí sucedió en el 2001. Cabe recordar aquí las profecías milenaristas de catástrofes y destrucciones que no sucedieron, algo que nos lleva a una conclusión, a ignorar a los milenaristas en el 3001. Descritos los errores de Dionisius, y las paradojas entre su calendario y los evangelios, sólo cabe una humilde conclusión, no sabemos cuando nació Jesús. En aquellas épocas sólo los notables practicaban el registro de sus onomásticas y el nazareno pertenecía a una familia muy modesta. Sin costumbre entre las clases humildes de celebrar aniversarios, y con un Jesús sin información de su pasado en los evangelios, nos hemos quedado a dos velas, y sin las de su cumpleaños, al no saber cuando nació.

miércoles, 9 de abril de 2014

JESÚS HISTÓRICO 2: MÉTODO DE ESTUDIO

¿Qué quería expandir Jesús que tanto enfadó a algunas clases sociales? ¿Una nueva religión? ¿Un cambio social radical? ¿Por qué asesinaron realmente a Jesús? ¿Por religión? ¿Por política? ¿Por error? ¿Quién sentenció realmente la ejecución del Nazareno? ¿Los romanos? ¿Herodes? ¿El Sanedrín? ¿Fue todo un complot para que Roma ordenara su muerte? ¿Un complot de la aristocracia judía? Leyendo los evangelios nos percatamos que existen demasiadas contradicciones para responder con claridad a las dudas anteriores. Hay que saltar a otro nivel, hay que comprender como fueron redactados los evangelios, y con ello, dar un giro a todos los hechos. Si a lo anterior sumamos otras informaciones sobre el contexto social del momento, más otros documentos actualmente disponibles, se llega a comprender como se expandió el cristianismo por el Imperio Romano y qué imagen se vio del Nazareno. En todo ello se pueden ofrecer algunas respuestas a las cuestiones iniciales. Pero el viaje de este libro no se apeará sólo en esta estación. La respuesta que se dará a las preguntas anteriores nos desvelará los fundamentos históricos de la fe cristiana. Si somos doctos con los evangelios, podremos aproximarnos a la historia de un personaje que unos creyeron el ungido de Dios, otros el Mesías galileo, y la mayoría el Cristo griego. Este ensayo invita a reflexionar sobre un doble asesinato que Jesús sufrió, una desaparición que conllevó un mártir y la fundación de una religión hoy presente en los cinco continentes: el cristianismo. En la bibliografía sobre Jesús existen a menudo dos tipos de libros. Por un lado aparecen los basados en la fe, exegetas o no, que intentan demostrar la existencia histórica de un Jesús mago, sobrenatural, hacedor de milagros, enviado por Dios y con una misión universal dirigida a todos los habitantes del planeta. Por otro lado surgen los poco, o nada, creyentes, que tras muchas elucubraciones y deducciones al más exagerado estilo CSI, caen en la ciencia-ficción sin jamás demostrar un Jesús hindú, gnóstico, templario, antroposófico, esotérico y hasta extraterrestre. En los primeros, los del Nazareno mago y hacedor de milagros, pesa más la fe que la razón, y en los segundos, más la ficción que la realidad. Los primeros siguen proclives a un Jesús de la fe divina, y los otros todo un Expediente X, un Alicia en el País de la Maravillas. En todo ello los inevitables prejuicios jalonan ambas literaturas, bien para mentirse a uno mismo, bien para mentir a los demás. La verdad es que resulta casi imposible no caer en un lado o en el otro. Este libro intenta mantenerse en la cuerda floja de la objetividad entre unos y otros; el lector juzgará al final. Para lograr tales equilibrismos lo primero que se estableció fue una correlación entre los principales hechos entre los evangelios canónicos a sabiendas que éstos no guardan cronología exacta ni ordenada de lo ocurrido. Para ver con claridad los posibles sucesos históricos se desestimaron las historias mágicas, ya que según muchos especialistas bíblicos, fueron elaboraciones y añadidos de los evangelistas. Por otro lado se optó por una lectura lo más científica posible, aunque los criterios de interpretación por la Pontificia Comisión Bíblica acordados en 1993 proponían que no se necesita el empleo de ningún método científico en la lectura de la Biblia. También se insistía en estos acuerdos que se debía vigilar de no conceder más atención a los aspectos económicos e institucionales que a las dimensiones personales y religiosas de los hechos manteniendo una sintonía y acogida positiva del mensaje de Jesús para aumentar la capacidad del experto bíblico en ver la realidad histórica. Nosotros en cambio hemos optado por el método científico que analiza los hechos, realidad pura, para luego aproximar la explicación más probable de los mismos. En ello se sigue el principio de parsimonia que ha permitido el desarrollo de todas las ciencias fundamentales, el progreso cognitivo humano y la mejora tecnológica del planeta. El principio de parsimonia, atribuido a Guillermo de Ockham, demuestra que la teoría que resulta más sencilla y lógica, pero que más misterios y preguntas responde, es la más cercana a los hechos reales. En una investigación criminal, o en un juicio, se aplica dicho principio para establecer inocentes, sospechosos y culpables. Así pues, para aplicar correctamente el principio de parsimonia se debe tener en cuenta todo el contexto histórico de los hechos y luego proponer la explicación más plausible. Utilizando las crónicas romanas, los manuscritos de otras procedencias y otros datos arqueológicos y antropológicos, se ha intentado evitar la literatura de los partidarios del Cristo mago y las narrativas de los defensores de un Jesús de ciencia-ficción. Así empezó este libro, de un lavado y de un orden de los hechos. Recorramos ahora la biografía de un hombre cuyo nombre pudo ser Jesús.

JESÚS HISTÓRICO 1: RESUMEN/ABSTRACT

JESÚS, CRÓNICA DE UN DOBLE ASESINATO (del Nazareno histórico a la unción del Cristo evangélico), son una serie de ensayos sobre la imagen que se tiene del Jesucristo actual. Del posible Jesús histórico al gentil Cristo evangélico hay dos percepciones que a veces no encajan al cien por cien. Hoy en día hay datos suficientes para delimitar como se construyeron ambas imágenes gracias, y en gran parte, a un apóstol que no conoció en vida al Nazareno. La visión que éste tuvo de Jesús tuvo gran influencia en las primeras comunidades cristianas en el Imperio Romano, un poder enemigo del Jesús judío y galileo. En este libro se intentan deshojar los argumentos que explican el doble asesinato cometido sobre el personaje de Yehosuà el Nazareno y su perfil más lógico // In the 21st Century there is a huge contrast between two images of Jesus Christ. One belongs to the Gospels, and the other to historical data. A paradox appears when we try to compare both visions. When examined in detail, we see that the majority of people believe that those images depicted in the Gospels are more believable than that of historical detail. However, when compared with previous studies, there is now enough data to ascertain that the image of Jesus Christ in the Gospels was created by those who never actually met him in reality. The perception of Christ depicted by a disciple led to the creation of The Gospels. These were a series of books written whilst the Roman Empire was still the enemy of Christians and Jews. As a result, the image of Jesus Christ would therefore be that of a limited or one-sided perception. This study try to show the contrast between the two visions, the first examining historical writings and the second being that of The Gospels. This examination will, in turn, attempt to explore the true history of Jesus Christ.

martes, 1 de abril de 2014

FRACASO ESCOLAR O FRAKSO POLITICO (END)

Amigos de los chavales Y llegamos a la última categoría, los educadores que se declaran amigos de los púberes, algo teóricamente muy loable pero que en la práctica trae más complicaciones que ventajas. El origen de la amistad parece algo innato en nuestra especie. Desde pequeños intentamos experimentar ese tipo de simbiosis de tal manera que nuestro egocentrismo se diluya en el altruismo de los demás y viceversa. En la amistad nos reconocemos como individuo ya que los humanos somos capaces de reconocer a otros humanos. De todas formas la camaradería reviste todo un corolario de peculiaridades que pertenecen más al ámbito adulto que al adolescente. Tres son las más importantes, el respeto, la estima y la reciprocidad. Esta definición difiere en poco de la establecida por Aristóteles hace más de 2400 años. Aristóteles hablaba de tres tipos de amistad, dos de ficticias y una de real. La primera era la falsa amistad por placer, ¿nos lo pasamos bien?, la segunda la de la conveniencia, ¿nos ayudamos?, y la tercera y verdadera la amistad basada en el respeto, la admiración y la confianza, algo que los adolescentes todavía no han aprendido de forma madura. La confianza, o simetría entre amigos, es lo que más separa a educadores de púberes. Existe simetría entre dos personas adultas ya que entre ellas pueden darse consejos con autonomía de acometerlos o no. Un consejo justo y argumentado es un regalo hacia el otro. Avisar de un posible error ayuda a ver lo que la subjetividad de uno no atina en soledad. Educando podemos dar consejos, pero tarde o temprano también daremos órdenes e impondremos límites que un amigo no estaría obligado a secundar. Así pues, es muy difícil que exista una amistad madura entre un educador y un escolar o entre los padres y sus hijos. Los adultos ostentan una experiencia que el estudiante todavía no ha adquirido. Asimismo los educadores pueden sancionar al aprendiz y no éste a sus mentores. Además, a los jóvenes les pesa todavía mucho el ego para practicar el sentido profundo de la palabra altruismo. Ellos sienten más el egocentrismo individual que la simbiosis de la reciprocidad humana. En fin, que los educadores amigos de críos padecen de un grave error. - Yo soy muy amiga de mi hija ¿sabe? A menudo sé ponerme en su piel y comprendo como se siente pobrecita. Sufre mucho por los estudios, ¿sabe? Así que sólo le doy mis mejores consejos y no la presiono, ella es mayor y ya sabrá lo que debe hacer ¿sabe? Y ya sabemos lo que ocurre, ¿saben? Pues que debemos ser formadores antes que amigos. La amistad es una palabra muy seria que se consolida más en la madurez que durante la infancia o la adolescencia. Pretender ser amigo de hijos y alumnos puede parecer muy moderno pero a padres y a profesores nos está vetado. Se insiste, un amigo escucha lo bueno y lo malo de otro amigo, pero no tiene potestad para castigar sus deslices. - El otro día, durante la victoria del Barça, rompimos los cristales del Burger King – le contaba un adolescente a otro. ¿Cree realmente que esta conversación la debería tener su hijo con los padres sin reprimenda alguna? Docentes y padres pueden punir las faltas de sus lechones, es más, deben hacerlo. Por otro lado, una amistad implica toda una serie de derechos pero también de obligaciones que a menudo los escolares no saben como cumplir. Ser amigo de nuestros hijos ya llegará cuando éstos hayan alcanzado su madurez personal. Antes puede resultar un juego demasiado peligroso donde el joven sólo desee reivindicar los derechos y eludir sus obligaciones. Como decía el psiquiatra Victor Frankl, un buen maestro no es sólo quien enseña a conocer, sino quien enseña a ser. Pero, ¿cómo podemos desenmascarar a los educadores amigos de sus hijos? Según los casos observados son progenitores protectores y compradores que a menudo discrepan en la pareja ya que siempre uno es muy amigo de su prole y el otro o no lo es, o no lo es tanto. El tiempo dedicado a sus hijos suele ser bajo ya que consideran al escolar como un adulto y le confían muchas decisiones. Ante los demás justifican los errores de sus lechones y la disciplina es mínima. Suelen darse muchos casos en matrimonios separados ya que la ausencia de consorte la sustituyen parcialmente con el trato de amistad hacia el hijo o hija. En cambio, no suelen ser padres excesivamente sufridores y ni mucho menos supereducadores. Bajo el influjo de todo lo anterior la prole es muy inconstante en el trabajo. De autoestima y orgullo andan sobrados por lo que son fuertes, extrovertidos, sociables y muy exigentes con sus educadores, sobretodo durante la adolescencia. La disciplina que no se aplicó durante la infancia estalla ahora con todas sus fuerzas y los padres se sienten imponentes ante la situación. Pero esto además acarrea otras lacras a estos púberes cuando llegan al tejido social adulto. Cada día acuden más pacientes con depresión a las consultas de los médicos y psicólogos. Hay quien dice que la enseñanza es la culpable y quizás tenga razón. Actualmente parece que la palabra disciplina signifique traumatizar a algunos alumnos y que por tanto nos estemos dirigiendo al otro plato de la balanza, hacia a la permisividad. Puede que una de las causas de ello sea el miedo a aquella pedagogía atávica y retrógrada del pasado franquista y republicano. En aquellos días la disciplina era extrema y el maestro un ogro, ahora en cambio si el docente es demasiado exigente puede ser acusado por unos padres de maltratar psicológicamente al hijo que defienden a ultranza. Es esperpéntico y exagerado el cambio de ideología que ha sufrido la educación durante los últimos cincuenta años. Ahora con las pedagogías teóricas nos hallamos en el otro polo, en el Sur. Durante los días 29 y 30 de noviembre de 2013, en el Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados de Cataluña, ASPEPC- SPS organizó en Barcelona las " II JORNADAS DE SECUNDARIA" sobre el principio de autoridad de los docentes. Durante éstas se impartieron cuatro conferencias a cargo de expertos de reconocido prestigio y renombre - Javier Valle, Xavier Massó, José Playà y Adolf Tobeña - , a los que se añadieron comunicados y mesas redondas a cargo de otros expertos. El alto número de asistentes, la riqueza del debate y la actitud participativa que hubo en todo momento comportó las siguientes conclusiones. Primero, desde el ámbito administrativo se necesitarían medidas legales que impulsaran la disciplina en el aula a nivel de medios, familia y centros educativos. El Principio de Autoridad Docente resulta imprescindible en la educación como una partitura lo es para la música. Sin este marco legal muchas de las iniciativas docentes quedan sin apoyo claro ante las agresiones que recibe este colectivo. En este sentido cabe destacar que a un policía, que ostenta el Principio de Autoridad, no se le exige que tenga carisma entre los ciudadanos cuando pone una multa, o el propio Estado cuando dictamina leyes cada vez más impopulares, no se le obliga a ser carismático en ello. En cambio al docente sí se le impone carisma cuando sanciona. Segundo, la voz docente debería oírse más en los medios. De hecho hablan más de educación pseudoexpertos, que poco o nada viven la realidad del aula, que no docentes en activo que sí la trabajan día a día. Esta asimetría en los medios conlleva que la autoridad docente no sea explicada con claridad a familias y sociedad. Es más, muchas de las cosas que los pseudoexpertos promueven resultan tóxicas y letales hacia el mundo educativo nacional ya que son teorías, aunque bien construidas, sin fundamentos, sin hechos y sin datos reales contrastados. Tercero, la idea de que los niños son buenos por naturaleza y que la educación les vuelve malos deviene totalmente errónea ante los estudios psiquiátricos publicados en prestigiosas revistas internacionales. Los niños muy pequeños se muestran egoístas y déspotas hacia sus compañeros de guardería. Pasados los meses, y con la intervención correctora de los educadores, el número de fechorías cae radicalmente. Los campos de la psiquiatría y de la psicología, y fueron palabras del doctor Tobeña, han establecido con datos contrastados y experimentos para todo el mundo que nuestra mente está adaptada al castigo y a los límites para corregir nuestros genes innatos que nos abocan a comportamientos agresivos, egoistas y contrarios al bien común. Sólo se puede ser feliz, buen ciudadano y profesional óptimo cuando valoramos las cosas logradas con límites, esfuerzo, castigos y premios merecidos. Cuarto, tanto los docentes autoritarios, que imponen, como los docentes con autoridad, que la inducen, resultan igualmente efectivos. Es más, el docente que alcanza la autoridad entre sus alumnos ha tenido que aplicar inicialmente unas dosis autoritarias que los escolares han percibido como límites de respeto y marco de aprendizaje. Decía Gilbert K. Chesterton que no puede existir la educación libre, porque si dejas a un niño libre nunca le educarás, es más, una sociedad sin castigo será una sociedad caótica. Y finalmente y por último, el docente que quiera hacerse valer entre sus alumnos debe mostrar seguridad en el control de la clase, evitar caer ante las provocaciones, poseer un amplio dominio de su disciplina, ser coherente con las normas que impone cumpliéndolas siempre que sea posible, hacerse referente entre sus escolares para que éstos acepten sus directrices y jamás ser colega de sus alumnos ya que los amigos no tienen potestad de sancionar como él sí debe. Por otro lado, el educador no debe convertirse en enemigo de sus alumnos ya que tiene la obligación de guiarlos y ayudarlos en su formación personal e intelectual. Estos rasgos aquí descritos deberían formar parte de la formación de los futuros docentes en nuestro país para salvaguardar la disciplina en las aulas. Por desgracia la LOMCE del ministro Wert considera esta, la disciplina, tabú al no mencionarla apenas. O en la propia LEC catalana se promulga que el camino básico hacia la disciplina es el docente carismático aunque cabe recordar que Charles Manson y Adolf Hitler fueron altamente carismáticos para volverse unos dictadores autoritarios aunque sin autoridad moral al final. La disciplina no se halla en un único factor, se halla en todos los anteriormente detallados. Si con más disciplina se educara a alumnos más autosuficientes, puede, y digo puede, evitaríamos que sufrieran de depresión en su futuro cuando la vida les diera el revés. Si esto fuera cierto las consultas de muchos psicólogos y psiquiatras perderían algunos clientes en los próximos años. En ese caso habría sido por una buena causa, la de más disciplina y menos Prozac. La falta de disciplina no sólo recae en las familias amigas de sus hijos, la sociedad también se ha vuelto permisiva y bajo el efecto dominó también los colegios. Visto de otro modo se podría decir que la sobreprotección de nuestros hijos está de moda. Sus detonantes, el tripartido sociedad-colegio-familia, no saben ponerse de acuerdo como tampoco lo haría Rajoy con la izquierda aberzale, uno en español y los otros en euskera difícilmente se entenderían. Ojalá el asunto educativo sólo fuera un problema de idiomas, con un simple intérprete bastaría para resolverlo. Los que más repiten Con todo el análisis anterior podemos definir el patrón educativo que más fracaso académico engendra. Fracasar en la ESO se da cuando los educadores dedican poco tiempo de calidad hacia sus hijos. Si a ello añadimos demasiada libertad de movimiento con la televisión, Internet, amistades o paseos fuera de casa se da con la guinda del asunto. Por tanto, la principal causa del fracaso escolar es el ausentismo familiar. Un escaso tiempo dedicado a ellos sin compartir juegos y deberes aumenta claramente el riesgo que éstos repitan curso o que no terminen la ESO con éxito. - Yo, señor Riduestre, no puedo pelearme a diario con mi hijo – aseguraba una madre -. Apenas lo veo unas pocas horas al día y prefiero verle feliz durante ese rato conmigo. Por eso le alquilo videojuegos cada noche. Ya se argumentó que esto halla una clara correlación con estudios neurobiológicos. El equipo del doctor Vincent J. Schmithorst del Hospital Infantil de Cincinnati describió la relación entre el desarrollo de la sustancia cerebral blanca, y responsable del aprendizaje humano, con el cociente intelectual de muchos niños. Repitamos aquí que en chavales desatendidos por sus familias su sustancia blanca era un 17 por ciento menor que la de los bien atendidos, y a menos mienelina menos capacidad de aprendizaje y más riesgo de fracaso escolar. Veamos ahora algunos ejemplos de padres que desatienden a sus hijos total o parcialmente. - Ya me dijeron un día que mi hijo sufría de hiperactividad, ¿sabe? Y aunque yo jamás le castigo durante el poco tiempo que estoy en casa, eso que haga campanas, falsifique mi firma en las notas y suspenda el curso, es algo previsible dada su hiperactividad, ¿cómo quiere que le diga que NO lo haga? Algunos se daban cuenta de su error pero no podían admitirlo externamente: - Mi Oriol sabe disimular muy bien sus fechorías, hasta me convence para que NO le castigue por las noches cuando llego a casa. Esto que usted me dice, que ha falsificado las firmas para que no hubiera entrevista entre ustedes y nosotros, la verdad, me cuesta creerlo. Yo esperaba esta conversación hacía meses. Y existían padres ausentes que iban más allá de la justificación, llegaban a la acusación: - Fueron ustedes, y no yo, quienes no le educaron bien. De hecho, y esto lo sé de buena tinta, lo han estado acosando durante todo el curso a pesar de todas mis llamadas desde el trabajo. Y no me nieguen eso, mi hijo, a mi, jamás me mentiría. Y todo lo anterior implicaba que este tipo de educadores estaban muy poco con sus hijos para revisarles los deberes, jugar con ellos y darles pautas. En fin, que la tarea educativa recaía más en el colegio que en la familia ante unos rapaces con un 17 % menos de sustancia cerebral blanca. A lo anterior solía sumarse la discrepancia educativa entre la pareja, una baja disciplina por parte de estos y el deseo de ser amigos de sus hijos, toda una guinda para el pastel del fracaso escolar. Sin límites ni rutinas impuestas todo era demasiado fácil y el escolar en nada valoraba lo que se le ofrecía, aprender. Un profesor me contaba lo que hacía con este tipo de alumnos, les ofrecía ser el referente paterno o materno que en casa no existía. En primero y segundo de la ESO jugaba con ellos a través de bromas y técnicas de clase, algo que en su casa no se les daba. En tercero y cuarto dejaba el juego y les escuchaba para dejar que los escolares se ganaran su favor personal si cumplían los pactos acordados. Si no los acometían el docente rompía el acuerdo y denegaba conversación o juego con ellos. Una reacción así lanzaba un mensaje subliminal al púber, el perder otra vez a su adulto, a sus padres ausentes. En la mayoría de casos los chavales intentaban recuperar de nuevo a su referente adulto. Otro ejemplo similar me lo contó otro profesor de tercero de ESO. Éste, mientras vigilaba a los expulsados, establecía el siguiente puente con los díscolos, les dejaba entrar con su portátil al Youtube para visualizar videos bajo la supervisión del susodicho educador. Con ello se hacía caso a los chavales, algo que en casa no ocurría, y por el otro, se les marcaba un pacto, silencio y tranquilidad a cambio de compartir esos momentos con ellos. Los chavales accedían y al final alcanzaron cotas de sinceridad muy elevadas. En fin, que todo humano necesita de la dedicación de otros humanos. De padres a profes, hagamos un trato Para zanjar este libro añadiremos algo crucial, algo que evitaría todas las estratagemas aquí contadas. Ya se sabe que es mejor prevenir que curar, y para prevenir alumnos díscolos, pasotas y fracasados sólo hay que evitarles una mala educación de raíz. Durante la más temprana infancia, y tanto en la familia como en el colegio, deben existir una serie de acciones que eviten el fracaso escolar, acciones de probado éxito y que ahora detallaremos. En diciembre de 2012 la OCDE volvió a ratificar que España ostentaba el récord de fracaso escolar en la Unión Europea, algo que ocurrió en plena polémica con la nueva ley de educación, la LOMCE del ministro Wert. Poco antes del informe de la OCDE se habían convocado en el Col·legi de Doctors i Llicenciats de Catalunya en Barcelona unas jornadas educativas que los medios de comunicación no atendieron. El viernes 30 de noviembre de ese año se celebraron las I Jornades de Secundària para debatir concretamente las causas y las soluciones del fracaso escolar nacional. Cuatro expertos de renombre como Inger Enkvist de la Universidad de Lund en Suecia y miembro del Consejo Sueco de Educación, Ricardo Moreno catedrático de Matemáticas y autor del libro El Panfleto Antipedagógico, Oriol Pi De Cabanyes antiguo docente y periodista de La Vanguardia y Gregori Luri catedrático de Filosofía y autor de L’Escola contra el Món, expusieron sus datos y resultados al respecto. Se añadieron a ellos más de cien docentes con experiencia probada que manifestaron sus acuerdos con los conferenciantes. El resumen de las jornadas fue enviado a los medios de comunicación, al Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y al resto de partidos políticos. ¿Que por qué actualmente nuestros estudiantes suspenden más? Pues simplemente porque estudian menos. ¿Cómo resolver entonces el fracaso escolar vigente? Primero hay que evitar los pedagogos y teóricos adoctrinados que alejados de las aulas redactaron una LOGSE, una LOCE, una LOE y ahora una LOMCE que hacen imposible el correcto desarrollo de la actividad docente en las aulas. En este sentido los cuatro expertos de aquellas jornadas respondieron lo mismo por separado. Todos ellos afirmaron con rotundidad que si hoy mismo se cerraran todas las facultades de pedagogía, el sistema educativo nacional no sufriría declive alguno, es más, mejoraría. Segundo, es muy importante que desde niños, tanto en casa como en la escuela, reine un ambiente de orden, silencio y concentración para facilitar la memorización y la comprensión de conceptos. Tercero, la existencia también desde muy pequeños de rutinas en clase y en casa en el trabajo, el estudio y el descanso. Cuarta, los alumnos necesitan ya en primaria maestros con excelentes conocimientos en su especialidad y con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales. Y quinta y última, mucho esfuerzo aprendido, enseñado y adquirido ya desde primaria. Un buen sistema educativo debe formar buenas personas, expertos profesionales y mentes críticas, en caso contrario estaremos derrochando mucho dinero en nuestros centros educativos, y hay que evitar el argumento que nuestro sistema educativo necesita más inversión ya que ésta no suele llegar a las aulas sino a quienes la han propuesto, la burocracia formada por teóricos de la educación. Cabe añadir que entre el 2000 y el 2010 el gasto en educación española aumentó en casi un 30 % sin ninguna mejora significativa de los resultados en los informes PISA. Aún así, y con los recortes aplicados en educación e investigación España no está apostando por el conocimiento. Es más, se invierte más en turismo que en educación. Por ejemplo el Gobierno Balear invierte tres veces menos que la media europea en educación dando prioridad al turismo, una monoeconomía que podría morir a corto plazo por falta de diversificación en otros sectores. Países como Dinamarca o Estados Unidos invierte un 8,7 % de su PIB en educación con índices de desempleo muy bajos y con una gran competitividad empresarial. Y otro dato, el 44 % de los doctores formados en Estados Unidos halla trabajo en el sector productivo mientras que en España la cosa no llega al 12 %. Es obvio que tanto docentes como progenitores educamos bajo muchos errores. La lista de perfiles defectuosos en un lado y en el otro ha sido muy larga. Profesores blandos, ignorantes y prepotentes han venido seguidos de padres protectores, justificadores y ausentes, todo un corolario de gazapos que nos dicen que simplemente no somos ni mejores ni peores, todos somos educadores. Ha quedado claro lo que uno como padre puede exigir a su centro para que éste alcance la excelencia, pero también lo que la familia debe o no debe hacer para educar en casa y fomentar esa excelsitud entre sus hijos. Es obvio que sin padres los maestros no tendrían trabajo, hacen falta hijos para llenar escuelas, pero sin buenos docentes no se enseñarían los conocimientos correctos que necesita nuestra sociedad, y aún menos se habrían recogido todas las estratagemas descritas en este libro. Un profeta dijo que la verdad nos hará libres, pero para alcanzarla hay que saber contrastar informaciones, evitar los engaños de quienes puedan manipularnos y finalmente tomar las decisiones correctas. Sólo si se ostenta una enseñanza de calidad se garantiza la libertad de criterio y de elección en nuestra democracia, en caso contrario ésta expirará.

viernes, 28 de marzo de 2014

FRACASO ESCOLAR O FRAKSO POLITICO (26)

Vidas separadas La maternidad parece más innata que adquirida, en cambio la paternidad se piensa más adquirida que heredada. Eso quizás influya en la diferencia de criterios educativos entre hombre y mujer. En el caso de los separados esto se exagera hasta límites muy nocivos para la formación de su prole. Lo cierto es que en las entrevistas entre familia y tutor quien más acude son siempre las madres, de un 60 hasta un 80 % de más. Todo ello es síntoma de dos cosas, la primera, y sea por las razones que sea, que la educación pesa más sobre las mujeres que sobre los maridos. Y la segunda, que en asuntos académicos existe una fuerte discrepancia entre los miembros de la pareja. Cuando la separación o el divorcio aparecen los síntomas anteriores se extreman. Separarse no significa desunirse en la educación de la prole, el proyecto aún sigue vivo. Por desgracia las separaciones propician y aumentan las discrepancias entre exmarido y exmujer, que no expadres. Si la prole pide algo a la madre al pensar que ella accederá, y ésta decide algo que pueda contradecir al padre, mal andaremos; si el padre, sin custodia de sus hijos, los malcría ese fin de semana que los tiene cada quince días, peor todavía; y si el uno con el otro utilizan los hijos como mástil para acusarse de lo que no fue su relación, nefasto. ¿La solución? Darse tiempo en decidir y mantener una frecuente comunicación pese lo que pese lo que no fue. - Mamá, papá me dijo que podía ir al concierto de Rijanha. - Bueno, luego hablaré con tu padre y ya decidiremos juntos. Ese frente unido dará mayor fuerza al proyecto educativo y al de pareja que no fue. Los hijos un día abandonarán del nido, y la pareja, separada o no, debería guardarse lo que en un día creyeron, el respeto y la complicidad. Todos nos equivocamos y en una separación todos tenemos parte de culpa y parte a perdonar, nuestro hijo depende de ello. Permítanme repetir una analogía en este asunto del frente unido. Los educadores deben ser una pared sin pinchos, un muro que si roza a su hijo no le apuñale pero sí le marque unos límites contundentes. Si en cualquier ocasión uno se equivoca con su hijo, no debe haber fisuras en la pareja. Es mejor apoyar un posible error del cónyuge que no hacerlo para luego discutir por ello ante el zagal. Si se discute se pierde la unidad conyugal y educativa, si se discute se le muestra al zagal por donde puede manipular a sus educadores. A menudo ocurre que al separarse uno hecha en falta el cariño matrimonial y revive la soledad. En muchas ocasiones, e inconscientemente, se decide proyectar todo ese amor ausente hacia la prole. Tal situación conlleva el riesgo de volverse un protector comprador. Deseando ser más amigos que padres de los hijos, se olvida que se es educador de los mismos. Ya dijimos que el amor no es una buena lente objetiva con los hijos, aunque sí que lo es para enseñar valores humanos y comprenderles. De todas formas regalar en exceso ese cariño adulto en detrimento de las obligaciones promueve la pérdida de límites, el aumento de la negligencia y el abuso de la sobreprotección. La falta de cohesión de criterios entre ambos miembros de la pareja da la puntilla al asunto y el lechón cada día se halla más acomodado y va escapando a nuestro objetivo, su educación. - Hablar con mi marido no me sirve de nada. Total, con el par de días que tiene a mi hijo cada dos semanas lo mima que da gusto. Que haga lo que quiera, yo en mi casa le doy a mi hijo todo aquello necesita. No pretendo que tenga obligación alguna con la separación tan reciente. Y el zagal se le acostumbra a tenerlo todo hecho como para que al llegar a la adolescencia le pidan que ponga la mesa, friegue los platos, estudie u ordene su habitación. Va a ser que no. Muchos progenitores separados suelen dejar un margen elevado de libertad a sus hijos, téngase en cuenta que ahora en lugar de dos educando, sólo es uno o una. Por otro lado, muchos llegan a ser protectores compradores y amigos de sus hijos. A veces suelen ser justificadores de los mismos con un bajo control sobre su entorno. - Profesor Riduestre, no puede ser lo que usted me cuenta, ¿cómo ha podido mi niña falsificar mi firma en todos los comunicados escolares? Pues practicando con lápiz y papel, todo para proseguir con lo que más sabe, evitar que los adultos que la educan se comuniquen. Los muchachos y muchachas de un perfil así suelen no ayudar en casa o piden constantemente cosas a cambio. Ante un no inicial por respuesta optan por la insistencia y al final hasta con el desafío. A menudo son inconstantes en los estudios, bastante orgullosos y con un elevado riesgo de repetir curso si no se les presiona o ayuda a superar sus frustraciones. Los podríamos definir como unos irresponsables irrespetuosos que van a la suya y cultivan un egocentrismo latente, algo muy parecido a los hijos de los protectores compradores. Agazapados al diagnóstico Saber que un hijo padece microcefalia, retraso mental, esquizofrenia, un CI por debajo de lo normal, problemas de lateralidad o una dislexia aguda no agrada a ningún padre y cuesta digerir la realidad, incluso no se acepta. Téngase en cuenta que este tipo de anomalías conllevan unos rendimientos académicos bajos o nulos y eso hace mella en cualquier familia. Por otro lado, la clase puede llegar a apartar al individuo anómalo y relegarlo de cualquier representatividad. Que los niños son crueles siempre se ha dicho, pero los adolescentes pueden ser peores. En la ESO el anómalo sigue siendo infantil mientras en el aula las feromonas se disparan viendo tangas o calzoncillos por detrás de los pantalones. En fin, que sin quererlo los compañeros van dejando al raro a un lado quedando éste inmerso en su niñez tardía. Recuerdo el caso de un chaval con microcefalia que durante primaria todos sus compañeros le acompañaban y ayudaban. Aquí padres y docentes dieron su do de pecho para que el resto del grupo fuera consciente de su deber solidario. La cosa cambió en secundaria cuando todos los chavales, menos el afectado, despertaron a la adolescencia. Este, sin ser rechazado por la clase, empezó a estar solo en patio, pasillos y pupitre. En estos casos extremos resulta aconsejable derivar al anómalo a un centro especial pero tal indicación resulta fatal para los padres. - Pero profesor Riduestre, si nuestro hijo se halla perfectamente adaptado al grupo – argumentaba la madre -. Un cambio de centro no lo entendería, sería incapaz de adaptarse. Mejor que lo pasen a segundo de ESO y que siga en este centro. Compréndanlo, mi marido y yo nos negamos a llevarlo a un centro especial. La soledad del pobre chaval continuó durante todo segundo. Antes de pasar a tercero de ESO los padres lo trasladaron a un centro especial. En el caso anterior los padres vivieron aferrados a un diagnóstico con la esperanza que su hijo llegara a ser normal dentro del grupo. En la mayoría de patologías leves como son dislexias, problemas de lateralidad y sorderas, la anomalía suele mejorarse con un diagnóstico prematuro, correcto y con un tratamiento inmediato y adecuado. De todas formas, no deben esperarse milagros ya que la medicina y las terapias no son garantía que el zagal llegue a ser un Einstein, sobretodo porque el padre de la relatividad suspendió algunos exámenes de física. Por desgracia, algunos progenitores hallan en la anomalía de su lechón un mástil justificador en donde aferrarse ante cualquier mal hábito de su hijo. Estos son los educadores que viven agazapados a un diagnóstico. - Usted ya sabe que nuestro hijo padece de hiperactividad – inquirieron unos padres a un tutor. - Sí, claro – respondió el docente. - Vemos que sus resultados académicos no mejoran. ¿Cómo piensan entonces atenderle para corregir su TDAH? Y como en otra ocasión ya mencionada, el problema no residía en el esfuerzo de los profesores, pesaba en la voluntad del alumno. La hiperactividad le servía de excusa para vivir en una total hipoactividad, es decir, que no pegaba ni golpe sin terminar jamás los deberes que el educador le preparaba exclusivamente. Es más, faltaba muy a menudo a clase. Al final hacía tantas campanas el púber que en clase lo apodaron el catedral. Eso sí, sus padres le justificaban todas las ausencias bajo excusas de lo más peculiares, ...el pasado viernes por la tarde mi hijo estuvo en casa de un amigo donde se quedó dormido y por eso no pudo asistir al colegio. Ya se demostró en un apartado anterior que ciertas situaciones con esfuerzo se superan, pero que si los padres las utilizan como estandarte justificador de su hijo jamás podrá éste escapar de la debilidad psicológica en la que se ha acomodado. En fin, cuando unos educadores hallan en una patología leve la excusa para justificar a su lechón, pasan inmediatamente a ser creyentes de un diagnóstico que incapacita aún más al chaval. Se vuelve a insistir que la atención influye más que la capacidad innata del individuo y que el estudio esforzado, que ya se comentó, crea chicos brillantes con gran independencia del genoma heredado. Los padres agazapados a un diagnóstico también se encarcelan a si mismos al no poder escapar de su creencia. De todas formas estos progenitores poseen grandes cualidades. Son padres que controlan y atienden a su hijo en todo lo necesario. Al recibir gran ayuda externa de especialistas no discrepan entre ellos y controlan en gran manera el entorno de su hijo. Sí que le justifican ante los demás siendo un poco protectores sufridores. De todas formas, y ante un escenario así, es harto normal que los chicos se vuelvan unos simpáticos caraduras. Su nivel de trabajo se vuelve muy inconstante y cuando traen los deberes hechos de casa se nota la ayuda externa en su ejecución. - Oriol, ¿por qué no estás dibujando? - Yo ya lo intento, pero es que en casa me sale mejor. Por otro lado, ni son zagales frágiles ni tampoco insistentes en sus caprichos. Sí que desarrollan cierta introversión y baja autoestima al sentirse distintos al grupo, algo que se hace patente con su bajo orgullo. Al final el riesgo que repitan curso es más que elevado, es seguro. Los supereducadores ¿Qué hay más allá del Polo Norte? Pues alguien anduvo mucho y lo averiguó, el Polo Sur. Ir más allá de lo establecido nos lleva muy lejos, nos puede transportar al otro extremo de lo buscado, a lo contrario. Las morales estrictas se hallan ligadas a convicciones religiosas, sociales, políticas o de otro estandarte. Una educación bajo ese influjo roza la perfección, tanto que puede que el mundo del adolescente pegue la vuelta, el Norte se nos vuelva Sur. La pubertad se caracteriza por cuestionar todo lo que los adultos impusieron. Cambiar las cosas e incluso dirigirse a los extremos suele suceder durante esta etapa de la vida. - No comprendemos sus desafíos – comentaba preocupada una madre ante el tutor de su hijo -, le hemos dedicado todo nuestro tiempo educándolo e inculcándole buenos valores. De pequeño siempre nos dijeron que parecía tan maduro que ahora nos sorprende su rebeldía. Y es que la adolescencia les hace huir de nosotros y de nuestros preceptos tan perfectos. Quizás la pubertad exista como una adaptación biológica para que se produzca el progreso cultural en nuestra especie, aunque dudo mucho que esto sirva de consuelo a quienes padecen púberes recalcitrantes por casa. Quizás haya que comprender que una moral demasiado estricta da unos frutos educativos relucientes y muy maduros, pero puede que la adolescencia y su giro de polos los eche a perder, es decir, que lo muy maduro se pudra. Cuando eso ocurre puede que estemos delante de unos supereducadores, padres muy controladores del entorno, amistades y actividades del retoño. Entre ellos no suelen discrepar ante el zagal ya que el frente está muy unido bajo una misma moral o creencia. Tampoco justifican a su prole ante los demás ni le ríen las gracias. En cuanto al tiempo con sus hijos compartiendo juegos, amor y disciplina es de alta calidad. Visto lo anterior, no suelen ser amigos de sus hijos pero sí sus fieles educadores. En fin, que son todo un ejemplo a seguir. Entonces, ¿cuál puede resultar el problema? Pues el excesivo aislamiento de lo externo. Un modelo de supereducadores que ilustra lo anterior lo protagonizan los padres que se niegan a escolarizar a sus hijos. Éstos suelen ser familias de buen nivel adquisitivo y cultural. Ellos mismos se responsabilizan de formar a sus chavales en ciencias, humanidades y valores humanos. Argumentan estos padres que la sociedad educa en la contradicción y esto hace mella en la formación de su prole. Si por ejemplo en clase se dice que fumar es perjudicial pero en la entrada del colegio ven a otros educadores inhalando nicotina se entra en la paradoja. Aunque tal argumentación parezca teóricamente razonable, en la práctica resulta un error. Poseemos un cerebro paleolítico, es decir, una mente que no ha cambiado demasiado durante los últimos 200.000 años. Pese a ello, ésta lleva millones de años adaptándose a lo que todos los primates superiores hacemos, vivir en sociedad. Lo más natural desde la aparición de nuestro ancestral encéfalo, que no estúpido, es que los muchachos y muchachas vivan en contacto los unos con los otros, que se socialicen y que las contradicciones sirvan para aprender a elegir. Las pedagogías radicales, como la escuela en casa, siempre acaban padeciendo de lo mismo, que la teoría llevada al extremo se vuelve inestable al crear un perfil humano con dificultades de sociabilidad. Un infante que siempre ha vivido entre los suyos, sufre un choque el día que se traslada al mundo de los otros. Pongamos el caso de un chaval de buena familia que jamás haya pisado un barrio obrero, ¿qué siente si de repente se le abandona allí? Pues incomodidad, miedo y hasta incluso superioridad por falta de humildad. La educación es como una ensalada mediterránea, debe llevar de todo. Los estudiantes deben acostumbrarse a un máximo de situaciones, algo que en caso de los supereducadores no sucede. Éstos, sin quererlo, han impulsado un adulto artificial y prematuro, alguien que ha desarrollado un ego muy fuerte pero sujeto a los preceptos inculcados y no a las experiencias externas. Cuando llegan a la pubertad, y curiosean el mundo que les rodea, son una bomba de relojería si caen en malas manos. Recuerdo el caso de un alumno ejemplar de segundo de ESO que trajo a un docente un librillo peculiar. En la tapa de color rojo brillaba en oro el título ¿Existe un Creador que se Interese por Nosotros? - Quería saber tu opinión sobre estos escritos, es un regalo – le comentó el muchacho al docente entregándole el libro. - Ya sé que en casa sois testigos, así que debo preguntarte, ¿es un regalo o un intento de evangelizarme? – preguntó el profesor al no ser practicante. - Un regalo. Quiero saber tu opinión. Y fue cierto, el adolescente empezaba a tener sus dudas sobre lo inculcado, comenzaba a buscar sus caminos. El docente le dio su opinión científica sin mezclar religión con empirismo y sació su curiosidad. Esta vez, supongo, la bomba de relojería cayó en buenas manos. Así pues, estos escolares maduros, aunque antes de hora, corren el riesgo de explotar si algo los desestabiliza al convencerles de otras alternativas que las impuestas por sus padres. En breve un nuevo capítulo de Rebelión en la Granja sucede en la República Independiente de su casa. De todas formas estos zagales son ejemplares en muchos aspectos, con una autoestima muy alta no exigen muchos caprichos a sus padres. Orgullosos, que no provocativos en principio, presentan un riesgo de repetir curso casi nulo, a no ser que su polo Norte se dirija al Sur. A nivel académico son de una constancia y perseverancia impresionantes, hasta de una inteligencia envidiable gracias al estudio esforzado aplicado. La verdad es que los supereducadores realizan prodigios con sus hijos gracias a una gran dedicación y a un buen ideario moral. A tenor de esto hay que admitir que la genética no siempre es la razón de la inteligencia. Ya se ha argumentado que los niños brillantes no nacen, se hacen, algo que choca con nuestra concepción determinista del tan de moda genoma humano. Ahora todo parece contenido en nuestros genes siendo la cultura quien amasa el barro de nuestras capacidades innatas. Cierto es que heredamos potenciales gracias a nuestros cromosomas y que bajo un buen influjo éstos llegan a fructificar como deben, pero la inteligencia de los hijos de los supereducadores, y según los últimos descubrimientos en neurobiología y sicología, surge claramente más del influjo familiar que no del genoma heredado, todo lo contrario de lo que creían los padres agazapados al diagnóstico. Ya dijimos que el estudio esforzado producía una mayor mielinización de las neuronas y que ello daba a los estudiantes mayores capacidades mentales. Con ello no se pretende ningunear el papel innato de las capacidades individuales, sólo se quiere recalcar la fuerza que posee una educación bien dirigida, la de los supereducadores.

L’ESTIU QUE COMENÇA de Sílvia Soler: Premi Ramon Llull

Novel·la elegant, acadèmica, correcta i comercial que ens parla de l’amor, l’amistat i la família sota un guió lligat, estructurat i equilibrat amb intel·ligència i creativitat. Tot i així el contingut resulta sovint previsible restant curiositat al lector normal. Sota un rerafons de tragèdia quasi grega, els personatges van patint els embats de la vida i de la mort. Inicialment queden un pèl superflus, no empàtics i poc creïbles. Els adolescents, per exemple, parlen com adults ja d’infants sense una evolució posterior, clara i lògica. A nivell formal l’obra esdevé molt acadèmica on cada paràgraf, i tal com marquen els cursos de narrativa, equival a un fet o un concepte. De fet, pots seguir i entendre tota l’obra sols amb els inicis d’aquests paràgrafs, on s’hi situa la informació primordial seguida dels detalls i els encenalls secundaris de la mateixa. El vocabulari és correcte, adient i sense grans flors ni girs lingüístics elaborats, tot i que la falta de bons sinònims, o metàfores creatives, obliga en molts moments a la repetició de paraules. No obstant, algunes descripcions i finals de paràgraf són originals i ben trobades. Potser li falta un eix vertebral clar que guiï l’obra de principi a fi lligant millor totes les subtrames de la narrativa. En fi, una història que acaba on comença passant per moltes trames que es trenen, una obra que no formarà part dels clàssics dels segle XXI (Barcelona, 28-03-2014).