Algunas pedagogías teóricas defienden que el nivel
socioeconómico de las familias es el culpable fundamental del fracaso académico,
es decir que los padres pobres tienen hijos zoquetes. Esta es una forma muy
común de escapismo entre algunos pedagogos. Si tal creencia fuera cierta las
familias humildes no deberían procurar tiempo de control, apoyo y calidad hacia
sus lechones ya que se hallarían predestinadas por su situación. Y es más, si
el nivel sociocultural de los progenitores fuera el factor determinante del
rendimiento académico, todos los hijos de una familia obtendrían resultados
parecidos, algo que no resulta así. Muchas familias pobres, humildes y
analfabetas han tenido siempre muy claro que sus zagales se labrarán un buen
porvenir si luchan y se esfuerzan en los estudios, de hecho muchos científicos
provienen de padres sin instrucción. Pero cabe añadir que si el nivel sociocultural
de los padres fuera un factor determinante en el éxito académico, según
defienden algunas pedagogías teóricas, ello no explicaría como bajo unos mismos
padres las hijas aventajan de media a los hijos varones; como los inmigrantes
orientales superan a los alumnos de la Unión Europea; y como Baviera, sin un
nivel sociocultural como el de la media alemana, consigue los mejores
resultados de su país. En fin, no existe un determinismo socioeconómico en el
revés académico. Sí que lo hay en el de hábitos cuando la familia desatiende a
sus hijos en rutinas, esfuerzo y cariño, algo que puede suceder
independientemente entre ricos y pobres. Es más, cuando los padres procuran
constancia, lucha y afecto, los estudiantes suelen llevar bien sus resultados
académicos. Así lo ratifican muchos estudios europeos. Para ello las familias
deben procurar un hogar silencioso, ordenado, limpio, tranquilo y con una
nevera llena que garantice una merienda a media tarde. Cabe añadir a lo
anterior una cena y un sueño regulares más unos padres, que sin gritos,
interactúen con sus hijos con frases que denoten interés y promuevan la
conversación familiar.
¿cómo te ha ido el día en el colegio?
¿qué tal con los compañeros de clase?
¿qué deberes tienes?
¿has resuelto aquel conflicto?
¿has terminado de estudiar lo de hoy?
...
Cuestiones que el chaval percibe como un afecto por parte
de sus padres. El perfil anterior suele salvar a muchos jóvenes del desarraigo
y de su pérdida como estudiantes.
Aún así, algunos pedagogos teóricos hablan de la
inmigración como causa fundamental del hundimiento escolar, algo falaz ya que
hay centros en donde inmigrantes y no inmigrantes han mejorado sus resultados
mientras que en otros todos han empeorado. El problema no es la mezcla de
etnias, el problema es colocar juntos estudiantes que no ostentan ni igual
nivel ni iguales intereses. Es más, ser aborigen del lugar no conlleva garantía
alguna de ser mejor que los recién llegados. El hecho es que en matemáticas,
los alumnos chinos suelen superar con creces a los occidentales tanto en Europa
como en Estados Unidos, véanse los informes PISA al respecto. Con todo, muchos
expertos de la trasnochada pedagogía teórica niegan los resultados PISA al ver
atacadas y hundidas sus teorías falaces. La estrategia es simple, si a uno no
le gustan los hechos los niega, pero no por ello desaparecen. Lo mismo hacen
los creacionistas, ahora llamados a si mismos del diseño inteligente,
ante la evolución biológica a pesar de hechos como los fósiles y la genética.
De igual manera los informes PISA han sido negados por multitud de pedagogos.
Uno de muy emblemático, y que no sabe deletrear ni escribir bien, Yaacov Hecht, lo
afirmó así el lunes 3 de febrero de 2014 en la contra de La Vanguardia, alguien
que asesora a gobiernos en educación.
Pero ante todo el alud de acusaciones sobre la familia como causa del
fracaso escolar existe un estudio científico que pocos difunden. Quizás sea
porqué ésta, la ciencia, resulta compleja y enemiga de los simplistas. Muchos
de ellos no saben, o no se atreven, a comprender los artículos científicos de
las publicaciones especializadas. Y cabe indicar aquí que tales revistas no son
el Muy Interesante o el Quo, sino artículos revisados, corregidos y finalmente
aceptados por expertos científicos en actas técnicas y muy serias. En trabajos
de esta índole se ha visto que el fiasco académico no es fundamentalmente por
falta de voluntad o por negligencia familiar sino por dos razones muy
elitistas, el conocimiento clínico y el dinero de sobras. De eso va el siguiente blog.
En las escuelas pobres el completo de la lección la dedicamos a disuadirles de criar como conejos.
ResponderEliminarTants fills com digui Déu, i tants ignorants com crea l'Església.
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